El intercambio del asombro: el verdadero origen de la desobediencia

El primer pecado no comenzó con una acción, sino con un cambio de asombro. Cuando Adán y Eva dejaron de maravillarse por Dios y se admiraron a sí mismos, la desobediencia fue solo el siguiente paso.
Foto: Unsplash

La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la mujer:

—¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?

—Podemos comer del fruto de todos los árboles — respondió la mujer—. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán”.

Pero la serpiente le dijo a la mujer:

—¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.

La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.

Cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer oyeron que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:

— ¿Dónde estás?

El hombre contestó:

— Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.

— ¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que Yo te prohibí comer?

Él respondió:

— La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.

Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer: —¿Qué es lo que has hecho?

— La serpiente me engañó, y comí —contestó ella. (Gn 3:1-13)

Quiero que recordemos un vez más lo escandalosa que fue la desobediencia de Adán y Eva, y la razón por la que desobedecieron. Debemos examinar las palabras cuidadosamente para entender la naturaleza de la desobediencia de Adán y Eva. Primero, déjame ayudarte a considerar la milagrosa e inspiradora escena que ellos disfrutaban en el jardín. El pasaje nos dice que después de que Adán y Eva desobedecieron a Dios, mientras se escondían de Él, “oyeron que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín” (v 8). ¿Qué? Permite que tu imaginación asimile la maravillosa realidad contenida en estas palabras. En Su inmensa misericordia, el Dios que desde la eternidad había existido como espíritu tomó cierta forma física, visible y audible para poder vivir en comunidad con las personas que Él creó. Dios no requirió que Adán y Eva le buscaran; Él se acercó a ellos, encarnándose de alguna forma para relacionarse físicamente con ellos.

La desobediencia en el Edén significó la ruptura de la comunión íntima y directa con Dios. / Imagen: Lightstock

Este es el Señor de señores, el eterno Soberano, el Creador de todo lo que existe, invitando a la humanidad a tener comunión con Él y haciendo cosas milagrosas para hacer posible esa comunión. ¿Cómo podría haber algo más inspirador que eso en las vidas de Adán y Eva? ¿Cómo podrían experimentar algo más glorioso que esto? ¿Cómo no podrían estar asombrados por su comunión diaria con Dios? ¿Cómo era posible que esto no los dejara maravillados? Cuando empieces a comprender la comunión íntima que Adán y Eva disfrutaban por la gracia de Dios, comenzarás a entender que su desobediencia fue más que un simple quebrantamiento técnico de regulaciones abstractas; su desobediencia fue fundamentalmente personal.

En el Edén, Adán y Eva disfrutaban de una relación gloriosa e íntima con Dios. / Foto: Lightstock

Ahora, ¿qué es lo que la serpiente intenta venderle a Eva? Está intentando convencerla del poder constructivo de la desobediencia. Así es como funciona la tentación. Te dice que si traspasas los límites de Dios te sucederán cosas buenas. La serpiente está argumentando a favor del poder constructivo de lo que realmente es destructivo porque intenta hacer un cambio en el asombro de Eva. Quiere que su imaginación vuele, que considere cómo sería vivir sin tener que estar sujeta a Dios. Lo hace para que su corazón sea motivado por la gloria de la visión que le presenta, no por un asombro por la gloria de Dios y su especial posición como objeto de Su amor. Cuando el asombro por lo que podría ser, reemplazó el asombro por Dios, Eva traspasó los límites de Dios y comió del fruto prohibido. El principal problema de Eva no era la ley; ella tenía un problema de asombro que le produjo un problema con la ley.

Pero hay algo más que debemos observar y que refuerza lo que ya hemos dicho. El pasaje resalta que Eva vio que el árbol “era deseable para adquirir sabiduría” (v 6). Analiza bien esta frase, “deseable para adquirir sabiduría”. Eva disfrutaba de una comunión cercana, personal, amorosa y diaria con Aquel que es la Sabiduría. Tenía compañerismo con la más asombrosa fuente de sabiduría que ha existido y que existirá. Ella no necesitaba sabiduría. El jardín no era un lugar en donde faltara sabiduría. Entonces, ¿qué buscaba Eva? ¿Qué tipo de sabiduría captó su asombro? La serpiente le vendía una sabiduría autónoma, es decir, sabiduría que no dependiera de Dios como su fuente. En lugar de que el asombro por Dios produjera en ella sumisión a Su sabia voluntad, el asombro por la sabiduría independiente provocó que se rebelara en contra de la voluntad de Dios.

La serpiente no solo tentó a Eva a desobedecer, sino a admirar algo más que a Dios. / Imagen: Lightstock

Ese día sucedió un intercambio grande y destructivo en el jardín, no un cambio de obediencia por desobediencia; sino de asombro por Dios, por el asombro por uno mismo. Esta tentación a imaginarse lo que podría llegar a ser agrandó a Eva e hizo que Dios pareciera pequeño. Una vez que perdemos el asombro por Dios no tardaremos en perder nuestro deseo de obedecer.


Este artículo El intercambio del asombro fue adaptado de una porción del libro Asombro, publicado por Poiema Publicaciones. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace.

Páginas 86 a la 90

Apoya a nuestra causa

Apoya nuestra causa

Esperamos que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, queremos preguntarte si considerarías apoyar la misión de Volvamos al evangelio.

Desde el año 2013 hemos trabajado para servir a la iglesia de habla hispana publicando recursos que apuntan a Cristo y a la verdad de las Escrituras. Nuestro deseo ha sido ayudar a personas como tú a conocer y amar más a Cristo, Su Palabra y Su iglesia. Y queremos continuar proveyendo recursos para tu crecimiento y edificación en la fe.

Volvamos al evangelio siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores como tú. ¿Considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo —a ti y a la iglesia del mundo hispanohablante—. ¡Gracias por considerarlo!

En Cristo,

Equipo de Volvamos al Evangelio

¿Mi donación es segura?
¿Mi donación es deducible de impuestos?
¿Puedo cancelar mi donación recurrente?

Paul Tripp

(DMin, Westminster Theological Seminary) Es un pastor, autor y conferencista internacional. También es el presidente de Paul Tripp Ministries. Ha escrito varios libros populares sobre la vida cristiana, incluyendo ¿Qué esperabas?, Llamamiento Peligros, La Crianza de los Hijos y Nuevas Misericordias Cada Mañana. Vive en Filadelfia con su esposa Luella y tienen cuatro hijos adultos. Para obtener más información y recursos, visite paultrippministries.org.

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.