Si buscas a lo largo de la extensa historia de la iglesia cristiana, verás que los falsos maestros han estado presentes en cada tiempo y en cada época. Estuvieron en la iglesia primitiva, en la iglesia medieval, en la iglesia de la Reforma, en la iglesia puritana y, por supuesto, están en la iglesia de hoy. Han sido una plaga desde el principio y son una plaga en la actualidad. Pero lo interesante es que, aunque los tiempos y las circunstancias pueden haber cambiado, sus métodos en realidad no lo han hecho. Ya sea que mires al primer siglo o al siglo veintiuno, pronto detectarás siete señales seguras de un falso maestro.
1. Los falsos maestros buscan agradar a los hombres
En el fondo, a estos falsos maestros no les interesa quedar bien ante los ojos de Dios. Realmente solo les interesa quedar bien ante los ojos de los hombres. Son lo que el apóstol Pablo llamó personas que tienen comezón de oír. Son maestros cuya gran habilidad es aprender lo que otras personas quieren oír y luego simplemente dárselo; simplemente regurgitar lo que la gente ya quiere escuchar. En lugar de desafiarlos, los halagan. En lugar de exponer el pecado, afirman el pecado y lo consienten.
Escucha lo que la Biblia dice sobre un verdadero maestro: “Sino que así como hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no como agradando a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones” (1 Ts 2:4). Los falsos maestros hablan para agradar a los hombres.

2. Los falsos maestros dirigen sus críticas más duras contra los siervos más fieles de Dios
Estoy seguro de que has visto esto antes. Los falsos maestros siempre reservan sus ataques más brutales para las personas que más aman a Dios y que mejor le sirven. Piensa en el apóstol Pablo. Su ministerio entero estuvo constantemente amenazado por personas. Decían que sus cartas eran duras y fuertes, pero que su presencia física era débil y su forma de hablar insignificante. ¿Verdad? Más aún, puedes pensar en Jesucristo, quien sufrió constantes ataques. ¿De quién? De las autoridades religiosas. Los maestros religiosos continúan hoy reprendiendo y menospreciando a los siervos más fieles de Dios.

3. Los falsos maestros enseñan su propia sabiduría en lugar de la sabiduría de Dios
Los falsos maestros siempre enseñan sus propias necedades en lugar de la sabiduría divina. Esto significa, entonces, que la fuente última de su enseñanza es su propia mente, su propio corazón, sus propios deseos pecaminosos. Escucha lo que Dios dijo a través del profeta Jeremías: “Los profetas profetizan mentira en Mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he dado órdenes, ni les he hablado. Ellos les están profetizando visiones falsas, adivinaciones, vanidades y engaños de sus propios corazones” (Jer 14:14). Eso era cierto en los días de Jeremías, y es igual de cierto en nuestros días.

4. Los falsos maestros ignoran lo que es de mayor importancia para centrarse en lo que es de menor importancia
Los falsos maestros siempre ponen un gran énfasis en los mandamientos pequeños, mientras ignoran descaradamente los grandes, los importantes. Pasan por alto lo que la Biblia más enfatiza para centrarse en cambio en estos pequeños versículos y personajes secundarios. Piensa de nuevo en Jesús cuando habló en contra de las autoridades religiosas, los líderes religiosos de Su época. Él dijo:
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas que pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, y han descuidado los preceptos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Estas son las cosas que debían haber hecho, sin descuidar aquellas (Mt 23:23).
Puedes reconocer a un falso maestro cuando mide la piedad por el cumplimiento de las reglas más pequeñas, incluso mientras rompe con gusto y descaradamente las más grandes.

5. Los falsos maestros enmascaran su falsa doctrina con un discurso elocuente y una lógica impresionante
Verás, un falso maestro no puede ofrecer una interpretación consistente de la Biblia. ¿Entonces qué hace? Esconde la blasfemia y la doctrina peligrosa detrás de lo que parece ser un argumento poderoso. Detrás de este uso elocuente del lenguaje, ofrece a sus oyentes el equivalente espiritual de un hermoso y atractivo dulce que está mezclado con un veneno mortal. Parece exquisito, valioso, delicioso, pero aun así te matará por completo. Pablo tuvo que recordarle a la iglesia en Corinto lo siguiente: “Por eso, cuando fui a ustedes, hermanos, proclamándoles el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría” (2 Co 2:1). Pablo vino con un mensaje sencillo que tenía detrás de sí todo el poder de Dios.

6. Los falsos maestros están mucho más preocupados por ganar a otros para sus propias opiniones, que en ayudar y mejorar realmente a las personas
Sinceramente, tú no les importas; solo se preocupan por sí mismos. Quieren tu lealtad, quieren tu dinero, quieren tu cuerpo, quieren algo, cualquier cosa. Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas, que recorren el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacen hijo del infierno dos veces más que ustedes!” (Mt 23:15). Verás, los falsos maestros, en última instancia, no están interesados en mejorar vidas y salvar almas. Están interesados en ganar seguidores para luego obtener poder y autoridad para sí mismos.

7. Los falsos maestros se aprovechan de sus seguidores
Los falsos maestros se aprovechan de la gente. Se aprovechan de su ignorancia, de su codicia, de su lujuria o inmadurez, de cualquier cosa, con tal de poder explotarlos. Encuentran personas que anhelan dinero, y les prometen dinero. Encuentran personas consumidas por la lujuria, y les prometen que pueden satisfacer esas lujurias. Eso es exactamente por lo que Pedro advierte. Escucha lo que dijo: “Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes”. ¿Qué harán? Sigue diciendo: “…los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras… En su avaricia los explotarán con palabras falsas” (2P 2:1-3).

Verás, los falsos maestros están interesados en tus bienes, no en tu bien. No quieren salvar a los perdidos; quieren servirse a sí mismos. Estos falsos maestros están perfectamente contentos con que Satanás se quede con tu alma, siempre y cuando ellos puedan quedarse con tus cosas.
Los falsos maestros siempre han sido una plaga en la iglesia, y siempre lo serán hasta el día en que el Señor regrese. Pero conocemos sus métodos. Mejor aún, conocemos la Escritura, que siempre los expone por lo que son. Siempre los expone como lo que son. Verás, nuestra mejor defensa contra los falsos maestros es conocer tan bien la Palabra de Dios que inmediatamente detectemos y podamos detener cualquier desviación de esa preciosa verdad que es la Palabra de Dios.
Mira el video aquí:
(Inspirado por Shai Linne y el Apéndice II de Precious Remedies Against Satan’s Devices, de Thomas Brooks).
Publicado originalmente en Challies.