El tema que en los últimos días ha dominado las noticias a nivel mundial, sin duda, es el conflicto armado que se está dando en Ucrania, en donde, según la perspectiva que se tome, se puede decir de este evento que es una operación militar o una invasión. Pero mi objetivo al escribir este corto artículo no es hablar directamente sobre el suceso armado, sino meditar en ese aspecto que la narrativa secular está dejando de lado: la Iglesia de Cristo. No podemos negar que, tanto en Rusia como en Ucrania, así como, en muchos otros países en los que hay algún tipo de conflicto armado, la Iglesia de Cristo está pasando por momentos difíciles. Pero no nos quedemos allí, hoy, en el siglo 21, muchos hermanos en distintas partes de nuestro planeta viven su fe arriesgando sus vidas. Las facilidades que tenemos mientras yo escribo y publico estas líneas y, mientras tú las lees, son por completo desconocidas para muchos creyentes en otras latitudes. Pero, el título de este artículo nos enfoca en una zona y un conflicto en particular, de modo que, volvamos allí. Sé de primera mano, por la denominación a la que pertenezco, que hay creyentes en estos 2 países. En cada lado de la frontera hay un pueblo de Dios que está sufriendo, ya sea por las balas, por las sanciones económicas u otra consecuencia del conflicto armado. La semana pasada, por ejemplo, leí un tuit sobre un pastor en Kiev, que estaba preparando su sermón en medio de ataques, y que estaba dispuesto a ir el domingo a predicar. Del lado ruso, hay creyentes que están orando y llorando por esos hermanos y amigos que tienen en la zona atacada. Incluso en medio del peligro, sabemos de iglesias que están predicando a Cristo a personas que nunca habían escuchado las buenas nuevas de nuestro Señor y se está dando ayuda a los necesitados. Y cuando esto finalice, pues sin duda así será de una u otra forma, las iglesias en esta zona serán como un faro que indique el camino, en la más oscura noche a un barco que está a la deriva. Con esto en mente, ¿cómo, entonces, deberíamos orar por la Iglesia de Cristo en Rusia y Ucrania? Recomiendo considerar lo siguiente:
- Que el amor en Cristo sea más fuerte que las balas y las sanciones, de modo que los creyentes de ambos países se amen en el Señor, lo cual será un testimonio al mundo sobre el amor de Dios que todo lo vence.
- Que aquellos creyentes que están enfrentando peligro de muerte, obren para traer gloria al Señor, aunque en ello pierdan sus vidas, sabiendo que una vez que cierren sus ojos aquí, los abrirán ante nuestro Redentor.
- Que cada creyente se despoje de aquello que no es esencial para su vida, o incluso si lo es, en beneficio de los necesitados.
- Que el evangelio de Cristo sea predicado y traiga a salvación a aquellos amados por el Señor.
- Que sin importar diferencias de segundo o tercer orden doctrinal, las iglesias puedan colaborar, de modo que las fortalezas de unas cubran las debilidades de otras, y en ello, nuestro Dios Trino sea exaltado.
Estoy seguro de que a ti se te ocurren otras formas de como orar por la Iglesia de Cristo en Rusia y Ucrania, pero te invito a que no limites tus súplicas a esta región, sino que clames por el pueblo de Dios en cada pequeño lugar de nuestro planeta. Y si tú estás leyendo estas palabras mientras sufres por guerras, persecución o algo más, ten la seguridad que algún lugar de la Tierra, creyentes que te aman sin conocerte, oran por ti, por la Iglesia de Cristo.