[dropcap]A[/dropcap]parentemente, la tendencia del momento es embarcarse en un breve tour a la otra vida. Don Piper dio la partida con 90 minutos en el cielo, un libro realmente malo que vendió millones de copias. Luego vino 23 minutos en el infierno, otro éxito de ventas y otro libro terrible. Y ahora le sigue de cerca El cielo es real: La asombrosa historia de un niño pequeño de su viaje al cielo de ida y vuelta. Llegó a estar en la cima de la lista de éxitos de venta del New York Times y tiene más de medio millón de copias impresas. Me pregunto si soy el único al que le parece levemente sospechoso que ahora que estos libros se están vendiendo como pan caliente, cada vez más personas descubran que Dios quiere que cuenten sus historias sobre el cielo y el infierno. Probablemente no soy el único. El cielo es real fue escrito por el pastor Todd Burpo y cuenta la historia de su hijo Colton, quien, a los cuatro años, visitó el cielo. Su visita se produjo cuando estaba en el quirófano luego de sufrir la rotura del apéndice. Él les contó su historia a sus padres varios meses más tarde y los padres luego esperaron 6 o 7 años para registrarlo en un libro. Ese libro ha llegado a la cima de los rankings, lo que ha causado que muchos de ustedes me envíen correos para preguntarme «¿lo has leído?». Así que procedí a leerlo. Porque soy esa clase de persona. Probablemente no te sorprenda saber que este no es un buen libro. Lo que quiero hacer aquí es ofrecer una breve reseña y luego quiero contarte por qué puedes descartar legítimamente este libro y todos los que son similares, porque creo que ahí es donde muchos sentimos la tensión: ¿qué me da derecho a desechar la experiencia de otra persona? Ya he señalado el bosquejo general. Colton muere (o algo cercano a ello) y visita el cielo por un periodo incierto. Vuelve a su cuerpo y en los meses y años que siguieron les cuenta a sus padres acerca de su tiempo en el cielo. Cuenta que pasa tiempo con Jesús, que se encuentra con la hermana que nunca supo que tenía, que revoloteó con unas alas, acerca de las puertas de perlas, etc. En el transcurso uno encuentra descripciones de las diversas aflicciones de Todd y lee los minuciosos detalles de las luchas de Colton con el estreñimiento y el gran alivio que experimentó al liberar gas. Un tema fascinante… Cada una de las experiencias de Colton, o casi todas, sigue un patrón. Él le cuenta a su padre algún pequeño detalle. Su padre se queda sin aliento o siente que su corazón se detiene un momento. «Casi no podía respirar. Mi mente oscilaba. Mi cabeza daba vueltas». Un pasaje de la Escritura viene a la mente del padre que valida la experiencia. Colton se aburre y se va. Repetición. La historia está contada en breves capítulos y una escritura de nivel de primaria. Excelente literatura no es. El fin de todo es incentivarte porque el cielo es un lugar real. Colton fue allá y su experiencia ahora valida su existencia. Tal como Don Piper fue allá y su experiencia valida su existencia. Tal como Bill Wiese fue al infierno y puede hablar con autoridad para contarte que realmente no te gustaría ir allá. Tal como el apóstol Pablo fue allá y nos contó todo al respecto con el fin de… oh, un momento. Ahora, ¿qué hacemos con un libro como este? Me parece que solo hay un par de opciones disponibles. Puedo aceptarlo, aceptando que este pequeño es legítimo: él fue al cielo y ahora está contando la historia para nuestra edificación. O puedo rechazar lo que dice este niño: no fue al cielo y este libro es ficticio. Si tomo la segunda opción (que es exactamente lo que hago), ahora tengo dos opciones ante mí: o el niño (y/o sus padres) es un mentiroso o él genuinamente cree que experimentó algo que en realidad no experimentó. Sé hacia qué lado me inclinaría, pero supongo que no es ni lo uno ni lo otro. Cualquier de las opciones es muy insensible y cada una me deja con otro problema: ¿con qué base puedo desechar esto como ficción, como un libro sin ningún beneficio? Si quisiera refutar la experiencia de Colton sobre la base de la lógica y la coherencia podría señalar un par de direcciones distintas. En primer lugar, Colton es un niño pequeño que habla como adulto. Sus citas textuales no suenan como un niño de cuatro años, y creo que puedo decir esto con cierta autoridad por ser padre de un niño de cuatro años. También apuntaría al hecho de que el papá con frecuencia recuerda detalles circunstanciales que es muy poco probable que recordara 6 o 7 años después del suceso, algo que, cuando menos, me dice que está rellenando detalles donde le parece necesario. Pero hay mejores razones. Creo que la mejor estrategia es mirar la Biblia. Ofrezco dos formas de desarrollar esto. Primero, la Biblia no nos da ninguna indicación de que Dios vaya a obrar de esta forma y que vaya a llamar a uno de nosotros al cielo y luego hacer que regrese. Al ser humano le corresponde morir y luego viene la resurrección. Permitirle a un hombre (o un niño) que experimente el cielo y luego traerlo de vuelta no sería gracia sino crueldad. El único ejemplo bíblico que tenemos de un hombre llevado al cielo es Pablo, y es muy interesante que a él se le prohibió que hablara al respecto. Y la razón por la que siquiera mencionó esta experiencia no fue ofrecer aliento de que el cielo existe, sino para que sirviera como parte de su «jactarse del evangelio». Él vio el cielo y se le dijo que no contara nada al respecto. Esta fue una experiencia única en un momento único y por un motivo único. La segunda razón se refiere al motivo que ofrece cada uno de estos autores: que por su experiencia ahora nosotros tengamos confianza de que lo que Dios dice es cierto. Este tipo de prueba es exactamente el tipo de prueba que no deberíamos necesitar y no deberíamos querer. Benditos los que no ven y no obstante creen. Don Piper insistía en que había sido llamado a ser el Ministro de la Esperanza. Si la esperanza se ha de encontrar en una persona, será en la persona de Cristo. Es el Espíritu obrando a través de la Palabra quien nos dará confianza en nuestra fe. ¿Y qué es la fe? Simplemente es creer que lo que Dios dice en su Palabra es verdad. No necesitamos relatos del cielo ni historias de aquellos que afirman haber ido allá. Si luchas para creer lo que dice la Biblia, pero aprendes a hallar seguridad en el testimonio de un niñito, bueno, lo siento por ti. No lo digo de una forma desdeñosa. Si la Palabra de Dios no es suficiente para ti, si el testimonio de su Espíritu, dado a los creyentes, no es suficiente para ti, no hallarás ninguna verdadera esperanza en las historias no probadas de un niño. Esta esperanza puede durar un momento, pero no te sostendrá, no te bendecirá en los tiempos cuando la esperanza se tambalee y los tiempos sean difíciles. Así que rechaza este libro. No lo leas. No lo creas. Y no te sientas culpable por hacerlo.