Cuál es el propósito del bautismo

Somos justificados por la fe, no por el bautismo. Y aún, aquellos que son justificados por la fe, son llamados a proclamar su salvación al ser bautizados.
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Hay pocas dudas de que la Biblia ordena que los cristianos se bauticen. Sin embargo, exactamente quién debe ser bautizado y en qué circunstancias es una cuestión no poco debatida. Mientras progresamos a través de esta serie acerca de las cosas que, como cristianos, tomamos por sentado. Necesitamos preguntarnos: ¿cuál es el propósito del bautismo? Es importante notar que, hasta este punto en la serie, hemos tratado temas sobre los que existe un acuerdo sustancial entre la mayoría de los protestantes. Sin embargo, al tratar temas como el bautismo, la Cena del Señor y el día del Señor, llegamos a puntos sobre los que hay un desacuerdo significativo entre los protestantes. Sin embargo, es fundamental comprender que se trata de cuestiones de segundo orden. Aunque crean divisiones entre las denominaciones y las congregaciones locales, los que no están de acuerdo en estas cuestiones pueden seguir reconociéndose mutuamente como verdaderos creyentes en Jesucristo. Mi acercamiento es como un bautista que trata de ser coherente con mis convicciones y al mismo tiempo comprensivo con los que tienen otras perspectivas.

Tres puntos de vista sobre el bautismo

Entre los que profesan fe en Jesucristo, hay tres puntos de vista importantes sobre el bautismo que considero no bíblicas. El bautismo como medio de salvación. Este punto de vista también se llama «regeneración bautismal», y es la creencia (sostenida de varias formas por diferentes denominaciones) que el bautismo es el medio o un medio de salvación. Los católicos romanos son los más acérrimos practicantes de él, como su catecismo lo dice: «El Santo Bautismo es la base de toda la vida cristiana, la puerta de entrada a la vida en el Espíritu… y la puerta que da acceso a los demás sacramentos. A través del Bautismo somos libres de pecado y nacemos de nuevo como hijos de Dios; nos convertimos en miembros de Cristo, incorporados a la Iglesia y partícipes de su misión: ‘el Bautismo es el sacramento de la regeneración por el agua en la Palabra’. Este sacramento se llama también ‘el lavado de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo’, porque significa y realiza realmente el nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual nadie ‘puede entrar en el reino de Dios'». Por esta convicción, los católicos niegan la justificación a través de solo la gracia y a través de solo la fe. Los luteranos también sostienen una variante de la regeneración bautismal, aunque afirman que no contradice su visión de la justificación sólo por la gracia mediante la fe. El profesor luterano Robert Kolb escribe, “el Bautismo cumple lo que Dios prometió a su pueblo del Antiguo Testamento. Da la salvación, es decir, la nueva vida en Cristo, a aquellos ‘que han sido elegidos según la presciencia de Dios Padre”.  Aunque el bautismo “salva”, de acuerdo con la teología luterana, “el bautismo es una acción de Dios, una obra de Su Palabra”. En resumen, Kolb escribe, “el bautismo salva. No lo hace con mera agua o como causa de la salvación, que reside en la encarnación, muerte y resurrección de Cristo. El bautismo salva como un instrumento que Dios ha utilizado desde la creación del universo, es decir, Su Palabra». El bautismo como innecesario o irrelevante. En el lado opuesto, los que rechazan la regeneración bautismal, algunas veces son tentados a dar muy poca importancia a la ordenanza. Porque están convencidos que el bautismo no puede causar salvación o añadir a ella, lo consideran innecesaria para los nuevos creyentes en Jesús. Aunque no hay un individuo cristiano o denominación que afirme realmente sostener esta perspectiva, aquellos que fallan en enseñar a los nuevos creyentes a ser bautizados, tácitamente, la sostienen. El bautismo como entrada al pueblo del pacto. Este punto de vista es sostenido por presbiterianos y otras denominaciones reformadas que practican el bautismo de infantes. Richard L. Pratt Jr. describe esta perspectiva de esta manera: «La teología reformada considera el bautismo como un misterioso encuentro con Dios que tiene lugar a través de un rito, que incluye elementos físicos y una ceremonia especial. A través de este encuentro, Dios en Su gracia distribuye bendiciones a aquellos que participan por la fe y también juicio a aquellos que participan sin fe”. Ellos sostienen que el bautismo es eficaz, más que solamente simbólico. «En el punto de vista reformado, el bautismo es eficaz; la gracia divina es ‘realmente… conferida por el Espíritu Santo’, a través del bautismo. Aun así… este otorgamiento es misterioso porque es ordenado enteramente por el consejo eterno libremente determinado de Dios».  Ellos creen que el bautismo es para la Iglesia, lo que la circuncisión es para Israel. Así, el bautismo, al igual que la circuncisión, sirve para entrar en la comunidad de pacto, pero los que están en la comunidad de pacto deben expresar su fe en Dios y arrepentimiento, así como Dios pidió a su pueblo que circuncidara sus corazones. Creyendo que la promesa del nuevo pacto se aplica a las familias, al igual que a Israel, ellos bautizan a los niños. Sinclair Ferguson explica: «Los hijos de los creyentes reciben la misma promesa que sus padres y por lo tanto deben ser bautizados».

Evaluación

El punto de vista católico romano de la regeneración bautismal debe ser rechazada de forma rotunda. Enseña que la salvación de Dios y la gracia son conferidos mediante el bautismo, para que “a través del bautismo somos libres de pecado y renacemos como hijos de Dios”. Esto es un rechazo al énfasis del Nuevo Testamento que, “si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9); y “Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe. Y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”, (Efesios 2:8-9). La perspectiva luterana también carece de apoyo bíblico. Quienes apoyan esta perspectiva afirman que, es la Palabra de Dios, que actúa en el bautismo, la cual salva, pero los infantes no pueden oír ni recibir la Palabra proclamada. Thomas J. Nettles dice, «No podemos señalar ningún caso de salvación aparte de la palabra escuchada. … Los pasajes que tratan de la soberanía divina en la salvación vinculan la salvación prevista a la Palabra, leída o escuchada, y abrazada a propósito». También debemos rechazar la perspectiva de que el bautismo es innecesario o irrelevante. Aunque el acto del bautismo no nos salva de nuestros pecados, es aún necesario y mandatorio por Dios. Nettle insiste, “El Bautismo no es opcional. Su significado como testimonio de la salvación en el nombre de Jesús, y el mandato dado por el propio Señor, lo convirtieron en el acompañante natural y más precisamente expresivo de la fe salvadora. Por lo tanto, uno no puede ser recibido como miembro de la iglesia sin este tipo de bautismo”. Finalmente, el punto de vista de que el bautismo es una entrada al pueblo del pacto, también queda corto, de acuerdo a mi evaluación. ¡Y lo digo reconociendo a los muchos amigos y familiares piadosos que lo sostienen! Creo que establece un paralelismo demasiado estricto entre la circuncisión del Antiguo Testamento y el bautismo del Nuevo Testamento. Como Bruce A. Ware lo explica, “El paralelismo entre la circuncisión y el bautismo en el nuevo pacto no es entre la circuncisión física y el bautismo de infantes; más bien el paralelismo es entre la circuncisión espiritual del corazón y el bautismo, lo que significa la regeneración, fe y unión con Cristo”. Incluso el bautismo de infantes puede dar una falsa seguridad y añadir confusión sobre quién es un miembro de la familia de Dios”. Como lo dice Ware: Si el bautismo bien entendido significa la realidad y no meramente la promesa de la unión con Cristo a través de la fe, entonces la práctica del bautismo de infantes comunica algo profundamente defectuoso. Puesto que por naturaleza los infantes no pueden haber llegado a entender o abrazar la realidad de su propio pecado, o de la obra redentora de gracia hecha en Cristo, o la necesidad de la fe aparte de las obras para recibir el don gratuito de Dios de la vida eterna… simplemente no pueden ser aquellos para quienes la realidad de la unión con Cristo es verdadera. El bautismo, que significa la realidad de dicha unión con Cristo, sólo debe realizarse –verdaderamente, solo debe realizarse- en aquellos que han reconocido personalmente su propio pecado y han confesado su fe personal en Cristo como Salvador y Señor.

Lo que dice la biblia acerca del bautismo

Como un bautista reformado, estoy convencido que el bautismo es un símbolo de la obra salvífica de Cristo por la persona que está siendo bautizada. Nettles ofrece esta útil definición: “El bautismo es la inmersión en agua de un creyente en Jesucristo que se lleva a cabo una vez como el ingreso de dicho creyente a una comunidad de creyentes, la Iglesia”. El apoyo más fuerte para este punto de vista es una lectura sencilla de los pasajes narrativos de la Escritura. Cada relato del bautismo en las Escrituras se aplica a alguien que ha escuchado el mensaje del evangelio y ha profesado la fe antes de ser bautizado. Como señala Nettles, «los únicos que reciben el bautismo son los que oyen el evangelio y creen. No podemos señalar a ninguna persona que, cuando recibió el bautismo, no estuviera completamente instruida en el material evangélico acerca de la vida, muerte y resurrección de Cristo». Como el bautismo sigue a la regeneración y a la fe, es un símbolo de lo que Cristo ya ha hecho en la vida del creyente. Ware dice, “la señal del bautismo aparece en toda la evidencia que el Nuevo Testamento nos brinda, está diseñado por Dios como una señal de la realidad de la unión con Cristo por fe, que se experimenta en la vida de quien ha creído solamente en Cristo para salvación”. Somos justificados por la fe, no por el bautismo. Y aún, aquellos que son justificados por la fe, son llamados a proclamar su salvación al ser bautizados. En el bautismo obedecemos la gran y final comisión dada por nuestro Señor: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”, (Mateo 28:19-20). Este artículo fue preparado con la ayuda de Joey Schwartz.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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