Turbulencia matrimonial: un camino lleno de gracia

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El matrimonio es el ejemplo más palpable del amor de Dios sobre cada uno de nosotros; mediante esta relación, Dios tipifica la unidad entre Él mismo y su iglesia, esto suena muy lindo y perfecto. Sin embargo, hablar de matrimonio en el contexto socio-cultural actual puede llegar a ser un tema conflictivo, dado que el significado de la palabra matrimonio ha perdido su valor, y peor aún si añadimos problemas o “turbulencia” a este compromiso producto de nuestra naturaleza caída. Comencemos trayendo todo esto a un nivel diario y pensemos cual es nuestra realidad. La verdad es que muchos de nuestros matrimonios han sufrido, sufren y sufrirán diversas turbulencias a lo largo del camino, algunos soportarán el mover del avión mientras otros se lanzarán al vacío creyendo tener un paracaídas puesto. Considero que toda turbulencia dentro del matrimonio, es una muy buena oportunidad para reflejar la gracia de Dios en medio de nosotros. Al iniciar mi matrimonio, tuve la oportunidad de leer frases como “el amor…todo lo soporta” (1 Corintios 13:7) y a la misma vez tener pensamientos bastante indignos que cruzaban mi mente, como el salir huyendo de mi casa por las diferentes turbulencias vividas durante nuestros primeros años de matrimonio; ahora puedo ver que el haber decidido quedarme, es una prueba fidedigna de que Su amor estaba conmigo, pero a la misma vez es una muestra de la fidelidad, respeto y amor entre mi esposa y yo. Esta clase de expresiones de amor suelen ser algo difícil de entender en nuestro mundo actual, en donde el egoísmo suele ser el factor principal en cada divorcio, es por ello que nuestros matrimonios en Cristo suelen ser una manera efectiva de reflejar lo que en realidad significa el Evangelio. Dentro del viaje matrimonio, existen momentos en los que pensamos que estamos viajando en primera clase y degustando de los manjares más delicados, y en otros momentos de nuestro matrimonio pareciera que viajamos en un avión de carga lleno de animales, y solo nos queda preguntarnos ¿En qué momento llegué aquí? Noel Piper, esposa de John Piper, describe esto de una manera muy exquisita: “Los años venideros son los mejores, los primeros veinticinco son los más difíciles” [1], en realidad no nos da mucha esperanza para aquellos que experimentamos turbulencias. Aunque para algunos, el matrimonio es ligero en gran manera, existen algunos otros, como mi esposa Kembly y yo, que debemos de estar continuamente obrando en gracia, amor y perdón el uno con el otro, es mi pensar que en medio de todo es el Espíritu Santo obrando cada día en nosotros, dándonos a entender que el amor prevalece siempre y que nuestra fe no debe de estar fundamentada en nadie más que en Él. Cuando pienses o sientas que tu matrimonio ha iniciado una etapa de turbulencia, sería bueno sentarse y comunicarse, sería bueno buscar el consejo de tus pastores o personas que te puedan guiar, sería bueno ceder un poco e intentar entender el proceso de Dios en tu matrimonio, pero sobre todas las cosas es bueno recordar lo siguiente: “Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia , pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9) y tal vez sea un buen momento para darnos cuenta que seguimos siendo personas caídas con una necesidad esencial de volvernos a Dios a cada momento. Quisiera terminar dando algo de consejo, sobre todo a las parejas jóvenes, creo necesario incluir este párrafo ya que hay muchos matrimonios que enfrentan dificultades y problemas que parecieran irreconciliables, y podrían estar a un paso de salir huyendo (como yo mismo me vi tentado a hacer en mis primeros años), por lo cual desearía recomendar:

  • Busca ayuda y consejo en personas con sabiduría. Preferiblemente dentro de la iglesia, tal vez haya una pareja mayor y que tenga buen testimonio de ser un matrimonio fiel, tal vez en ellos puedan encontrar factores en común y soluciones.
  • Interactúa con otras parejas sanas y comparte con ellos. He hallado que el mantenerme en contacto con otros matrimonios ha enriquecido el mío, es muy probable que no tengan todas las cosas en común, pero aprendan a oír como Dios obra en medio de ellos.
  • Por último, tomen un tiempo juntos para buscar de Dios. Alejados del mundo externo, será siempre de gran bendición, tal vez unas vacaciones de 5 a 7 días para buscar de Dios y disfrutar de conversaciones suele ser bastante provechoso.

Nunca olvides que: “lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe” (Marcos 10:9), lo cual no significa que debemos de soportar el abuso dentro de la relación matrimonial, como muchos piensan; sino por el contrario, la pareja debe de buscar la manera de reconciliar la relación en todo tiempo y recordar que fue Dios mismo el que los unió. Dios te bendiga y sea Él mismo obrando en medio de tu hogar y tu relación.


[1] Piper, John; Pacto Matrimonial, p.

Andrés Calle

Andres Calle junto a su esposa Kembly y juntos tienen una niña de 8 años. Actualmente Andrés es pastor aprendiz en la iglesia Crosspointe Español. Andrés es también autor de dos libros: Estudios Biblicos de Santiago y La Seguridad de mi Salvación, además conduce un podcast denominado “Reformados”.

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