Muchas veces cuando estoy en un lugar a solas ya sea en una habitación, una casa o en el auto hablándole a mi alma, inmersa en mis propios pensamientos, me pregunto “¿Dios, estás ahí? Recuerdo cuando les enseñaba a mis hijos las preguntas del catecismo de Westminster: ¿Dónde está Dios? Dios está en todas partes. Dios está en todo lugar, al mismo tiempo. A muchas personas no les gusta estar a solas, se sienten incómodos cuando hay silencio entre conversaciones. El silencio es bueno. Dios quiere oírnos, quiere que le hablemos. Y muchas veces buscando Su voluntad esperamos una respuesta rápida que no llega. No siempre el silencio del Señor es malo. Dios es Omnipresente, es decir, está presente en todo lugar y al mismo tiempo. Aun cuando tratemos de engañarnos y creer la falsedad de que cuando pecamos Dios no nos ve, o que cuando hay obras de Gracia en nuestras vidas no importa, la Biblia nos dice que hay una gran nube de testigos a nuestro alrededor, los ángeles anhelan y se maravillan de cómo se muestra el evangelio en nuestras vidas y los demonios nos acusan cuando pecamos. Lo cierto es que Dios está presente, Dios ve, Dios oye y está haciendo millones de cosas al mismo tiempo. Está gobernando Su universo, y está pendiente a los más pequeños detalles, ni una hoja cae al suelo sin Su voluntad, todos tus cabellos están contados. Y ese Rey de Reyes dice que está deleitándose en ti en Jesucristo, por su sacrificio perfecto y en su amor demostrado en la cruz, guardará silencio.
Cuando su silencio es por amor
“El Señor tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, callará de amor, aunque no necesita de palabras para demostrarte que te ama, con cantos de alegría te expresara la felicidad que le haces sentir, se regocijará por ti con cantos de júbilo” (Sof. 3:17). El Señor mora en ti por su Santo Espíritu y te dice mía eres tú, yo te redimí. Eres perdonada, amada, comprada, escogida, esa es tu identidad. ¿Le crees al Señor, aunque tu mente te diga lo contrario? “[La abundante generosidad de Dios] Silencio habrá delante de ti, y alabanza en Sion, oh Dios; y a ti se cumplirá el voto” (Sal. 65:1).
Cuando Dios calla por paciencia
El Señor es paciente, no quiere que nadie se pierda, Él quiere que todos se arrepientan. Pero suya es la venganza, Él pagará y no dará por inocente al culpable. Durante injusticias, abusos y maltratos, pareciera que Dios calla, pero Él traerá toda obra a juicio y dará a cada cual su merecido (Ecl. 12:14). “Oh Dios, no permanezcas en silencio; no calles, oh Dios, ni te quedes quieto” (Salmos 83:1). ¿Por qué a mí? Unas palabras sobre los padecimientos
Cuando creo que Dios calla porque he pecado
Muchas veces, cuando pecaba, tenía temor de acercarme a Dios porque pensaba que Él estaba enojado conmigo, no podía ver su sonrisa, al contrario, podía ver su rostro enojado. Y eso sucedía porque no conocía a nuestro Dios como grande en misericordia, lento para la ira, rápido en perdonar y compasivo. Cuando pecamos se hace una separación con el Padre, pero el perdón, el sacrificio de Cristo nos acercó y ya no hay más distancia entre el Padre y nosotros, si confesamos nuestro pecado él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Jn. 1:9). No debemos guiarnos en nuestros sentimientos, para determinar si Dios está feliz o contento conmigo, si me habla o no. Dios no es como nosotros en que si pecamos nos hará sentir una frialdad, una distancia, una indiferencia. Dios no es hombre. Debemos guiarnos por convicción. Las promesas que Él nos hace en Su Palabra deben ser suficientes para mantener y sostener nuestras dudas y preguntas ¿Dios, estás ahí? Debemos guiarnos por fe, de que Él es Real y ve lo que sufrimos, lo que luchamos, nos escucha y está presente en cada situación en que estemos sufriendo aun cuando nos estemos sintiendo solos. Pablo en un momento de su vida, escribió: Todos me han abandonado, pero Dios me fortalece. Siempre, siempre, siempre Dios está presente, aunque no lo sienta, aunque no escuche una voz. Muchas veces Dios está cubierto por una neblina o niebla densa que no nos deja percibirlo, pero, aunque Él Calla Dios nos habla de diferentes maneras: Dios nos habla por medio de Su Palabra. Dios nos habla por Su Providencia. Dios nos habla, guía, inspira, persuade por su Espíritu Santo. Dios nos habla usando a otras personas sabias, cuando pedimos ayuda o consejo. Dios usa a otros como instrumentos para guiarnos y bendecirnos.
Dios escoge a quienes revelarse
Oremos a Dios que se nos muestre que queremos conocerle y entenderle. “Mas Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios” (Mt. 26:63). Orar es hablar con Dios. Dios nos dice pide y yo te responderé, Él prometió que Su Palabra no faltaría en sus caminos. Muchas veces Dios calla o les habla en parábolas para que, en su corazón endurecido, no crean, El endurece el entendimiento de los incrédulos (Lc. 8:10). Debemos orar “abre mis ojos oh Cristo, Abre mis ojos, mis oídos, te pido…” “y Él dijo: A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de Dios, pero a los demás les hablo en parábolas, para que viendo, no vean; y oyendo, no entiendan” (Jn. 9:29). Muchas veces Dios nos pide callar y guardar silencio ante Él, Su presencia y contemplar las obras que Él está por hacer: “Entonces Moisés y los sacerdotes levitas hablaron a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel. Hoy te has convertido en pueblo del Señor tu Dios” (Deut. 27:9). “[ Dios, el único refugio] En Dios solamente espera en silencio mi alma; de Él viene mi salvación” (Salmos 62:1). “Guardemos silencio ante Jehová, esperemos en Él. Esperemos su voluntad” (Sal. 62:5). “Alma mía, espera en silencio solamente en Dios, pues de Él viene mi esperanza” (Sal 62:5).