Hay un mandamiento que todos los creyentes hemos recibido, un distintivo, y es el de amarnos los unos a los otros a través del servicio. Y en el caso de los hombres, el lugar donde con mayor relevancia tenemos que mostrar ese distintivo es en nuestro hogar, con nuestras familias. Los hombres estamos llamados a ser sacerdotes de nuestros hogares.

Profundo, claro, alentador.

A lo largo de su libro, el autor se encarga de mostrarnos el fundamento bíblico de nuestra responsabilidad sacerdotal de manera clara y concienzuda. Cada uno de los aspectos que se abordan en la obra está analizado con abundancia de pasajes bíblicos y ejemplos. Desde Melquisedec, pasando por los sacerdotes de Israel, hasta llevarnos al sacerdote por excelencia, Cristo mismo. Aunque el libro es breve, vale la pena ir leyéndolo y tomándonos el tiempo de meditar en su contenido, así como en las referencias a las que apunta. Abundante en citas bíblicas y con una estructura muy definida, la lectura es clara. Requiere que el lector vaya siguiendo el fluir de las ideas y al hacerlo, adquirirá una comprensión bíblica y profunda de lo que implica ser sacerdotes en nuestros hogares. Al leer cada capítulo, no evitarás pensar en aquellos aspectos en los que estás fallando y por ende, debes mejorar. Por eso, es tan importante como el autor, una y otra vez, nos lleva a depender de Cristo para hallar la guía, sabiduría y gracia que necesitamos.

El contenido del libro

En los primeros tres capítulos se nos brinda una descripción clara y detallada, desde los aspectos más básicos incluso, de lo que implica nuestro ministerio sacerdotal como hombres en nuestro hogar. El autor analiza detalladamente a lo largo de todas las Escrituras el oficio sacerdotal con abundancia de ejemplos y referencias bíblicas. Entre los capítulos cuatro y ocho, Waldron nos brinda una explicación sólida de los cinco aspectos que involucra nuestra responsabilidad como sacerdotes.

  • Como intercesores en oración: ¿cómo orar? ¿por qué orar? ¿cómo oramos sacerdotalmente? ¿cómo guiar a nuestras familias en y a la oración?
  • Como directores de la adoración religiosa: ¿cómo planificamos nuestra vida de adoración en el hogar? ¿Cómo la adoración a Dios se convierte en un estilo de vida para nuestras familias? ¿Cómo somos parte de la comunidad de la iglesia local?
  • Como mediadores de la bendición divina: ¿cómo edificamos y bendecimos a nuestras familias? ¿cómo intercedemos por ellos ante el Señor? ¿cómo podemos ser instrumentos de bendición y edificación para los nuestros?
  • Como instructores en las Sagradas Escrituras: ¿cómo alimentamos espiritualmente a nuestras familias? ¿cómo los guiamos en su conocimiento del Señor en las Escrituras?
  • Como jueces en las cosas santas: ¿cómo disciplinamos y corregimos con justicia, firmeza y amor? ¿cómo mostramos nuestra dependencia de Cristo y el Evangelio?

En todas las secciones se analiza con profundidad cada uno de los puntos que expone, y también se reflexiona acerca de cómo vivir estas verdades. Los capítulos finales sirven para que podamos analizar y ver cuáles son los requisitos espirituales para nosotros como sacerdotes de nuestros hogares. El libro culmina con un llamado y recordatorio siempre necesario: miremos a Cristo, aprendamos de Él y su ejemplo, dependamos de Él. El hombre como sacerdote de su hogar está disponible en formato impreso y ebook en la editorial Legado Bautista Confesional y Amazon

Un pensamiento final

Celebro la oportunidad de tener esta obra en español. Los hombres en general, y los hombres cristianos en particular, hemos descuidado la preciosa responsabilidad que el Señor nos dio de guardar y cultivar nuestros hogares. Mientras lees cada capítulo, el autor te ayudará a evaluarte a ti mismo, a escudriñar las Escrituras, a pensar en formas prácticas y concretas de vivir cada aspecto y sobre todo, a buscar la gracia de Cristo en todo momento.

Sebastián Winkler

Sebastián Winkler

Adrián Sebastián Winkler, argentino, sirve en la Iglesia Bautista de Lincoln, Buenos Aires, Argentina. También escribe el devocional «Gracia y Sabiduría» junto a su familia, y es el director de traducciones en «Volvamos al Evangelio». Además, es profesor de Literatura y está cursando un diplomado en Biblia y Teología en el Instituto de Expositores de Argentina (IDEAR). Adrián disfruta mucho la música, leer, pasar tiempo al aire libre, hacer cosas con sus manos y, sobre todo, compartir lo que el Señor le enseña a través de su Palabra. Contribuyó como escritor en El orgullo, Dominio propio y La sabiduría, está casado con Karina y tienen dos hijas: Julia y Emilia.

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