¿Por qué los cristianos solo guardan algunas de las leyes del Antiguo Testamento?

Los cristianos no eligen las leyes que les convienen: siguen a Cristo, quien cumplió toda la ley y nos llamó a vivir por la fe bajo el nuevo pacto.
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Con frecuencia, surge en conversaciones sobre sexualidad. Un cristiano podría citar una ley del Antiguo Testamento, tal vez de Levítico, relativa al pecado sexual, solo para recibir la respuesta: “¿Por qué solo guardas algunas leyes del Antiguo Testamento? ¿No estás siendo selectivo? Si vas a seguir el Antiguo Testamento, ¿qué hay de los mariscos, las telas mixtas y la observancia del sábado?”.

Esta objeción no es nueva. De hecho, se remonta a algunas de las primeras apologéticas cristianas. Alrededor del año 150 d. C., un cristiano llamado Justino Mártir escribió un diálogo con un judío llamado Trifón. En él, Trifón plantea una serie de preguntas similares: “Ustedes, los cristianos, afirman ser piadosos y mejores que los demás, pero no guardan el sábado, no circuncidan a sus hijos y no observan las fiestas judías. ¿Cómo pueden esperar algo bueno de Dios si no obedecen Sus mandamientos?”.

La pregunta de Trifón y la objeción moderna se reducen a la misma pregunta: ¿son los cristianos inconsistentes en su aplicación de la ley del Antiguo Testamento?

La respuesta de Justino Mártir en el Diálogo con Trifón, ofrece un marco útil para responder a esta objeción, que sigue siendo válida hoy en día. He aquí tres ideas clave de la respuesta de Justino que todo cristiano debería comprender.

Justino Mártir argumento que los cristianos no rechazan la ley, sino que la entienden a la luz de Cristo. / Imagen: Dominio público

1. Hay diferentes tipos de leyes en el Antiguo Testamento

Justino distingue cuidadosamente entre los diferentes tipos de leyes del Antiguo Testamento, una distinción que muchas personas, tanto cristianas como no cristianas, no logran hacer.

  • Las leyes morales son expresiones universales e inmutables del carácter de Dios. Estas incluyen los Diez Mandamientos y otros mandamientos que reflejan la justicia, la santidad y el amor de Dios. Las leyes morales son vinculantes para todas las personas, en todos los lugares y en todo momento. Se reiteran en el Nuevo Testamento (ver Ro 13:8-10) y, según Romanos 2:15, están escritas en el corazón de todas las personas.

  • Las leyes ceremoniales eran específicas del culto de Israel bajo el antiguo pacto. Entre ellas se incluían los sacrificios, la circuncisión, los rituales del templo, las restricciones alimentarias y los códigos de pureza (como no mezclar tejidos o afeitarse los lados de la barba). Estas leyes tenían por objeto apuntar a Cristo y diferenciar a Israel de las naciones vecinas. Pero una vez que Cristo vino, estas leyes se cumplieron y ya no eran necesarias (ver Heb 10:1-14; Col 2:16-17). 

  • Las leyes civiles regían la vida cotidiana del antiguo Israel como nación teocrática. Estas incluían sanciones judiciales, leyes sobre la tierra y otras regulaciones propias de esa sociedad. Aunque reflejan la justicia de Dios, no son directamente vinculantes para las naciones actuales.
Las distinciones de Justino explican por qué los cristianos afirman algunas leyes del Antiguo Testamento y ya no observan otras. / Foto: Jhon Montaña

Esta distinción nos ayuda a comprender por qué los cristianos afirman algunas leyes del Antiguo Testamento (como las prohibiciones del adulterio o el asesinato) y ya no cumplen otras (como las restricciones alimentarias o los rituales ceremoniales). El propio Jesús lo afirma cuando dice en Mateo 5:17 que no vino a abolir la ley, sino a cumplirla. Ese cumplimiento cambia nuestra relación con las leyes ceremoniales hoy en día.

Como dice Justino Mártir, Cristo es “la nueva ley y el nuevo pacto”, dado no solo a Israel, sino a las personas de todas las naciones que esperan en Dios. Debido a que Jesús ha cumplido toda la ley, los cristianos ahora viven bajo un nuevo pacto, no el antiguo. Y eso significa que ya no necesitamos guardar las antiguas leyes ceremoniales y civiles de Israel.

Cristo es la nueva ley y el nuevo pacto. / Foto: Pexels

2. La justicia nunca ha venido por medio de la observancia religiosa

Justino también hace una importante observación teológica: las leyes ceremoniales nunca fueron el medio de salvación. Apela al ejemplo de Enoc, quien “agradó a Dios, aunque no fue circuncidado”. También señala a Abraham, quien fue declarado justo antes de que se diera la ley y quien no observaba las fiestas judías. “Todos estos hombres justos”, escribe Justino, “aunque no guardaban los sábados, eran agradables a Dios”.

Esto concuerda con el argumento del apóstol Pablo en Romanos y Gálatas. La justicia siempre ha venido por medio de la fe, no por las obras de la ley. Pablo escribe en Gálatas 3:6-7:  “Así Abraham creyó a Dios y le fue contado como justicia. Por tanto, sepan que los que son de fe, estos son hijos de Abraham” (Ga 3:6-7).

Las leyes ceremoniales nunca fueron el medio de salvación. / Foto: Jhon Montaña

En otras palabras, incluso bajo el antiguo pacto, las leyes ceremoniales nunca tuvieron la intención de justificar a los pecadores. Señalaban la necesidad de una salvación mayor: un sacrificio único que pudiera realmente limpiarnos del pecado.

Como escribe Justino, Dios dio sacrificios y rituales “no porque los necesitara, sino por sus pecados”. Eran signos temporales de una realidad espiritual mayor.

A la luz del evangelio, entendemos que las leyes ceremoniales nunca tuvieron la intención de justificar a los pecadores. / Foto: Lightstock

3. Cristo cumple la ley, para que no volvamos a las tinieblas

Cuando alguien objeta: “¿Por qué no sigues todas las leyes del Antiguo Testamento?”, la respuesta no es que los cristianos sean incoherentes. Es que los cristianos entienden algo crucial: esas leyes se han cumplido en Cristo.

Jesús es nuestro sacrificio definitivo. Por tanto, ya no necesitamos ofrendas de animales (Heb 10:12). Jesús es nuestra justicia. Por tanto, no intentamos justificarnos a nosotros mismos mediante rituales religiosos. Jesús es nuestro descanso eterno. Por tanto, no estamos obligados a observar las fiestas de la misma manera que lo estaba Israel (Col 2:16-17).

Los cristianos no son incoherentes al no seguir todas las leyes del Antiguo Testamento: Cristo las cumplió. / Foto: Pexels

Por eso los cristianos no obedecen las leyes ceremoniales y civiles del Antiguo Testamento. No es una incoherencia, es el cumplimiento del pacto.

Pablo deja esto claro en Gálatas 3 y 4. La ley era como un guardián o tutor hasta que vino Cristo. Ahora que Cristo ha venido, somos hijos de Dios por la fe y ya no estamos bajo el tutor.

Entonces, ¿cómo deben responder los cristianos hoy en día?

Podemos responder de la misma manera que lo hizo Justino Mártir hace casi 2000 años:

  • Aclaremos los tipos de ley en el Antiguo Testamento. La ley moral perdura porque refleja el carácter de Dios y está escrita en el corazón humano. Las leyes ceremoniales se han cumplido en Cristo y ya no son vinculantes bajo el nuevo pacto. Y las leyes civiles expiraron con la nación de Israel cuando fue enviada al exilio.

  • Afirmemos que la justicia viene por la fe, no por el cumplimiento de la ley. Los rituales del Antiguo Testamento apuntaban a la necesidad de la salvación, no a los medios para ganársela. Y ahora que Cristo ha venido, descansamos en Su obra consumada.

  • Celebremos el nuevo pacto. No seguimos las sombras porque tenemos la sustancia: el mismo Jesús. Su vida, muerte y resurrección han logrado lo que la ley solo podía presagiar.

Así que no, los cristianos no estamos “simplemente eligiendo lo que nos conviene”. Seguimos a aquel que cumplió la ley en nuestro nombre y ahora nos llama a vivir por la fe en él.


Publicado originalmente en Core Christianity.

Daniel Nealon

Daniel Nealon es pastor de la Iglesia Deer Creek, una congregación de la Iglesia Presbiteriana de América (PCA). También es autor del Catecismo Deer Creek. Vive con su esposa Hannah y sus cuatro hijos en Littleton, Colorado.

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