¿Es verdad que solo hay salvación en la Iglesia Católica? 

La Iglesia Católica Romana sostiene que no hay salvación fuera de ella, ¿qué dice la Biblia al respecto?

Nota del editor: Este artículo pertenece a una serie titulada: «Yo le diría al Papa«. El propósito de éstos, es proporcionar una respuesta bíblica y centrada, a las doctrinas de la iglesia católica en el contexto de la visita del papa Francisco a Colombia.


Tres pensamientos vienen a mi mente al escribir este artículo. Primero, debo decir que aunque mi padre me dijo desde muy pequeño que éramos Católicos Romanos, la verdad es que nunca fuimos practicantes de la fe Católica Romana. Segundo, recuerdo tener 16 años y empezar a preguntarme qué es lo que creo y por qué lo creo. Y como tercero, tengo en mente a un lector que es Católico Romano, o Protestante, o uno que quiere aprender más sobre lo que la Biblia enseña sobre la salvación en Cristo y Su iglesia.

Permíteme comenzar haciéndote las siguientes preguntas: ¿quién creó la Iglesia?, ¿quién salvó a la Iglesia?, y ¿quién aplica la salvación y quién compone la iglesia? Estas preguntas son muy importantes y relevantes para todos nosotros. De no entenderlas estaremos desperdiciando grandes verdades del plan de Dios para con su Iglesia. Mi deseo es responder brevemente a estas tres preguntas, usando principalmente la carta del Apóstol Pablo a la iglesia en Éfeso. Así que, si tienes una Biblia, sería bueno que la revises conmigo porque no se trata de lo que yo digo sino de lo que Dios dice.  

¿Quién creó la iglesia?

Fíjate que en la pregunta “la Iglesia” esta sola sin ningún adjetivo que distinga entre la Iglesia Católica Romana y Iglesia Protestante. Lo hago a propósito porque antes de saber la diferencia entre estas iglesias, primero es crucial saber: ¿quién creó la Iglesia? La mejor manera de responder a esta pregunta y a cualquier pregunta, es ir a la fuente de toda verdad, es decir, la Palabra de Dios. 

En el libro de Génesis, en el principio, vemos a Dios como Creador, y a Adán y Eva como sus creaciones, los padres de toda la humanidad. Esto es importante entender: Dios no ha creado porque al Él le faltara algo, sino que desde Su plenitud ha decido crear para comunicar Sus excelencias. Él creó a Adán y Eva y a cada uno de nosotros los humanos con la capacidad de entender y conocer con el fin de que podamos hacer lo que fuimos llamados hacer, darle gloria a Dios en Cristo.

Por espacio trataré de resumir la historia redentora de Dios que aun antes de que Adán y Eva pecaran Él ya había planeado la salvación de Su iglesia en Cristo. Dios prometió vencer a Satanás y el pecado (Gen.3:15) por medio de la simiente de la mujer, es decir, por medio del Mesías Jesucristo. De esta promesa es que Dios decide escoger a Abraham para que él fuera el padre de muchas naciones y su descendencia, Cristo, fuera el receptor de todas las promesas de Dios (ver Gálatas 3:16). Después de hacer esta promesa, Dios escogió a Israel como Su pueblo para que de ese pueblo saliera el Mesías.

Todo el Antiguo Testamento cuenta la historia de Dios como el Salvador del remanente de Israel porque de ahí saldría el Mesías para que por medio de Jesús un nuevo pueblo fuera formado, es decir, la Iglesia de Cristo. El Apóstol Pablo dice en Efesios 1:3–4 que Dios nos bendijo en Cristo para ser llamados por Él y para Él en un amor que existió aún antes de nosotros ser formados. Lo que quiero decir es que la iglesia ha existido en la mente de Dios desde antes de la fundación de esta tierra.  

Por lo tanto, Dios creó el plan de salvación para un pueblo pecaminoso que al creer en Cristo como Señor y Salvador pudiera ser adoptado en la familia de Dios, es decir, en la Iglesia de Dios. Por lo tanto, la iglesia no es un edificio sino son personas que han sido regeneradas por el Espíritu como lo veremos más tarde. Cuando vemos el término griego utilizado para «iglesia» que es «ekklesia» vemos que es una congregación, una asamblea o un grupo de personas que han sido apartados para la adoración de Dios. Esta congregación es llamada o escogida por Dios mismo en Cristo, así que quien ha creado la iglesia no es un grupo de personas, un concilio, ni pastores o sacerdotes. Dios como creador de la iglesia es quien ha enviado a Su Hijo Jesús como el redentor de Su iglesia.   

¿Quién salvó a la iglesia?  

En este punto es donde se divide la creencia de la iglesia Católica Romana con la iglesia Protestante. No que uno de los dos crea que Cristo no es el Salvador de la iglesia, sino que los Protestantes difieren de los Católicos Romanos en cómo se aplica la salvación . Si existe la salvación por medio de la obra de Cristo, ¿quién da y garantiza esa salvación? Para la iglesia Católica Romana el oficio sacerdotal es muy importante en relación con la salvación. Porque son los sacerdotes quienes administran los medios de gracia y los sacramentos en donde se enseña que en esto hay salvación. Así que si hay salvación que es administrada por los sacerdotes, entonces, ¿solo los sacerdotes como representantes de la iglesia pueden dar esta salvación? Quizás has escuchado o se te ha enseñado que solo aquellas personas que pertenecen a la iglesia Católica Romana son salvas, ¿Es esto cierto?  

Si miramos brevemente la historia de la Iglesia encontraremos a Cipriano de Cartago (200–258) quien fue un obispo que introdujo la idea que “fuera de la iglesia no hay salvación.” El teólogo R.C. Sproul explica que Cipriano, “Lo que quiso decir con esto es que es necesario que una persona sea concreta, real y visible dentro de la membresía de la Iglesia Católica Romana para que así sea salva.”1 Pero más adelante en la historia de la Iglesia encontramos al gran teólogo Agustín de Hipona (354–430) quien corrigió esta idea de Cipriano al crear su muy conocida frase, “La iglesia es una, santa, católica (‘universal’), y Apostólica.” La frase de Agustín surge en el contexto en que varios sacerdotes al igual que otras personas en medio de la persecución de emperadores Romanos repudiaron su fe en Cristo a causa de las amenazas de muerte.  

La iglesia no sabía que hacer con estas personas o sacerdotes así que siendo influenciados por la frase de Cipriano los muy llamados Donatistas, “Mantuvieron que la iglesia visible es la verdadera iglesia solo cuando sus líderes son puros espiritualmente.”2 Entonces, volviendo a la frase de Agustín sobre la iglesia y sus cuatro características, especialmente la idea que la iglesia sea santa fue la que ayudó a la iglesia a entender que no es que la iglesia pueda salvar o ser santa en sí misma, sino que su santidad o salvación viene a ella por Cristo y solo en Cristo. Así que para Agustín la iglesia de este lado de la eternidad no puede ser perfecta, por lo tanto, encontramos que la Iglesia visible es una en donde hay un grupo de personas mezcladas salvas y no salvas.  “Agustín modificó la posición fuerte de la membresía visible como un ingrediente esencial para la salvación. Él abrió la puerta para la posible redención de aquellos que no son visibles, unidos físicamente a la iglesia (aun cuando deberían de estar).”3  

Todo esto sirve para que nos demos cuenta que dentro de la Iglesia ya existía diferentes posiciones las cuales fueron corregidas por hombres como Agustín para guiar a la Iglesia a ser más centrada en la Palabra de Dios. Tal como sucedió casi más de 1,000 años después de la muerte de Agustín en donde se levantaron los Reformadores como Juan Huss, Martin Lutero, Juan Calvino, John Knox, Ulrico Zuinglio y muchos más. Hombres y mujeres que decidieron obedecer a Dios y Su Palabra antes de obedecer las tradiciones que se elevaron al igual o por encima de la Biblia.  

Tradiciones como por ejemplo que la Iglesia Católica Romana enseñe que el bautismo es “la causa instrumental de la justificación”, o que  la Iglesia Católica Romana sea el cuerpo místico de Cristo. Estas y muchas más tradiciones que han sido enseñadas a lo largo de la historia hacen que la Biblia quede a un lado opacada por la sombra de enseñanzas contradictorias. Pero cuando vamos a la Biblia encontramos que solo hay un Salvador y es Cristo porque como el Apóstol Pablo dice en Efesios 5:25b–27, Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella. El Salvador Cristo quien creó la Iglesia es el que murió por ella y es quien se asegurará de santificarla hasta que Él regrese por ella para llevarla a gloria y para que por la eternidad pueda conocer más de Su Creador y Salvador.  

Entonces, si Dios es el Creador de la Iglesia y Cristo el Salvador de la Iglesia, ¿quién aplica o da esta salvación a la Iglesia? El Espíritu Santo.  

¿Quién aplica la salvación y quién compone la iglesia?

Cuando miramos lo que la Biblia enseña sobre la salvación nos damos cuenta que no son los sacerdotes, los pastores ni la iglesia los que traen salvación a una persona. Los pastores son medios tal como lo es la iglesia para predicar, anunciar, proclamar el evangelio de Cristo para que al ser Cristo predicado venga Dios mismo por medio de Su Espíritu Santo y obre salvación.

De nuevo esto lo vemos en Efesios 1:13–14; 17, en donde vemos que la salvación es obra del Espíritu Santo por medio de la regeneración. ¿Qué es la regeneración? La regeneración es la obra de Dios por medio del Espíritu Santo para darle un nuevo corazón a Su pueblo. En el antiguo pacto y el nuevo, vemos que Dios obró esta misma regeneración. Por ejemplo vemos la promesa de la regeneración en lugares como: Deut. 30:6; Jer. 24:7; 29:10–14; 31:31–34; 32:36–41; Ezeq. 36:26–27; Juan 3:5–8; Tito 3:3–7. La promesa de la circuncisión de corazón es algo que disfrutamos en un espectro más amplio en el nuevo pacto. En el antiguo pacto Dios le dio al remanente un corazón para amarlo y amar Su Palabra. En el antiguo pacto vemos las promesas de la circuncisión aplicadas solo en el remanente pero en el nuevo pacto su aplicación se amplía, pues es aplicado a todo miembro de la iglesia de Cristo. La circuncisión de corazón es lo que capacita o permite a una persona amar y atesorar a Dios sobre todas las cosas, a ejercer fe en lo que Dios ha hecho a nuestro favor en Su Hijo Jesús, y todo esto es aplicado a nuestros corazones por medio del Espíritu Santo.  

Así que esta transformación ocurre en un solo instante pero sus frutos son obrados por medio de la santificación por la gracia y fe en Dios, (Hechos 7:51; Rom 2:22–29; Ef 1:13; Col 2:11). La Biblia nos enseña que la salvación no es aplicada por los sacerdotes o pastores más es predicada por la Iglesia pero solo el Espíritu Santo hace esa obra de salvación. Tampoco son los sacramentos los que salvan a una persona, sino estos son celebrados en el caso del bautismo como una declaración pública de lo que ha sucedido internamente por obra del Espíritu Santo. El bautismo es post-conversión, lo que quiere decir es que no es un medio para la justificación sino que testifica que el creyente que ha sido unido a Cristo ha sido justificado solo por Cristo y públicamente en el bautismo esta anunciando su unión al Salvador Jesús.   

Por lo tanto, solo el Espíritu Santo aplica la salvación a un pecador y solo aquellos que se han arrepentido de sus pecados y han creído en Cristo como Señor y Salvador son los que componen la iglesia de Cristo. Son solamente los que han sido regenerados y han dado fruto de esta regeneración los que pueden decir que la sangre del Cordero los ha limpiado de toda maldad y los ha adoptado a la familia de Dios para ser miembros de Su Cuerpo, es decir, la iglesia. Que Dios nos ayude a entender que solo Cristo Jesús es el Autor de la salvación, solo Él es quien obra la salvación y solo Él es quien ha formado Su Iglesia de creyentes regenerados que tienen su mirada en Cristo para ser más como Él por medio del Espíritu Santo, (Hebreos 12:1–2).

Michel Galeano

Michel Galeano es originario de Colombia, enamorado de su esposa Gaby y padre de Priscilla. Obtuvo su licenciatura de Ministerio Cristiano y Pastoral del seminario teológico Bautista de New Orleans y una Maestría en Divinidad en el seminario de Bethlehem en Minneapolis, MN. Esta plantando una iglesia en el Sur de la Florida. Puedes seguirlo en @MichelGaleano

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