Nota editorial: Este artículo pertenece a una serie titulada Proyecto Reforma, 31 publicaciones de personajes que fueron instrumentos de Dios durante la Reforma Protestante. Puedes leer todos los artículos aquí


Aunque pasó casi totalmente desapercibido durante la historia de la iglesia, Thomas Becon fue un propagandista político, vendedor exitoso y clérigo piadoso en la Inglaterra del siglo dieciséis durante la Reforma. Becon vivió en cuatro reinados de los monarcas Tudor, sirvió bajo la supervisión de Thomas Cranmer, el Arzobispo de Canterbury y escribió aproximadamente cincuenta tratados con varias ediciones posteriores que permanecieron en impresión setenta años después de su muerte. Sus escritos sobre la piedad son relevantes y útiles para todos los cristianos, particularmente para aquellos que tienden a separar sus vidas en aspectos “sagrados” y “seculares”. Becon no reconoció estas divisiones y exhortó a los cristianos de su época a seguir la piedad en sus rutinas diarias.

El pastor en lo oculto

Becon nació en Thetford, Norfolk, cerca al año 1512, fue educado en el St. John’s College de Cambridge, donde fue profundamente conmovido y posiblemente convertido bajo las enseñanzas de influencia luterana de uno de Hugh Latimer, sus profesores . Al graduarse como teólogo, Becon tomó dos puestos de clérigo en el sur de Inglaterra, pero después de la ratificación de los Seis Artículos de 1539, el rey Enrique VIII culpó a los evangélicos por incumplimiento y «herejía». Consecuentemente, Becon fue arrestado en 1541 por su «malvada y falsa doctrina». Después de su liberación, Becon mantuvo un bajo perfil en los bosques de Kent al ser albergado por varios hombres evangélicos que estaban relacionados con la corte real. Durante este tiempo, Becon elaboró varios tratados bajo el seudónimo de «Theodore Basil» para evitar ser capturado por las autoridades locales. Bajo un escrutinio y vigilancia mayores por parte de los magistrados locales de Enrique VIII, Becon huyó a las Tierras Medias de Inglaterra, donde se escondió durante cuatro años en las montañas sin publicar nada.

El exilio y el regreso a casa

Cuando Eduardo VI- amigo y defensor de la Reforma inglesa- llegó al trono a la edad de nueve años en 1547, Becon salió del exilio y regresó a Londres, donde fue nombrado capellán de la corte real. Alrededor de la misma época, se convirtió en el rector de St. Stephen Walbrook: la prestigiosa parroquia de Londres, Sin embargo, con la llegada al trono de María I en 1553, muchos evangélicos, incluyendo a Becon fueron arrestados, aunque posteriormente fue liberado, pero sin correr riesgos, escapó inmediatamente a Estrasburgo, donde se unió a una comunidad de otros evangélicos ingleses exiliados. Desde allí se trasladó a Frankfurt, donde apoyó al desarrollo de una nueva liturgia para la congregación inglesa compuesta por exiliados. Cuando Becon regresó del continente después de que Isabel I llegara al poder, pasó por una serie de nombramientos clericales, la mayoría en Londres, hasta su muerte en 1567.

Piedad cotidiana

Uno de los principales focos de atención de los panfletos de Bacon era cómo los cristianos debían alcanzar la piedad y cómo incorporarla  en sus vida cotidiana. Primero, la palabra de Dios, sostenía Becon, era suficiente para todos los cristianos y era el catalizador de la piedad. Becon imaginó una comunidad inglesa donde «la gente puede aprender incluso desde sus cunas». …a conocer a Dios, a entender su palabra, a honrar el himno y a caminar por sus santos senderos» (New pollecye of warre). Segundo, Becon instruyó a los cristianos a ver sus vidas como una etapa continua de adoración donde la piedad se exhibía, incluso en lo mundano en un lunes por la mañana. Para Becon, el culto no se limitaba a las reuniones dominicales ni a ciertas disciplinas espirituales como la lectura de la Biblia o la oración. El culto, más bien, era una actividad incesante que se abría paso a través de la liturgia de la vida diaria: comer, trabajar, pasar el tiempo libre e ir a la cama.

No existe el trabajo «secular»

Becon publicó dos manuales de oración que contenían oraciones modelo para actividades específicas de la vida diaria. Uno de esos manuales presentaba oraciones modelo para aquellos en ocupaciones específicas como los magistrados, clérigos, comerciantes, abogados, marineros, soldados, madres y niños. Becon sostenía que una ocupación no era más esencial que otra. Argumentó que el trabajo del zapatero y el sastre era tan crucial en el reino de Dios como el del abogado y el magistrado, porque Dios era el que los llamaba a sus vocaciones. Mientras que muchos cristianos sutilmente desestiman ciertas ocupaciones como insignificantes y ven el trabajo no ministerial como «secular», la evaluación de Becon de todo  trabajo como una actividad de Dios y para Dios es un correctivo motivante. Debemos aceptar nuestro llamado y ver el propósito final de nuestro trabajo y vocación: la piedad a través del empleo bendice a una sociedad para que todos «te conozcan a ti, la fuente de todos los bienes, y glorifiquen tu santo nombre» (Flour of godly praiers).

Brian Hanson

Brian Hanson (@brianlhanson) es profesor asistente de historia y teología en Bethlehem College & Seminary en Minneapolis, Minnesota. Es el autor de Reformation of the Commonwealth: Thomas Becon and the Politics of Evangelical Change in Tudor England.

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