Organizando nuestras prioridades

Si salimos del orden establecido por Dios estaremos en grandes problemas. Necesitamos organizar nuestra vida. Pero, ¿cómo lo hacemos?
|
|

Probablemente seamos “trabajólicos” sin darnos cuenta. Es muy común en nuestros días ser adictos al trabajo, aunque no necesariamente fuera de casa o en una empresa; podemos ser adictos al trabajo en nuestro hogar. Hay varios programas y series de televisión que exaltan al trabajólico. “Limpiadores compulsivos” es uno de los programas que he visto, y aunque esa serie muestra a personas con trastornos obsesivos compulsivos hacia la limpieza, es un ejemplo de lo que hoy te compartiré. En ese programa muestran a hombres y mujeres que no pueden estar un solo día sin limpiar su hogar, invierten hasta 8 horas diarias limpiando, limpiando pisos, baños, azulejos, cocina; gastando con ello cientos de dólares en limpiadores para poder cumplir con su misión. Recuerdo haber visto un capítulo donde una chica lloraba porque su vida marital y familiar estaba destruida por su obsesión por la limpieza; sin darse cuenta a tiempo, su mundo se empezó a desmoronar. ¿Qué hay de nosotros? Tal vez no seamos obsesivos con la limpieza a ese grado. Pero, ¿cómo están nuestras prioridades? ¿Qué lugar ocupa Dios en nuestra vida? ¿Qué lugar ocupan nuestro cónyuge e hijos? ¿En qué lugar está el ministerio en el que servimos? Si salimos del orden establecido por Dios estaremos en grandes problemas. Necesitamos organizar nuestra vida, nuestro mundo, un día a la vez. Pero, ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo podemos organizar todo de acuerdo a lo establecido por Dios? Con el paso del tiempo y conversando con creyentes piadosos, he entendido que cuando fallamos en apartarnos para estar a solas en oración a Dios y en su Palabra, es porque estamos demasiado ocupados en otras cosas Tal vez poco a poco hemos ido posponiendo nuestra comunión con Dios, poniendo lo urgente en primer lugar, lo importante en segundo y lo prioritario al final de la lista, luciendo algo similar a esto: YO: imagen, realización personal, académica, laboral. TRABAJO: promoción de puesto, reconocimiento, aumento de salario. RELACIONES: familia (cónyuge, hijos), hermanos, padres. DIOS: oración, comunión, tiempo en la Biblia, iglesia, discipulado. Es sencillo darnos cuenta cuando nuestra lista de prioridades está mal o invertida si nos preguntamos: ¿cómo está nuestra vida en general? Cuando ponemos las prioridades (Dios y nuestra comunión con Él) al final de la lista, nuestra vida es un caos. Nos llenamos de frustraciones, estrés, emociones descontroladas, tenemos problemas familiares, orgullo, y nuestras relaciones con nuestro cónyuge e hijos quedan fuera de orden y control. Podemos estar triunfando en nuestros empleos, pero si descuidamos nuestro hogar, todo nuestro trabajo no reparará una familia destruida en el futuro.

Necesitamos poner a Dios en primer lugar

«Por tanto, tened cuidadocómo andáis; no como insensatos, sino como sabiosaprovechando bienel tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:15-16).

¿Por qué nos cuesta tanto organizar nuestras prioridades? Y cuando las llegamos a poner en orden ¿por qué nos cuesta tanto llevarlas a cabo? Como hijos de Dios, conocemos que Él debe estar en primer lugar y que en nuestro mundo Él debe ser el centro. Sin embargo, no todos se comprometen con esta verdad y logran tener una vida con Dios antes que todo lo demás, no todos logran cumplir el propósito por el cual han sido creados. Nos hemos vuelto “trabajólicos”. Basta con ver las fotos en las redes sociales donde hombres y mujeres, padres de familia, pasan horas y horas en el trabajo, en el gimnasio, en reuniones fuera de casa, adictos al trabajo, al ejercicio, a las relaciones interpersonales y aún al trabajo en casa. Todo eso buscando la satisfacción del “Yo”, ser parte del mundo actual. Sin darnos cuenta, nos hemos “desprendido” de lo verdaderamente importante. Esto lo veo en mi propia vida, en la vida de compañeras de estudio bíblico y en hermanos en la fe; no estamos aprovechando bien ese tiempo que Dios nos da, esa oportunidad que tenemos para acercarnos a Él. Sutilmente hemos cambiado nuestro tiempo personal con Dios, por una aplicación en el teléfono celular donde leemos lo que otros ya estudiaron y salimos de casa creyendo que eso fue suficiente. Hemos cambiado las jornadas de oración personales delante de Dios, por jornadas de oración que otros ya han hecho y nos olvidamos de esa comunión personal con nuestro Creador. Incluso, algunas veces hemos cambiado la asistencia a la iglesia local por videos que otras congregaciones comparten en la red. Y todo esto, aunque son herramientas válidas y de mucha bendición para nuestra vida, no debería suplir nuestra comunión con Dios, ni ser el único alimento para nuestra alma. Necesitamos alimento sólido, convivir con hermanos en la fe, pertenecer a una iglesia local, estudiar con diligencia las Escrituras, ser discipulados y discipular a otros, cumplir el mandato de Jesús. Cuando organizamos nuestro tiempo dando prioridad a nuestra vida con Dios, el exterior cambiará gradualmente. Podemos trabajar y buscar hacer todo en nuestras fuerzas, pero eso no nos dará resultado, nuestro Señor Jesús nos dejó dicho: «Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:33) Nuestra prioridad es siempre buscar a Dios. Si nuestra vida espiritual está bien, lo demás estará en orden. Por ejemplo, cuando nuestra vida gira en torno a Dios, la relación con otros, reflejará esa comunión. Nuestro carácter reflejará que estamos siendo moldeados día a día a la imagen de Cristo. Las relaciones que tengamos con otros también reflejarán esa comunión porque cuando más cerca estamos de Dios y le conocemos, aprenderemos a amar a nuestro prójimo, le veremos con compasión, buscaremos el perdón de quienes hemos ofendido y seremos perdonadores. Andaremos en el Espíritu para restaurar relaciones en lugar de alejarnos ofendidos y seremos ejemplo de lo que Jesús nos dejó dicho en Juan 13:35: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros”. Todo cuanto hagamos deberá reflejar que estamos en comunión con Dios, y Él será glorificado. Si estamos en una mala relación con Dios, estaremos más propensos a pecar, estaremos menos alerta a su Palabra. Es tan importante tener nuestras prioridades en orden, y es un trabajo de todos los días. Cada día decidamos poner a Dios en primer lugar porque Él nos ha amado tanto, ¿Cómo no estar con Él en el secreto y buscar su rostro (Sal. 27:8)? No nos llenemos de actividades innecesarias y que nos alejan de Él. Todo lo que somos, todo lo que hacemos y tenemos es por su gracia, así que comencemos y terminemos nuestro día en su presencia. Aún hay tiempo de ponernos a cuentas con Dios. Reorganicemos nuestras prioridades y démosle a Dios el primer lugar de todo. Que Dios nos ayude. En su gracia.

Karla de Fernandez

Karla de Fernández está casada con Jorge Carlos y es madre de Daniel, Santiago y Matías. Radican en Querétaro, México y son miembros de iglesia SOMA Querétaro. Karla ama discipular a sus hijos, es defensora del hogar y de la suficiencia de las Escrituras para dignificar el rol de la mujer en el hogar, como esposa, madre y hacedora de discípulos. Puedes encontrarla en X (https://twitter.com/karlowsky) Instagram (https://instagram.com/kardefernandez) y YouTube (https://youtube.com/@kardefernandez)

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.