El campo de entrenamiento de la sana doctrina

[dropcap]D[/dropcap]urante más de una década, he estado reseñando libros de especial interés para los cristianos. Si bien la gran mayoría de los títulos que he revisado son obras sólidas basadas en principios bíblicos, soy mucho más conocido por las ocasionales reseñas de los libros realmente pésimos en el mundo cristiano. Lamentablemente, estos libros con la peor enseñanza suelen ser los libros con mejor venta. Escribir tales reseñas no me causa gusto. En parte eso se debe a que enfrentan bastante rechazo. Pero principalmente es porque escribirlas me resulta muy triste. Es triste observar la extendida ignorancia teológica de la iglesia que queda en evidencia en la popularidad de estos libros. Dado que los cristianos no están entrenados en la sana doctrina, aceptan entusiastas el error, el que a menudo les parece más satisfactorio que la verdad revelada de Dios. Hay muchas razones por las que la ignorancia invade la iglesia de hoy. Durante décadas, los cristianos se han enfocado en las necesidades más bien que en la verdad doctrinal. Nos hemos enfocado en sermones temáticos de aplicación inmediata en lugar de la exposición verso por verso que desata toda la verdad de toda la Palabra de Dios. Hemos dejado de catequizar a nuestros hijos para construir en ellos un fundamento sólido y sistemático para su fe. Hemos enfatizado el cristianismo como una relación con Dios a expensas del cristianismo como un cuerpo de verdad establecido. En muchas formas, nos hemos enfocado en los sentimientos más bien que en los hechos. Hemos intentado hacer el cristianismo aceptable haciéndolo simplista. Si bien la fe cristiana es mucho más que hechos, mucho más que doctrinas, nunca puede ser menos. El cristianismo depende de verdades que se enseñan en la Palabra de Dios y son recibidas por el pueblo de Dios. Cada cristiano es responsable de aprender sana doctrina, de ser entrenado en la verdad a fin de discernir el error. Los siguientes son tres medios que Dios ha provisto para que nos entrenemos en la sana doctrina. Entrénate tú mismo en la sana doctrina Cada cristiano es individualmente responsable de estudiar la sana doctrina y aprenderla por sí mismo. Pablo le dijo a Timoteo: «Si enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús, nutrido con las verdades de la fe y de la buena enseñanza que paso a paso has seguido» (1 Timoteo 4:6). Pablo quería que Timoteo supiera que este entrenamiento sería arduo: «Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15). Para conocer la sana doctrina, debemos conocer la Palabra de Dios, porque «toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17). Cada cristiano debe leer, estudiar y conocer la Biblia y la verdad que contiene. El Rey David es ejemplo de un amor apropiado por la Palabra de Dios cuando exclama: «¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día medito en ella» (Salmo 119:97). Día y noche él leía la Biblia, aprendía la Biblia, y la aplicaba a su vida. Cristiano, debes conocer la verdad de la fe cristiana. Y para conocer la verdad de la fe cristiana, debes conocer la Biblia. Debes sentarte a recibir la enseñanza de la Palabra de Dios cada semana en la iglesia local. Debes asegurar un hábito de alimentación regular y continua de la Biblia, leyendo la Palabra, meditando en la Palabra, y asegurándote de vivir en conformidad con ella. Hay innumerables recursos accesibles para que te ayuden en esto: libros, comentarios y páginas de internet que te ayudarán a entender, aceptar y aplicar mejor las verdades de la Palabra de Dios. Dedica tu vida a la búsqueda de la sana doctrina con un profundo compromiso con la Palabra de Dios. Entrena en la sana doctrina con tu familia Cada cristiano es responsable de conocer personalmente y adoptar la sana doctrina. Cada padre cristiano también es responsable de enseñar la sana doctrina dentro del hogar. Moisés mandó esto desde el comienzo mismo cuando dijo: «Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades» (Deuteronomio 6:6-9). Los padres tienen una seria responsabilidad dada por Dios de instruir a sus hijos en la Palabra. Esto involucra leerles la Biblia a sus hijos, pero también explicarla de formas apropiadas a su edad y aplicarla a situaciones específicas. Esto lo vemos bellamente ejemplificado en el joven Timoteo. Pablo elogió a la madre y la abuela de Timoteo por la forma en que habían criado al muchacho para que conociera, entendiera y atesorara la Palabra de Dios. Pablo pudo decir: «Pero tú permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús» (2 Timoteo 3:14-15). Timoteo tuvo el inestimable privilegio de que durante toda su vida le enseñaran la Palabra y la sana doctrina que contiene. Padres, ustedes tienen la solemne responsabilidad de instruir a sus hijos en la Palabra de Dios y su doctrina. Familiarícenlos con la Palabra, con la historia que contiene y los personajes que describe. Pero además asegúrense de familiarizarlos también con su patrón de sana doctrina. Aprovechen los diversos devocionales, credos y catecismos que los cristianos han creado para este preciso propósito. Instruyan a sus hijos para que también ellos conozcan la verdad. Entrena en la sana doctrina con tu iglesia Tal como los padres tienen la responsabilidad de enseñar sana doctrina en el hogar, los pastores tienen la responsabilidad de enseñar sana doctrina dentro de la iglesia. Cuando Pablo escribe a sus colegas Tito y Timoteo, les ruega que enseñen la sana doctrina, que la guarden fielmente, y aseguren su preservación confiándola a otros (Tito 2:2; 2 Timoteo 1:13, 2:2). El mismo Pablo enseñó sana doctrina instruyendo a los creyentes «públicamente y en las casas» (Hechos 20:20). En el ministerio público y privado, en grupos grandes y pequeños, Pablo enseñó activamente a la gente las verdades clave de la Biblia. El encargo más solemne de Pablo fue que Timoteo predicara cada una de las verdades de la Palabra: «En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar» (2 Timoteo 4:1-2). Pero no son solo los pastores quienes tienen la carga de capacitar en la sana doctrina. Cada miembro de la iglesia debe estar arraigado en la verdad. Pablo ordenó a todos los creyentes de Colosas: «Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría». Dios ha provisto a otros creyentes en la iglesia local para que nos amonesten en la sana doctrina y nos protejan de apartarnos de ella. Cuando Pablo les habló la palabra a los judíos de Berea, estos «recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba» (Hechos 17:11). Asimismo, todos los cristianos están llamados a examinar todas las cosas conforme a las Escrituras. Este es un noble llamado a ojos de Dios. Entrena en la sana doctrina de por vida El entrenarnos en la sana doctrina no puede suceder sin diligencia. Pero incluso cuando usamos todos los medios que Dios nos ha dado, el entrenamiento en la sana doctrina no puede suceder de la noche a la mañana. Requiere pequeñas inversiones diarias de mañanas de estudio privado, noches de adoración con la familia, y fidelidad semanal en la reunión con la iglesia. Con el tiempo, estas pequeñas semillas de entrenamiento producirán el fruto de justicia. Cristiano, comienza a entrenar en la sana doctrina hoy. Haz inversiones diarias de fidelidad en privado, con tu familia, y con tu iglesia. Entonces estarás «capacitado para toda buena obra», listo para retener la verdad inalterable de Dios y rechazar cualquier doctrina mortal.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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