He encontrado muchos pastores, en especial los jóvenes, luchando con esta pregunta. La presión por responder puede ser auto-impuesta, o forzada por aquellos en tu iglesia que se quejan de que tus sermones son muy largos. El problema está en que parece no haber un respuesta apropiada. La respuesta a esta pegunta depende en gran medida del tipo de pastor que eres, la calidad de tu predicación, y el tipo de congregación a la que sirves. A la luz de esto, aquí hay 3 principios que podrían ayudarte a responder esta pregunta en tu contexto particular. Un pastor debe determinar lo largo de su sermón…
Basado en dónde está tu iglesia, no donde crees que debe estar
Siempre debemos retar a nuestros amigos a crecer. Sin embargo, he escuchado de muchos pastores predicando sermones tan largos que saben que son abrumadores para la mayoría de su congregación. La razón: empujar a que su congregación sea capaz de escuchar la Palabra de Dios la cantidad de tiempo que el pastor cree que deben de escuchar. Empuja a tu congregación a crecer, pero no a expensas de exasperarlos tratando de que hagan algo que no quieren. Dios debe hacer ese trabajo. Predica fielmente, pero conoce dónde están. Deja que Dios los madure, al punto de que tu predicación cause que quieran más de ella.
Basado en cuán bueno y sazonado eres como predicador
Me temo que muchos de nosotros amamos leer que los Puritanos predicaban 1-2 horas y pensamos “Oye, quiero ser como los puritanos”. El problema de muchos hombres que quieren dedicar una hora a la predicación, es que no son demasiado buenos o sazonados para predicar una hora… todavía. Me doy cuenta que estamos pisando aguas subjetivas. El punto aquí es la necesidad de evaluar con honestidad que tan sazonado eres como predicador. Si estas en tus primeros años pastoreando una iglesia, tus sermones probablemente deberían ser más cortos, resumidos y simples de lo que piensas o quieres. Si no eres capaz de evaluar con honestidad tu don de predicador, y dejar que otros hablen de a vida para evaluarlos contigo, creo que tendrás dificultades para determinar cuán largos deben ser tus sermones y que sean más útiles para tu congregación.
Cuando deja a su congregación con ganas de más, no de menos
Todo predicador ha estado ahí. Podemos sentir que estamos perdiendo a nuestra gente y todavía alargamos 10 minutos más en el sermón. Queremos estar seguros de dar el tiempo adecuado a la predicación de la Palabra de Dios, pero este principio de dejarlos anhelando un poco más es un buen objetivo a perseguir. Prefiero dejar a mi congregación con ganas de un poco más, que exasperarlos por extenderme mucho. No desestimes el desanimo que viene de alguien que honestamente deseaba un vaso lleno de agua en vez de una manguera de bomberos debajo de su garganta. Recuerda, estos son solo principios. No los sobre-analices. Solo tómalos y aplícalos en tu contexto con tu nivel de experiencia en la predicación. Por último, recuerda que eres el pastor de esas personas a quienes estas predicando. Piensa como pastor mientras determinas la longitud de tus sermones. Anímalos a crecer. Nútrelos en dónde están. Luego, confía en que Dios va usar Su Palabra y tu esfuerzo por encontrar ese balance que todo pastor debe buscar.