Recuerdo vivamente mis primeros días en la iglesia. Todo era nuevo y fresco. Había un gran grupo de jóvenes y había un verdadero bullicio en ese lugar. Era emocionante ser un cristiano estando cerca de gente como esa. Hizo que la iglesia pareciera ser el lugar donde uno debía estar. Pero con el paso del tiempo, más y más gente quedó a un lado del camino. Uno por uno, gente que había pensado que eran cristianos sólidos se alejaron del grupo, de la iglesia y de la fe. Veinte años después ya muy pocos asisten a una iglesia hoy. Es una gran tragedia. Incluso el hombre que me dio un hogar cuando salí de la cárcel y me presentó a Cristo ya no habla más del evangelio. Es desgarrador. Esta ha sido nuestra experiencia en Niddrie también. Les digo a nuestros nuevos internados cada año que echen un buen vistazo porque algunos de ellos, y la gente con la que se reunirán, estarán aquí el próximo año pero algunos otros ya se habrán ido. Ha ocurrido antes y volverá a suceder. ¿Cómo le sucede eso a la gente? ¿Por qué vienen por un tiempo, confiesan su fe en Jesús y luego desaparecen de la escena? Su entusiasmo inicial se ha ido y aparentemente, perdido para siempre. En la carta a los Hebreos encontramos a un grupo de creyentes de segunda generación que se enfrentaban a la presión de buscar alternativas para seguir a Jesús. El autor está desesperado por estos creyentes. Teme por ellos y su fe, y hace grandes esfuerzos para demostrar la superioridad de Jesucristo, amonestándolos con una rica teología en el capítulo 1. Ya en el capítulo 2 los aborda de una manera práctica.
“Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos” (Hebreos 2:1).
¡Presta mucha más atención!
La gente tiende a alejarse de la fe porque permite ser influenciada por el tipo equivocado de voces. Es por eso que debo tener cuidado sobre quiénes y qué cosas estamos permitiendo que hable a nuestras vidas. ¿Estamos prestando cuidadosa atención a la Palabra de Dios como lo hacemos con las otras voces en nuestras vidas? Si quiero escuchar un sermón de Alistair Begg busco un lugar tranquilo y voy a escucharlo online. Cuando queremos escuchar a un amigo lo llevamos a tomar algo o vamos a un lugar para que no sean interrumpidos. ¿Hacemos las mismas previsiones en nuestra vida para escuchar a Jesús? ¿Estamos prestando atención a Su Palabra? Es tan fácil tomar el evangelio de Jesús por sentado. Es muy fácil perdernos en el camino, incluso en medio de una comunidad evangélica dinámica. Nos descuidamos y, si no somos cuidadosos, puede empezar a convertirse en algo aburrido e incluso monótono. Comenzamos a pensar que es un asunto para otras personas. Nos volvemos complacientes, flojos y perezosos. El peligro de las verdades que proclamamos semana tras semana es que ya no impactan nuestras vidas. Se convierten tanto en parte de nuestra naturaleza que es muy fácil desconectar nuestras mentes de ellas. ¡Algunos de nosotros deberíamos estar mucho más adelantados de lo que estamos! Algunos de nosotros tenemos que escuchar la reprensión que el autor de Hebreos da a sus oyentes:
“Acerca de esto tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar, puesto que os habéis hecho tardos para oír. Pues aunque ya debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido.” (Hebreos 5:11-12)
No debemos perder de vista a Jesús en nuestras propias vidas. Y en nuestra comunidad cristiana, no debemos perder de vista el empujarnos unos a otros hacia Jesús. Si vemos a un hermano o hermana tropezar, entonces recógelo y ayúdale a caminar. Si no quieren ser ayudados, ora por ellos y sigue adelante. No seas arrastrado por otros. El pecado es similar a la miseria, ama la compañía.
“Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído” (Hebreos 2:1)
El mandato aquí en Hebreos es fuerte. Es esencial que escuchemos, no sólo los domingos o en el estudio bíblico o en un retiro cristiano. No debemos tomar nuestra salvación por sentado. Debemos prestar mucha más atención a las cosas que hemos escuchado. Continúa la próxima semana