Las cinco solas

El siguiente artículo procura equiparte para entender y enseñar las cinco solas en tu iglesia local, en tu familia o reuniones de discipulado personal.
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El corazón de la Reforma protestante es el evangelio. Sin embargo, un entendimiento adecuado del evangelio llevó a los reformadores a establecer las doctrinas conocidas como «las cinco solas». Las cinco solas definen lo que significa ser protestante o evangélico. El siguiente artículo procura equiparte para entender y enseñar las cinco solas en tu iglesia local, en tu familia o reuniones de discipulado personal.

Cuatro preguntas clave

He descubierto que muchas veces la mejor manera de aprender es haciendo buenas preguntas. Para entender adecuadamente las cinco solas, abordaremos cada una de ellas con las siguientes cuatro preguntas:

  • ¿Cuál pasaje bíblico ilustra adecuadamente esta sola?
  • ¿Cómo esta sola está conectada con el evangelio?
  • ¿Cómo se puede definir esta sola?
  • ¿Cómo esta sola se distingue de lo que enseña la Iglesia Católica Romana?

Las respuestas a estas cuatro preguntas formaran la estructura de nuestro breve estudio de las cinco sola a continuación:

Solamente las Escrituras

El mejor ejemplo de sola Scriptura se encuentra en Jesús, quien siendo Dios, enfrentó a Satanás en la autoridad de las mismas Escrituras diciendo: «¡Vete Satanás! pues escrito está» (Mt. 4:10). Esta doctrina se conecta con el evangelio porque son las buenas noticias las que destruyen el orgullo humano y toda pretensión de autoridad humana que intente hablar por el Creador. La doctrina de sola Scriptura enseña que la máxima autoridad para dictar lo que es verdadero y lo que es bueno recae únicamente en la revelación de Dios en Biblia. Contrario a esto, el catolicismo romano cree que el fundamento de la fe está constituido por la Biblia más la Tradición de la iglesia (enseñanzas de papas y concilios).

Solamente fe

Pablo claramente afirmó que «el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley» (Ro. 3:28). El evangelio proclama ¡sola fide!; la dulce noticia de que Dios ha llevado a cabo la salvación, al costoso precio de ofrecer a su Hijo como sacrificio por el pecado, para que nosotros podamos ser rescatados gratuitamente. La doctrina de sola fide enseña que la salvación se obtiene solamente al poner nuestra fe en que Jesucristo sufrió el castigo que nosotros merecíamos por nuestros pecados. Al confiar en Jesús, nosotros somos considerados justos delante de Dios por la justicia de Cristo. La Iglesia Católica Romana enseña que la salvación se obtiene por fe más los méritos de las buenas obras, contradiciendo así la verdad de las Escrituras.

Solamente gracia

«Por gracia habéis sido salvados»; «pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia» (Ef. 2:8; Ro. 11:6). El evangelio es comúnmente llamado «el evangelio de la gracia», porque sin la gracia el evangelio deja de ser buenas noticias. La doctrina de sola gratia enseña que el hombre, puesto que está muerto espiritualmente, no puede (y no quiere) reconciliarse con Dios; por lo tanto, Dios nos salva solamente por su gracia soberana, sin cooperación humana. La Iglesia Católica Romana enseña erróneamente que es necesaria la cooperación humana (fortalecida por la gracia) para que Dios nos salve.

Solamente por Cristo

«En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos» (Hch. 4:12). El evangelio nos enfoca en la persona de Cristo, solus Christus, como nuestro perfecto Salvador. La doctrina de solus Christus enseña que nadie puede añadir a la obra redentora de Cristo. Él es suficiente. La Iglesia Católica Romana enseña que los creyentes pueden ir al purgatorio, lugar en el que son purificados al pasar por castigos temporal antes de entrar al cielo. En el tiempo de la Reforma el papa ofrecía «indulgencias» que otorgaban a los creyentes los méritos de Cristo, María y los santos, para acortar su castigo en el purgatorio. Sin embargo, si el purgatorio es real, entonces la obra de Cristo fue incompleta.

Solamente para la gloria de Dios

Dios declaró firmemente: «Yo soy el Señor, ése es mi nombre; mi gloria a otro no daré, ni mi alabanza a imágenes talladas» (Is. 42:8). El evangelio naturalmente nos lleva a declarar: ¡soli Deo gloria! La gloria le pertenece exclusivamente a Dios. Ya que su Palabra es la máxima autoridad, su salvación es solo por gracia por medio de la fe y su redención en Cristo es la única manera de salvación, nosotros debemos concluir: la gloria debe ir exclusivamente al Padre, Hijo y Espíritu Santo. A diferencia de la Iglesia Católica Romana, no debemos dar lugar a la glorificación de nuestros méritos, de la institución de la Iglesia, del papa, de María, de los santos, o de imágenes talladas. Solo a Dios le pertenece la gloria.

Luis David Marín

Es el pastor de Iglesia Bautista Highview en Español. Él está felizmente casado con Emma. Obtuvo una Licenciatura en Estudios Bíblicos en el Seminario Bíblico Río Grande y está terminando una Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico Bautista del Sur. Anteriormente se desempeñó como plantador de iglesias con la Convencion Bautista del Sur y también sirvió varios años en ministerios universitarios.

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