Ha sido un gran reto realizar este estudio en el libro de Ester. Pero al mismo tiempo ha sido un periodo fructífero y lleno de bendiciones para mi alma, y quisiera compartir contigo lo que he aprendido. Este es un libro asombroso donde, aunque Dios no es nombrado directamente lo vemos como el arquitecto de cada detalle. ¡La doctrina de la providencia es evidente en cada página de este libro!   Y es que esto me maravilla, ver que Dios es el Dios de nuestra historia. Puedes detenerte y pensar en lo que has vivido hasta este día. Todo ha sido parte de un plan en el cual Dios siempre ha actuado como el protagonista. Él ha ordenado cada una de las cosas en la vida de sus hijos. Nuestro Dios, es un Dios soberano con el poder y la sabiduría para gobernar.  Pero tú te preguntarás. ¿Cómo Dios puede ser el protagonista en el libro de Ester si ni siquiera es nombrado? Pues Dios no necesita ser nombrado para existir, Dios no necesita ser nombrado para actuar, Dios no necesita de nosotros para escribir la historia, no necesita absolutamente nada de nosotros, El solo y solo Él es el héroe de esta historia y también de tu historia. Espero que puedas verlo así, aunque a veces no lo has visto Dios ha estado ahí.   En este estudio mi objetivo principal, es que cada una de nosotras podamos ver nuestro pecado en los pecados de algunos personajes de este libro y lo contrastemos con las excelencias del carácter de Cristo. El enfoque de este estudio entonces es ver el pecado del hombre y ver como respondió nuestro Señor en medio de situaciones similares. Aprender de Él y ser transformadas.   Quiero que recordemos que Ester no se trata de una mujer heroína, una reina de belleza que salva a su pueblo… ¡No!, Ester habla de la maravillosa providencia de Dios cumpliendo con sus promesas, cuidando a Israel, para que un Dia Jesucristo naciera y tú y yo pudiéramos ser perdonadas de nuestros pecados. SI pierdes esto de vista has perdido el punto del libro.   ¿Cuál es el contexto?  Amán una persona muy cercana al rey ha tenido la diabólica idea de matar a todos los judíos que estaban en el imperio persa, esta decisión fue aceptada por el rey y un decreto real ha sido publicado: Cierto día determinado todos los judíos deben morir, acá continuamos con la historia, leamos: 

 Ester capítulo 3 versículo 15 

“Y salieron los correos prontamente por mandato del rey, y el edicto fue dado en Susa capital del reino. Y el rey y Amán se sentaron a beber; pero la ciudad de Susa estaba conmovida”.   Quiero enfocar nuestra mirada en este versículo. Me llamó tanto la atención poder ver mi pecado reflejado en este hombre impío. ¿Cómo? Así es y déjame explicarte a que me refiero:   Amán tenía todo el plan resuelto, ya sabía justamente el día en que todos los judíos morirían, y se sentó a beber… Esta es la descripción de un hombre que se sienta confiado a descansar porque confía en la soberanía de un ser humano. Está plenamente seguro que su maléfico plan se llevaría a cabo. Pensaba que no existía nada ni nadie más poderoso que el rey.  ¿Y acaso esto no es lo que nos sucede muchas veces? ¿No es la manera en que muchas veces nuestro corazón engañoso nos traiciona?   ¿No te ha pasado que haces planes sin tener en cuenta a Dios? Obviamente sé que tus planes no son maléficos como los de Aman. Seguramente nunca te has sentado a planear el genocidio de una nación… Pero estoy segura de que muchas veces nos hemos sentido confiadas en nuestros planes, mirando al futuro como si nosotras tuviéramos todo bajo control.  Nos creemos tan autosuficientes que no consultamos con Dios, como creyentes somos fáciles para decir “Si Dios quiere”, pero a veces esta frase es solo un cliché que usamos sin meditar en lo que realmente significa ¿te ha pasado? ¿Te sientes identificada?, cuando la noche anterior planeas todo para el siguiente día, bueno me despertare temprano, estudiaré la Palabra del Señor, tendré mi tiempo de quietud de una hora, después haré el desayuno, desayunaremos en familia, jugaré con mis hijos, les enseñaré sus clases, en la tarde haré esto, lo otro y hermosos planes. Pero no oramos el día antes diciendo: “¿sabes qué Señor? este es mi plan para mañana deseo hacer esto, pero que se haga Tu voluntad, dame la gracia que necesito para poder lograrlo”. Aun si tus planes son buenos, necesitas ir en oración a Dios y pedir su guía.   Stg. 4 :13-15 dice “13 Oíd ahora, los que decís: Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y pasaremos allá un año, haremos negocio y tendremos ganancia. Sin embargo, no sabéis cómo será vuestra vida mañana. Sólo sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Más bien, debierais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”  Una característica de todos los hombres malvados es que hacen planes a futuro sin tener en cuenta a Dios… Esto era lo que hacía Amán… Y tú y yo estamos llamadas a no actuar de la misma manera.  Cuando te frustras porque tus planes no salen como querías, pero ni siquiera te habías dedicado unos minutos a pedir a Dios su ayuda y guía. ¿No te ha pasado? muchas veces haces planes supuestamente perfectos de tus días… pero, ¿qué pasa?… se despierta tu hijo a media noche no duermes bien, no puedes despertarte temprano, tu esposo debe salir rápido a su trabajo y no tienes listo el desayuno quieres hacer todo lo planeado, pero finalmente no puedes hacerlo y esto te frustra porque son más importantes tus deseos y planes que la voluntad del Señor.  Muchas veces tristemente actuamos como Aman, hacemos planes y pensamos que somos soberanas, olvidamos que Dios es quien está al control. Él es el único soberano quien gobierna este universo. No hay nada que pase sin que Él lo controle.   Quisiera llevarte a ver a Cristo, cómo Él aun siendo la segunda persona de la trinidad, no actuó independientemente de la voluntad de Su Padre. Mas bien siempre decía: “Que se haga tu voluntad”. La agenda de Jesucristo estaba diseñada por el Padre y Él gustosamente vivía bajo ese plan. Recordamos sus palabras “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres” (Mt.26:39).  Amán se sentó a beber… ¿Y tú? ¿Alguna vez te has sentado confiada a comer y beber pesando que tienes todo bajo control sin consultar a Dios? Por su puesto, Amán era un pagano enemigo del pueblo de Dios. ¿Qué más podrías esperar de él? ¡Pero nosotras somos hijas de Dios y muchas veces actuamos de la misma manera! Esto no puede ser así.  Amigas, recordemos siempre que tenemos un Dios soberano y que solo sus decretos son cumplidos. Que todos nuestros planes estén sujetos a la voluntad de nuestro gran Dios.   Amán estaba creando un plan que iba en contra de la voluntad de Dios y pensaba que tenía todo bajo control. Pero que necio era al olvidar y desconocer que él no era Dios.   Algunas estarán pensando, ¿entonces no debemos planear? No quiero decir esto. Debemos hacer una agenda, ser organizadas, pero debemos revisar nuestro corazón y nunca estar confiadas en nuestros propios planes sino en la voluntad de Dios. Siempre en cada plan que tengamos consideremos a Dios y sujetémonos a su voluntad y como dice Santiago, digamos no solo en palabra sino en nuestro corazón, “Si Dios quiere”.   Descargar Guia de Estudio

Juliana de Armel

Juliana de Armel, es una hija de Dios salvada por gracia. Esposa de Santiago Armel quien es pastor de la Iglesia Bíblica Cristiana de Cali. También es madre de un hijo llamado Santiago. Junto a su familia vivió por varios años en Los Angeles, California, tiempo en el cual fueron entrenados en Grace Community Church para luego ser enviados como misioneros a plantar una iglesia en la ciudad de Cali, Colombia.

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