¿Cómo Comienzo Un Ministerio Musical Desde Cero?

Muchas veces esperamos cosas de personas que tienen el potencial para hacerlo pero no la preparación.
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En mi experiencia a través de los años he podido ver a muchas iglesias y pastores que se rompen la cabeza pensando o planificando cómo iniciar un ministerio musical que sirva durante las reuniones siendo de bendición y edificación en los tiempos de canto congregacional cada semana. En más de 15 años sirviendo en la formación y desarrollo de ministerios de alabanza no he conocido un libro o manual que hable sobre la formación de un ministerio de música en la iglesia local en términos prácticos. Es mi esperanza que estos pensamientos puedan ayudar a evaluar el trabajo que estamos realizando en nuestras iglesias locales. El ministerio de música en la iglesia local vuela sobre dos grandes alas: el ala teológica –espiritual– y el ala técnica –musical. Ahora bien, al hablar de los elementos que componen un ministerio de alabanza, equipo de música o departamento de música (como quieras llamarle) hay algunos consejos que pueden traer luz en el desarrollo y formación del mismo.

1- Provee una visión clara del ministerio

Si deseas formar un equipo de creyentes que apoyen a la iglesia en el área de la música es indispensable proveer una visión o convicción clara a la hora de establecer ese ministerio dentro de la congregación. Esa visión viene como el resultado del conocimiento, estudio y aplicación de la Palabra de Dios, y al mismo tiempo también va acompañado de una vida de intimidad constante con el Señor (Sal. 25:14). Esa visión debe ser realista y alcanzable sin importar el contexto social o cultural en que te toque servir. Como leí en algún lugar: “Visión sin organización es ilusión, organización sin visión es frustración”. Permíteme explicarte con una ilustración: En una ocasión me tocó ayudar durante unos meses a una iglesia que tenía varios líderes de alabanza en su rotación, cada uno con estilos, personalidades, tradiciones y convicciones diferentes en cuanto a la música. Sencillamente era como si estuviese trabajando con tres iglesias de un mismo pastor congregadas cada semana en un mismo local. Cada tiempo de alabanza parecía que estabas en una iglesia diferente. No por la diversidad de personalidades en un ministerio de alabanzas, pues el mejor ejemplo de eso es Cristo con los doce discípulos, sino por lo difícil que es llevar un rebaño sin una guía clara. Una iglesia, un pastor o un ministerio sin una visión clara es como una brújula sin norte. Por otro lado es muy común el uso del llamado “Copiar y Pegar” en cuanto a la formación de una identidad musical en muchas iglesias como producto de la imitación de artistas u otras congregaciones, la importación cultural e influencia de las productoras musicales y casas disqueras en un mundo global y la falta de criterio definido a la hora de discernir nuestra realidad. La identidad musical en una iglesia debe ser suficientemente clara como resultado de sus convicciones teológicas, y no fundamentada en corrientes ni modas. Debemos tener en claro (por escrito preferiblemente) lo que esperamos y hacia dónde queremos ir en el trabajo ministerial. Mientras más información proveamos para nuestros miembros sobre los procesos internos, creencias y expectativas que tengamos en el ministerio, basándonos siempre en la Palabra de Dios, más efectivos seremos en nuestro trabajo dentro de la iglesia local.

2- Identifica tu realidad

 Hay una serie de patrones que he podido observar de manera repetitiva en el trabajo con ministerios de alabanza. Estos patrones ocurren sin importar el país o estado del grupo:

– No tenemos un líder de alabanza. – Tenemos músicos pero no tenemos instrumentos. – Tenemos instrumentos pero no tenemos músicos. – Tenemos cantantes pero no tenemos músicos. – Tenemos músicos pero no tenemos cantantes. – Tenemos un grupo pero necesitan entrenamiento. – No tenemos equipos (sonido, proyector, sillas). – No tenemos quien nos ayude. – No tenemos dinero. – No tenemos nada (literalmente). – Simplemente no tenemos deseo de hacerlo.

Aunque esta lista no es exhaustiva, identificar en cuál de esas situaciones mencionadas se encuentra tu iglesia o equipo de alabanza puede ayudarte en la búsqueda de soluciones prácticas, realistas y objetivas que servirán como soporte a las necesidades que tengas. Aquí te presento otro ejemplo: Conocí una iglesia que no tenía músicos y sólo tenía cantantes. Los pocos miembros que cantaban cada semana debían usar pistas para acompañar los cánticos y, aunque no tenían músicos ni los mejores equipos, tenían más claridad, disciplina y orden en lo estaban haciendo que muchas iglesias con recursos y músicos que conozco. Recuerda que Dios nos va a pedir cuenta de lo que hicimos con los recursos que teníamos, no con los recursos que no teníamos (Mt. 25:14-30). Ahora bien, no solamente vamos a identificar en dónde estamos, sino que también vamos a trabajar para avanzar. Eso nos lleva al tercer punto.

3- Invierte en capacitación

En una ocasión tuve la oportunidad de estudiar un curso especializado en reparación y mantenimiento de instrumentos de viento y fue de mucha sorpresa para nosotros escuchar al maestro decir: “La forma en cómo funciona el ejercicio musical depende en un 80% de tu capacidad –la cual desarrollas a través de la disciplina y el estudio– y un 20% del equipo que uses –instrumentos, bocinas, micrófonos”. Más importante que los equipos que puedas tener es la manera en cómo lo estés utilizando. Lo ideal es usar estos recursos de manera óptima –sacar el máximo de ellos. He visto muchas iglesias hacer altas inversiones en equipos de punta, pensando que esto resolverá sus problemas en el ministerio de alabanza, al extremo de asumir cargas presupuestarias muy fuertes solo para adquirir equipamientos que no corresponden con su realidad y la mayor parte del tiempo no obtienen el debido provecho de la inversión. La capacitación debe ser intencional y en dos sentidos:

  • Teológica-espiritual: Lo mas importante que debemos promover en el grupo es la gloria de Dios. Nosotros fuimos separados desde antes de la fundación del mundo para Él (Ef. 1) y esa gloria de Dios debe ser el motor que impulse todas nuestras acciones. Otras cosas que debemos cultivar es el estudio y respeto por la Palabra de Dios, motivar la piedad y la integridad, invertir tiempo y recursos en buenos libros, artículos, algún retiro espiritual, tiempo de oración personal y colectivos y tiempos informales de comunión que nos estimulen al amor y a las buenas obras. Todo esto lo debemos promover en nuestros ministerios.
  • Técnico-musical: Debemos establecer un estándar en cuando al nivel musical, y procurar una búsqueda constante de la excelencia. Si lo que hacemos es para la gloria de Dios siempre debemos dar lo mejor. No aprovechar las oportunidades de preparación que Dios nos brinda es quedarnos cortos en nuestra labor para Él.

Debemos invertir en la gente. Discipulados, estudios bíblicos, enviarlos a estudiar música (tanto clases de canto como de instrumentos). Sé que es más fácil esperar que lleguen músicos formados, pero es mucho mejor cuando la cosecha fue producida ahí mismo en tu granja. La realidad de América Latina no es la misma que en los Estados Unidos donde la mayoría de los alumnos reciben la música desde la escuela primaria. Por esta, y otras razones, debemos trabajar de acuerdo a nuestro contexto. Muchas veces esperamos cosas de personas que tienen el potencial para hacerlo pero no la preparación (aprendamos a saber la diferencia). Necesitamos discernimiento para encontrar gente íntegra y piadosa con el potencial requerido para el ministerio apropiado. Y como iniciamos este escrito, termino recordando: Es necesario invertir en ambas alas (teológica-espiritual y técnico-musical), para que el avión pueda volar seguro hacia su destino final: solo la gloria de Dios. Son muchos los principios que son aplicables a la hora de iniciar un ministerio musical desde cero, pero creo que meditar en estos tres (proveer una visión clara del ministerio, identificar tu realidad e invertir en capacitación) nos permite tener una ubicación exacta de dónde estamos y hacia dónde vamos.

Rogers Peralta

Es líder de alabanza y director musical de la Iglesia Bautista Ozama. Es Licenciado en música y actualmente cursa una maestría en Estudios Cristianos en el Southeastern Baptist Theological Seminary. Tiene mas de 14 años de experiencia en el mundo de la música en la iglesia. Produce y conduce el programa radial Más que Música donde abordan temas relativo al ministerio musical. Está felizmente casado con Noemí y juntos tienen a Roger David y Noelia.

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