[dropcap]M[/dropcap]i querida y dulce niña, Estoy muy agradecido de que estés pensando acerca del pecado. estoy muy agradecido de que estés pensando qué significa ser un pecador, qué significa darse cuenta de que a menudo haces las cosas malas que juraste que no harías. Y no solo eso, sino que a menudo no haces las cosas buenas que habías prometido hacer. Sé que el pecado es algo difícil de pensar, pero es algo muy importante. Ayer te estabas comparando con tu hermano y tu hermana. Preguntaste: «¿Por qué soy mucho más pecadora que ellos?». Entonces hablamos, pero quería escribir una pequeña nota para decírtelo nuevamente. Quiero que pienses en dos cosas importantes. Primero, quiero que sepas que no puedes confiar simplemente en lo que ves en el exterior de otra persona. Siempre hay mucho más pecado en el interior que en el exterior. ¿Recuerdas lo que dijo Jesús? «Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona». El pecado comienza en nuestro interior y luego a veces sale en palabras enojadas, gestos con los ojos, golpes con el pie, portazos. Todos pecamos de diferentes formas. Algunos pecan en alta voz y otros en silencio. Algunos pecan en sus acciones y otros en su imaginación. Pero todo eso es pecado. ¡Nuestro problema no es solo lo que hacemos, sino lo que somos! No solo hacemos cosas pecaminosas, ¡tenemos un corazón pecaminoso! Y ese es nuestro mayor problema en el mundo entero. Segundo, y aún más importante, quiero que recuerdes que la comparación más importante que tienes que hacer no es entre tú y tu hermano o tu hermana. No es entre tú y tus amigos, o entre tú y mamá y papá. La única comparación que realmente importa es la comparación entre tú y Jesús. Si te comparas con otras personas, siempre te verás mejor que algunas y peor que otras. Cuando tú te veas mejor pensarás que estás muy bien. Cuando ellos se vean mejor te pondrás triste. ¡Pero hay una mejor forma! Compárate con Jesús. Compárate con Jesús leyendo acerca de él en la Biblia. Puedes leer acerca de él en los libros de Mateo, Marcos, Lucas, y Juan. (Lucas es mi favorito). ¿Sabas lo que va a pasar? Primero, estarás triste y asustada porque verás un ejemplo perfecto de cómo Dios te dice que vivas. Verás que Jesús nunca pecó. Él obedeció perfectamente a Dios en cada… momento… de su vida. ¿Puedes imaginarlo? ¡Cuando te compares con él comprenderás lo pecadora que realmente eres! Es como pensar que uno es muy alto, y luego se compara con una montaña. Cuando uno mira la montaña, ¡se da cuenta de que es mucho más pequeño de lo que pensaba! Cuando te compares con Jesús, estarás triste y asustada, pero pronto te pondrás realmente feliz. ¿Cómo es eso posible? Porque llegarás a entender realmente por qué Jesús vino a este mundo. ¡Jesús vivió toda una vida de bondad para poder darte su bondad a ti como un regalo! ¡Pero eso no es todo! Jesús tomó sobre él el pecado de otras personas cuando fue a la cruz, y pagó el castigo por ese pecado; el pecado cometido por personas como tú y yo y mamá. ¡Esa es la mejor noticia que podrías escuchar! Es la noticia que mamá y yo escuchamos y cambió nuestra vida para siempre. Es la noticia que te contamos muy a menudo. Siempre estamos hablando del evangelio, ¿verdad? Escuchas mucho de él, así que sabes que el evangelio es un gran intercambio, un intercambio que hacemos con Jesús. Jesús toma nuestro pecado y nos da su bondad. ¿No es asombroso? Eso es lo mucho que él nos ama, que consiguió bondad para nosotros y luego la cambió por todo nuestro pecado. ¿Lo crees? ¿Quieres creerlo? Esto es lo que quiero que veas claramente: la buena noticia del evangelio no comienza al mirar a nuestro alrededor, sino mirando hacia arriba. No empieza comparándote con la mamá, el papá, o los hermanos y hermanas. ¡Comienza comparándote con Jesús! Cada día yo oro para que mires a Jesús, que creas en él y confíes en él, y que llegues a conocerlo como el verdadero amigo más querido. Te amo por siempre, Papá.