Lo que crece en la iglesia local 

En la iglesia local pueden crecer las mejores virtudes de los creyentes, pero debido al pecado de cada miembro, también pueden brotar los peores vicios. En este artículo se nos anima a pensar en lo que está creciendo en nosotros en el contexto de la iglesia local, y procurar que en nosotros esté todo aquello que es de buen nombre.
Foto: Emir Kaan Okutan

Hace muchos años visité una tienda en la que había una exposición de acuarios plantados de agua dulce y enseguida, me enamoré de ellos. Me fascinó la exuberancia de las plantas que pueden crecer bajo el agua y la relación simbiótica entre la flora y la fauna acuáticas. Tenía que tener una. Finalmente, encontré una pecera usada de buen tamaño a un precio razonable. Instalé todos los accesorios, puse el sustrato, lo llené de agua debidamente tratada y añadí las primeras plantas y peces. Me llevó algo de tiempo, pero pronto las plantas empezaron a crecer y a extenderse. En cuestión de semanas, el acuario era impresionante. 

Sin embargo, no tardé en darme cuenta de que las mismas condiciones que hacen prosperar las plantas también hacen prosperar las algas. Las mismas temperaturas del agua, niveles de pH y luces que hacen que crezcan las plantas también hacen que crezcan las algas y otros organismos no deseados. Y a partir de ese momento, me vi inmerso en una batalla interminable para fomentar lo primero y erradicar lo segundo. Fue una batalla de la que acabé cansándome y, al cabo de un par de años, vacié el acuario, lo vendí y encontré una nueva afición. 

Hace poco me encontré reflexionando sobre ese acuario y la batalla entre el buen crecimiento y el mal crecimiento. Estaba considerando la iglesia local como el lugar donde los cristianos deben crecer. La iglesia es el «acuario» en el que toda buena cualidad cristiana puede crecer y prosperar. Es en la iglesia donde aprendemos a abrazar y mostrar las virtudes celestiales del amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el autocontrol. Es en la iglesia local donde experimentamos el tipo de celo contagioso que nos hace imitar las mejores cualidades que vemos en los demás (y que hace que los demás imiten las mejores cualidades que ven en nosotros). Todo esto y mucho más se desarrolla y aumenta en la iglesia de Dios. 

La iglesia es el «acuario» en el que toda buena cualidad cristiana puede crecer y prosperar. / Foto: Sam Balye

Todo esto se desarrolla y aumenta en la iglesia de Dios debido a la naturaleza relacional y comunitaria de la misma. Vivimos la vida juntos, desnudamos nuestros corazones, nuestras almas y nuestras vidas, nos vemos los unos a los otros en lo mejor y en lo peor, y en muchos aspectos, nos parecemos los unos a los otros. Así es como Dios lo quiere. 

Y, sin embargo, el mismo contexto que puede promover virtudes tan maravillosas también puede fomentar vicios terribles. Ya que vivimos nuestra fe cristiana tan cerca unos de otros y somos imitadores por naturaleza, es probable que imitemos tanto las malas cualidades como las buenas. Así que, si el amor puede propagarse en la iglesia local, también puede hacerlo la sospecha. Si la fidelidad puede propagarse en la iglesia local, también puede hacerlo la desconfianza. Si hay celo, también la apatía, si hay sumisión, también la rebelión. 

¿Qué crece en un acuario? Las plantas y las malas hierbas porque las condiciones que favorecen a unas favorecen a otras. ¿Qué crece en la iglesia local? Las virtudes y los vicios, porque gran parte del contexto que fomenta uno puede fácilmente fomentar lo contrario. El desafío, entonces, es claro, y es un desafío que va a cada uno de nosotros: bendecir a la iglesia revistiéndonos de todas esas preciosas gracias cristianas y bendecir a la iglesia despojándonos de todos esos vicios anticristianos. Así serviremos a la iglesia, la guardaremos y la mantendremos pura.


Este artículo se publicó originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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