[dropcap]M[/dropcap]e pregunto si alguna vez te has percatado de que los libros cristianos escritos por mujeres tienden a estar escritos para mujeres, mientras que los libros cristianos escritos por hombres tienden a estar escritos tanto para hombres como para mujeres. Los libros escritos por mujeres tienden a tener portadas femeninas, mientras que los libros escritos por hombres tienden a tener portadas neutrales, no masculinas. En general, los hombres escriben con una voz que llega a ambos géneros, mientras que las mujeres escriben con una voz que llega solo a uno. Esto me intriga. Me preocupa. Soy complementarista. Creo que Dios ha diseñado a hombres y mujeres para que tengan distintos roles complementarios en el hogar y en la iglesia. Si bien hombres y mujeres son iguales en naturaleza y dignidad, Dios pretende que funcionen de manera distinta en estas áreas clave. Dentro del hogar, Dios espera que el esposo lidere y la esposa se someta libre y alegremente a su liderazgo. Dentro de la iglesia, Dios espera que todos los miembros se ministren unos a otros usando cada don dado por Dios pero que solo hombres calificados tengan el cargo de anciano. He examinado la Biblia, he leído extensamente, y esto seguro de que esta es la voluntad de Dios para su pueblo. No obstante, yo feliz leo libros escritos por mujeres. Esto es cierto ya sea que los libros estén escritos específicamente para mujeres o si están escritos para una audiencia general. Es cierto ya sea que aborden asuntos relacionados con la vida cristiana, la teología, o la enseñanza de la Biblia. En cada caso estoy feliz de leerlos y feliz de aprender de ellos. Para algunos cristianos, esto es obvio y nada extraordinario. Pero para otros, incluidos muchos complementaristas, esto puede causar asombro. Algunos cristianos sostienen que una adecuada comprensión de los roles de género exige que las mujeres no deben escribir obras teológicas en absoluto, o por lo menos, los hombres no deben leerlas. Yo no estoy de acuerdo. Al contrario, creo que podemos y debemos animar a las mujeres a escribir estos libros y que los hombres pueden leerlos felices y seguros para beneficio de sus propias almas. No hay dones exclusivos Si bien hay un par de roles que Dios les da exclusivamente a los hombres (anciano, esposo), no existen dones que él conceda exclusivamente a los hombres. Él más bien reparte sus dones a hombres y mujeres por igual. Con dones me refiero a los dones espirituales que Dios concede a cada persona para que podamos usarlos para beneficio de otros creyentes. Cada cristiano tiene dones, y hacemos bien al descubrirlos y expresarlos. Hasta donde yo puedo ver, no hay dones reservados exclusivamente para cada género. Hay roles reservados, pero no dones reservados. Si los hombres pueden estar dotados para el liderazgo, también pueden estarlo las mujeres. Si los hombres pueden estar dotados para la enseñanza, también pueden estarlo las mujeres. Asimismo, si las mujeres pueden estar dotadas para la hospitalidad o la administración, también pueden estarlo los hombres. La expresión de los dones puede diferir, de manera que la hospitalidad femenina puede parecer distinta a la hospitalidad masculina, o la enseñanza femenina puede diferir de la enseñanza masculina. Pero los dones mismos no son exclusivos de un sexo u otro. No hay capacidades exclusivas Así como los dones están repartidos en ambos sexos también los son las capacidades. Así como Dios concede dones a ambos géneros, así también proporciona la capacidad para usar esos dones. Las mujeres pueden interpretar la Palabra de Dios con la misma capacidad que los hombres. Las mujeres pueden acumular conocimiento al mismo nivel que los hombres y con el mismo grado de precisión. Dios nos ha hecho iguales en este sentido. Si bien la Biblia se refiere a las mujeres como el «vaso más frágil» (1 Pedro 3:7), aquí solo se refiere a la fortaleza física, no a la fortaleza de carácter o intelecto. No hay sabiduría exclusiva Hombres y mujeres son iguales en dones y en capacidades. También son iguales en sabiduría. Tanto hombres como mujeres son capaces de aprender, entender, interpretar, aplicar. Tanto hombres como mujeres pueden conocer los datos de la fe cristiana, ambos pueden tener un profundo conocimiento de la Escritura, ambos pueden tener la percepción que les permita aplicar este conocimiento a las circunstancias de la vida. Las mujeres pueden ser teólogas en el mismo sentido en que los hombres pueden ser teólogos: pueden tener un profundo conocimiento de Dios, su Palabra, su voluntad, sus caminos. De hecho, cuando el libro de Proverbios personifica la sabiduría, lo hace con el personaje de la Sra. Sabiduría, no el Sr. Sabiduría. Un rol exclusivo Dios dota a los hombres para enseñar, los hace capaces, y los llena de sabiduría. Él espera que ellos usen su don, su capacidad, y su sabiduría por el bien de los demás. Dios dota a las mujeres para enseñar, las hace capaces, y las llena de sabiduría. Él espera que ellas usen su don, su capacidad, y su sabiduría para el bien de los demás. Lo que distingue a los hombres de las mujeres en la iglesia no son los dones, ni la capacidad, ni la sabiduría, sino el rol. Para sus propios propósitos, Dios ha determinado que los hombres tomen el rol del liderazgo en la iglesia, incluyendo la enseñanza pública de la congregación reunida. No hay ningún indicio de que él haya tomado esta determinación sobre la base de los dones, la capacidad o la sabiduría. Es probable que tu iglesia tenga algunos maestros varones dotados. Si estos hombres cumplen con los requisitos bíblicos relacionados con el carácter, pueden (podrían o deberían) ser tus ancianos. Es probable que tu iglesia tenga algunas maestras dotadas. Es posible y probable que en tu iglesia haya mujeres que tienen todo el carácter y todos los dones de tus pastores. Si bien Dios no abre el cargo de anciano para estas mujeres, la iglesia aún debería animarlas a usar su don de enseñanza, y debería generar oportunidades para que lo hagan. Una forma en que algunas mujeres dotadas expresan su don es a través de la escritura. Creo que esta es una expresión válida del don de enseñanza ya sea que esas mujeres escriban exclusivamente para mujeres o escriban para hombres y mujeres. ¿Por qué? Porque este ministerio de escritura no usurpa la autoridad de esposos o ancianos. Sus libros no presentan una amenaza al liderazgo del esposo o de la iglesia. No desafían la comprensión complementarista de la Biblia. Estas autoras simplemente están expresando su don dado por Dios como un medio para bendecir al pueblo de Dios. Incentivo Por lo tanto, yo incentivo a las mujeres cristianas a escribir y a hacerlo con la confianza de que esto es una afirmación, no una negación, del complementarismo. Incentivo a las mujeres cristianas y a sus publicadores a no restringirse a las versiones femeninas de los libros sobre temas importantes. Ellas pueden escribir para todos nosotros. Ellas deberían escribir para todos nosotros. Todos podemos beneficiarnos de sus dones, su capacidad, su sabiduría. Incentivo también a los hombres cristianos a que lean libros de mujeres de buena gana, con humildad y confianza. Incentivo a los pastores a que lean libros escritos por mujeres de buena gana, con humildad y confianza. No los lean con temor o suspicacia, no los lean simplemente para filtrarlos para sus esposas o su congregación, sino léanlos para aprender, para crecer, para conocer más a Dios. Confíen en que Dios reparte dones, capacidades y sabiduría a hombres y mujeres por igual. Quiero volver adonde comencé. Titulé este artículo «Soy complamentarista y leo libros escritos por mujeres». Pero al reflexionar más al respecto, quizá sea mejor decir: «Soy complamentarista, así que leo libros escritos por mujeres». Mi teología no solo lo permite. Lo exige y lo celebra. Algunos libros favoritos Estos son solo algunos de los libros escritos por mujeres para una audiencia mixta que me han resultado especialmente provechosos. Deliberadamente no he incluido libros escritos específicamente para mujeres, si bien me he beneficiado de muchos de ellos también.
- Verdad total y Finding Truth, de Nancy Pearcey. Los libros de Pearcey han sido una enorme bendición y me han desafiado. En muchos sentidos ella me ha ayudado a llevar el espíritu de Francis Schaeffer a una nueva generación.
- 1 Peter, de Karen Jobes. Junto con D. A. Carson, creo que este es actualmente el mejor comentario de 1 Pedro.
- The Feminist Mistake, de Mary Kassian. Aunque muchos de los libros de Mary han sido escritos específicamente para mujeres, este es para hombres y mujeres y ha sido muy útil para entender mejor el feminismo.
- Humble Roots, de Hannah Anderson. Este fue uno de mis libros favoritos de 2016 y un potente desafío a dar muerte al orgullo.
- The Secret Thoughts of an Unlikely Convert, de Rosaria Butterfield. El libro de Rosaria fue inmensamente útil para entender mejor la homosexualidad y el sentido de comunidad que esta construye.
- Faithful Women and Their Extraordinary God, de Noël Piper. Se trata de una potente colección de breves biografías acerca de mujeres fieles que sirvieron con alegría a su gran Dios.