La pregunta que quiero que consideremos es esta: ¿cómo discernimos si un pastor que peca con pornografía es descalificado para su ministerio?
Las Escrituras son claras en que, antes de ser pastores, estos hombres son ovejas. Luchan, se extravían y pecan, igual que otros creyentes. Pero los pastores también deben servir como un “ejemplos del rebaño” (1P 5:3). Deben ser “dueños de sí mismos,” “íntegros,” “santos,” e “irreprensibles” (Tit 1:6-8, 1Ti 3:2). Ser “irreprensible” no significa que un pastor nunca peque, pero sí significa que sirven como un ejemplo de cómo resistir y arrepentirse del pecado.
Entonces, si un pastor sucumbe a la tentación de la pornografía, será tentado a esconderlo. El miedo a perder su trabajo o a ser avergonzado públicamente puede ser paralizante. La iglesia debe responsabilizar a sus pastores sin minimizar el pecado y, al mismo tiempo, extender misericordia a quienes se arrepienten. Saber cómo mantener estas tensiones juntas no se puede reducir a una fórmula. Más bien, requiere oración, sabiduría y la gracia de Dios.
Diagnosticando la lucha contra el pecado
¿Tus pastores están luchando con la pornografía? Esta es una pregunta que todo equipo pastoral saludable debe buscar responder con honestidad. Mi esperanza es que hayan trabajado para desarrollar una cultura de humildad y honestidad. Recomiendo que cada equipo pastoral pase tiempo respondiendo esta pregunta: ¿has accedido intencionalmente a material sexualmente explícito en el último año?
Debido a que el pecado es engañoso, es necesario aclarar cada elemento de esta pregunta. Por acceder intencionalmente, me refiero a si conscientemente has hecho clic en enlaces, has escrito búsquedas, o has buscado sitios donde se pudiera encontrar material seductor. Por material sexualmente explícito, nos referimos a cualquier imagen, película, caricatura o literatura sugerente o explícita.
Si un hermano responde “no” a esta pregunta, es una buena razón para agradecer a Dios. Resistir el pecado es evidencia de Su gracia. Sin embargo, no significa que no necesiten ser más impulsados en su caminar con Cristo. Te animo a explorar más profundamente cómo están lidiando con otros pecados persistentes como el orgullo, la avaricia, el temor al hombre y la ira.
Si un hermano responde “sí”, será necesaria una discusión adicional para ayudarnos a obtener una imagen completa de cómo luce su patrón de pecado. Puedes crear tus propias preguntas de seguimiento, pero sugiero las siguientes:
- ¿Cuándo fue la última vez que pecaste intencionalmente de esta manera?
- ¿Cuándo fue la vez anterior a esa?
- ¿Cuál ha sido tu patrón?
- ¿Qué tipo de material accediste?
- ¿Cuánto tiempo lo miraste?
- ¿Cómo respondiste después de mirarlo?
- ¿A quién le has confesado tu pecado?
- ¿Qué pasos de arrepentimiento has tomado?
- ¿Cómo has mentido o sido engañoso sobre este pecado?
- ¿Nos has mentido sobre algo de lo que te hemos preguntado?
- ¿Hay algo más que no quieres que te preguntemos?
Varias áreas clave de la lucha se abordan en estas preguntas:
- Contenido. ¿Qué tipo de material están viendo? Aunque cada mirada lujuriosa es pecado, hay una amplia gama entre mirar catálogos de trajes de baño y la pornografía infantil. Hacia dónde se aventura el hermano revela la progresión de su pecado.
- Frecuencia. ¿Con qué frecuencia? ¿Una vez al año? ¿Una vez al mes? ¿Una vez a la semana? ¿Diariamente? ¿Muestra capacidad para resistir o se entrega impulsivamente? Exhibir el autocontrol del Espíritu es una marca de madurez, mientras que la impulsividad revela insensibilidad.
- Trayectoria. ¿Está mejorando o empeorando la resistencia de este hermano? La conversación sobre la trayectoria es especialmente importante para los hermanos que muestran debilidad hacia la búsqueda de material que es “no pornográfico”, pero sexualmente atractivo. Cuanto más caminas por el borde de la tentación, más seguro es que caerás en ella.
- Honestidad. ¿Está este hermano caminando en la luz acerca de su lucha? Si en estas conversaciones sale a la luz un pecado que no ha confesado a alguien más, es una señal de que otros pecados —orgullo, temor al hombre y engaño— están vivos en su vida.
Evaluando la lucha contra el pecado
Si el hermano ha respondido que sí, y has recopilado toda la información necesaria de él, tú y tus compañeros ancianos deben considerar los próximos pasos en oración. Al hacerlo, tengan en cuenta estos principios:
Tomen el pecado en serio
Pasar por alto el pecado puede ser tan grave como el pecado mismo. Nunca debemos minimizar algo por lo que Cristo derramó Su sangre. Los compañeros pastores pueden ser tentados a extender excesivamente la gracia y permitir que una cultura de pasividad hacia el pecado se apodere. Debemos mantenernos sobrios sobre la gravedad del pecado. Leer pasajes relevantes juntos puede brindar oportunidades para que el Espíritu Santo traiga la convicción adecuada a los pastores (Gn 3:1-24; Sal 32, 38, 51, 103, 130; Ef 5:1-14).
Tomen en serio todo pecado
No debemos elevar el pecado de la pornografía de una manera que minimice otros pecados. Aunque el pecado sexual es singularmente serio (1Co 6:18), debemos tener cuidado de evaluar correctamente todos los pecados persistentes. En algunas iglesias, puedes ser tan orgulloso como el diablo, pero si no estás mirando pornografía, estás bien. No podemos permitirnos mostrar parcialidad hacia pecados particulares. Recuerda que la ira, la irritabilidad, la insensibilidad, la dureza, el orgullo, la pereza, el temor al hombre, la complacencia con la gente, la avaricia y la negligencia de la familia son todos pecados potencialmente descalificadores. ¿Tomarás el mismo enfoque con esos pecados que con la pornografía?
Tomen en serio la gracia
En un intento por honrar a Dios, algunas iglesias han aplastado innecesariamente a pastores que batallan con diversas facetas de esta lucha contra el pecado. Nuestra respuesta a un santo pecador, independientemente de su estatus, debe ser ayudarlo a llegar al trono de la gracia (Heb 4:14-16). Mostrar misericordia paciente a un pecador arrepentido es la esencia del ministerio cristiano. Jesús fue paciente con los pecadores sexuales, pero reprendió diligentemente a aquellos que retenían misericordia a los arrepentidos (Jn 4:1-30; 8:1-11; Lc 7:39-50; 15:1-2). A lo largo de tu trato con un pastor que ha caído en pecado, mantén tanto tus ojos como los suyos en Jesús, quien murió y resucitó para que no fueran condenados (Ro 8:1; Heb 12:1-2).
Naveguen a través de la complejidad
Si bien los principios y las políticas pueden ser guías útiles para navegar las consecuencias del pecado, debemos resistir el pastoreo reduccionista. Una política de “tolerancia cero” con la pornografía probablemente haga más daño que bien. ¿Por qué? Primero, desanima la confesión y la transparencia. Tienta a los pastores a esconderse. Pero, además, hay una gran diferencia entre un pastor que peca ocasionalmente y uno que tiene un patrón de indulgencia engañosa. El pecado es complejo, al igual que su resolución. No hay un procedimiento único para manejar este tipo de situación, por lo que cada caso debe tratarse individualmente.
Estudios de casos de lucha contra el pecado
Lo que estás a punto de leer son dos escenarios reales. Estos casos ocurrieron en los últimos años entre pastores nacidos de nuevo y que enseñan la Biblia.
Caso 1: La esposa de un anciano lo sorprende mirando pornografía. Después de mucha insistencia, él confiesa haber mirado pornografía en seis ocasiones en los últimos dos meses en su teléfono y computadora. Sus caídas duraron entre tres minutos y una hora. Borró su historial de búsqueda, confesó su pecado a Dios y resolvió no hacerlo nuevamente. Solicitó a sus amigos que oraran por él porque estaba “luchando con la lujuria”, pero no había sido verdaderamente honesto con nadie.
Caso 2: Un anciano está trabajando tarde en un proyecto y comienza a desplazarse por las redes sociales en su teléfono. Hace clic en un enlace que lo lleva a imágenes sexualmente explícitas. Las mira durante cinco minutos, resistiendo la convicción del Espíritu. De repente, recapacita, elimina la aplicación de su teléfono, confiesa a Dios y luego le cuenta a su esposa. Ella bloquea su teléfono y él instala software en todos sus dispositivos. Al día siguiente, confiesa su pecado a sus compañeros ancianos con mucho dolor piadoso.
En ambos casos, los pastores han pecado. Pero la forma en que pecaron, la gravedad de su pecado y las probables consecuencias de su pecado difieren significativamente.
En el primer caso, el pecado del pastor incluyó un patrón de mentiras, engaño, encubrimiento e indulgencia prolongada. En este momento, la capacidad del pastor para atesorar a Dios como hermoso, ver a otras personas con pureza y servir a la iglesia con una conciencia clara se pone seriamente en duda. No está calificado para ser un ejemplo de resistencia o arrepentimiento del pecado en este momento. Sería necesario un período de descanso, consejería y arrepentimiento probado antes de que este hermano pudiera ser considerado para el servicio nuevamente.
En el segundo caso, el pecado del anciano es grave, pero su respuesta fue alentadora. Ha mostrado remordimiento piadoso y confesión humilde; ha iniciado pasos concretos de arrepentimiento. No hay un patrón de esclavitud, ni indicios de hipocresía. En mi opinión, este incidente aislado no descalifica automáticamente al hermano del servicio. En su lugar, se debe seguir el arrepentimiento continuo y el discipulado intencional.
Como ocurre con la mayoría del trabajo pastoral, navegar por los pecados de un líder es difícil. Por eso es tentador evitar el arduo trabajo de pastorear, ya sea evitando la discusión o estableciendo una regla de “descalificación inmediata”. Ninguna de estas posturas captura el pastoreo necesario para evaluar y cuidar al pastor que ha pecado.
Estos dos casos incluyen el mismo pecado, pero no el mismo involucramiento. El camino a seguir para cada uno de estos hermanos probablemente será drásticamente diferente, pero el mismo Salvador será su fuerza y la fuerza de aquellos que caminan con ellos.
Caminos después del pecado
Cómo respondamos al pecado de un pastor dependerá de muchos factores. En todos los casos, la esposa del pastor y todos los ancianos deben estar involucrados. Aquí hay algunas categorías a considerar.
1. Cuidado privado. Un pastor cuya lucha no se caracteriza por un patrón de transgresión y engaño debe ser objeto de oración, mantenerse rindiendo cuentas y probablemente se le debería permitir continuar sirviendo.
Algunos pueden oponerse a esto y decir que un hermano que ha caído en esta área será tentado a suavizar su enseñanza sobre este pecado. Aunque estoy de acuerdo en que los pastores que tienen pecado oculto a veces comienzan a exponer enseñanzas torcidas, aquellos que tienen un dolor piadoso acompañado de confesión y arrepentimiento tienden a abordar el tema con una claridad, compasión y convicción únicas (2Co 1:3-11).
2. Descanso privado. Un pastor cuya lucha es un poco más pronunciada en frecuencia o gravedad puede necesitar un sabático privado. Esto significa que el hermano no renuncia públicamente, pero se abstiene de asistir a las reuniones de ancianos durante varios meses mientras él y su esposa reciben atención enfocada.
Esta aplicación también puede ser apropiada para un posible candidato a anciano que peca mientras es considerado para el servicio. Por ejemplo, si un hermano estaba en el proceso para ser recomendado a la congregación en dos meses, pero tiene un pecado similar al del caso 2, entonces esa recomendación podría llevarse a cabo o, probablemente mejor, podría esperar varios meses sin descarrilar completamente el avance hacia la recomendación. Como con cada otro caso, esto requiere mucha oración y sabiduría de Dios.
3. Reprensión pública. Algunos pecados de pastores alcanzan el nivel en el cual es necesario informar a la congregación. Al igual que con el pecado de cualquier otro miembro de la iglesia, este paso no debe darse apresuradamente. Ayudar a un pastor en problemas de manera privada es preferible, pero si su pecado persiste o resulta ser severo, entonces se debe seguir la instrucción de Pablo: “A los que continúan en pecado, repréndelos en presencia de todos para que los demás tengan temor de pecar” (1Ti 5:20).
Esta reprensión puede ir acompañada de la remoción de un anciano de su cargo. Si el pastor está en la nómina de la iglesia, entonces los ancianos pueden recomendar la terminación de la posición del pastor dependiendo de la gravedad. En otros casos, la congregación puede apoyar al pastor durante una temporada similar a un sabático en la que se busque consejería, responsabilidad y verdadero arrepentimiento.
La restauración de un pastor caído es una conversación importante, pero no es la más urgente. Desaconsejo firmemente fijar cualquier fecha o cronograma al principio del proceso para proteger al hermano de intentar “arreglar el problema” para una fecha determinada. El Señor hará el trabajo en su corazón, y no se puede poner un cronograma para eso.
Si eres parte de la junta de ancianos, te animo encarecidamente a cuidar del pastor y su familia de una manera que honre a Dios durante su temporada difícil. Las almas de los pastores y el bienestar de sus familias a menudo se pasan por alto en este proceso. Esto puede tener efectos devastadores. Para obtener más información sobre la restauración de pastores, así como otros temas importantes relacionados con este tema, consulta este recurso (disponible en inglés).
Conclusión
En conclusión, te dejo con tres exhortaciones.
1. Si estás coqueteando con el pecado, presta atención a las palabras de Jesús: “Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y tíralo; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno” (Mt 5:29). Haz lo que sea necesario para no caer en este pecado. No luches solo. Acércate a un compañero pastor y confiesa honestamente tu lucha.
Aunque es cierto que no hay condenación en Cristo por el pecado, hay consecuencias. Incluso el pecado perdonado conlleva efectos devastadores. Si ya has pecado, ahora es el momento de salir a la luz. Probablemente tengas un millón de razones para no hacerlo, pero Jesús vale lo que te cueste. Puedes leer sobre mi propio viaje de confesión de este pecado como pastor aquí (en inglés).
2. Si la pornografía no es un área de tentación para ti, mantente cauteloso, “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1Co 10:12). Ten cuidado de no ser demasiado severo o punitivo en tu cuidado por un hermano caído. El Señor ha sido misericordiosamente paciente contigo cuando no lo merecías. Puede que seas el instrumento de misericordia que Dios use para cambiar la vida de tu pastor caído.
3. Mira a Jesús. Ya sea que estés en una temporada de ayudar a otro hermano o siendo ayudado, Jesús debe ser la fuente de tu fuerza, sabiduría, poder, esperanza y gozo. Toma en serio esta promesa: “Y a Aquel que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén” (Jud 24-25).
Amén, ven Señor Jesús.
Este artículo se publicó originalmente en 9Marks.