Una casa limpia es señal de una vida desperdiciada. Más o menos. Eso fue lo que dije en otro artículo, cuando analicé Proverbios 14:4: “Donde no hay bueyes, el pesebre está limpio, pero mucho rendimiento se obtiene por la fuerza del buey”. Dije entonces que hay dos corrientes generales de interpretación para este proverbio, y que mi preferida habla del desorden de una vida bien vivida. Una vida productiva es una vida desordenada. Creo que es una interpretación perfectamente válida y precisa del texto. Pero hay una segunda explicación para el proverbio que es [casi] igual de interesante.
Independientemente de lo que creamos sobre el proverbio, sabemos que Salomón quería decirnos que es mejor tener bueyes que no tenerlos. Podemos extender esto para decir que es mejor tener las herramientas adecuadas para una tarea que tener herramientas inadecuadas. El tema es este: puedes tener un pesebre lleno si tienes un animal pequeño o ningún animal. Pero es mucho más sabio dejar que un buey grande y fuerte se coma el alimento y lo use como combustible para un trabajo duro:
Un granjero se convence de que si no compra bueyes se ahorrará tanto el desembolso inicial como el costo de alimentarlos y el trabajo de mantenerlos. Pero esa es la economía del necio. El sabio se da cuenta de que él mismo no puede hacer el trabajo que el buey puede hacer; siempre estará subsistiendo a duras penas, mientras que si compra algunos bueyes y forraje, el trabajo de estos traerá una cosecha que los alimentará a él y a ellos, y hasta sobrará.
En otras palabras, una inversión tacaña en herramientas genera un rendimiento tacaño, y una inversión sustancial en herramientas genera un rendimiento sustancial (ver el excelente y breve comentario de Eric Lane).

Cuando interpreto el proverbio de esta manera, lo veo como un llamado a obtener buenas herramientas, incluso cuando esas herramientas implican un costo mayor. Como dice Lane: “La inversión en el equipo adecuado se pagará con creces, y el esfuerzo invertido en mantenerlo se ahorrará gracias a su eficiencia”. El hecho es que no todas las herramientas son iguales. Tenemos muchas opciones para la mayoría de nuestras herramientas, y normalmente tenemos que elegir dentro de un espectro de calidades y precios. No nos sorprende descubrir que las mejores herramientas cuestan más dinero. El granjero de Salomón descubrió lo mismo. Podía arar el campo él mismo o podía usar un burro; ambas serían opciones económicas. Pero al invertir en el buey, pronto vería la abundancia. ¿Por qué? Porque el buey es la mejor herramienta para el trabajo. El buey es la inversión más sabia.

Ahora, hay un movimiento en marcha en el mundo cristiano que eleva el ahorro como una de las grandes virtudes. Según este movimiento, debemos ser personas ahorrativas que usan sus recursos con cuidado en lugar de desperdiciarlos. Eso está muy bien, y especialmente en una era de gratificación instantánea. ¡No debemos ser derrochadores! Pero el peligro del ahorro es que puede caer fácilmente en la tacañería (por supuesto, de la misma manera, el gasto libre puede caer en el derroche). Podemos enaltecer la alegría de encontrar un artículo a bajo costo, mientras pasamos por alto que este bajo costo puede implicar una baja calidad. Sin embargo, cuando hacemos esto, podemos estar conformándonos con herramientas de menor calidad que, posteriormente, proporcionan un menor rendimiento.

El granjero, como tú y como yo, depende completamente de sus herramientas. Si quiere abundancia, si quiere ser el mejor granjero que pueda ser, necesitará buenas herramientas; necesitará comprar y alimentar un buey, la mejor herramienta para el trabajo. Y si tú quieres tener éxito en lo que sea que el Señor te llame a hacer, también necesitarás herramientas. Necesitarás buenas herramientas. Incluso herramientas caras. Pero anímate. No tienes que sentirte culpable por gastar en tus herramientas. El gasto mayor puede ser simplemente la mayordomía más sabia.
(Y así, mis amigos, es como defiendo mi uso de productos Apple).
Publicado originalmente en Challies.