La ley y el Evangelio en la crianza de los hijos

Si los padres van a criar a sus hijos “en la disciplina e instrucción del Señor” (Ef. 6:4). Entonces deberían entender el rol tanto de la ley como del evangelio en esa tarea. La primera nos revela la voluntad de Dios, que todo lo abarca, y el segundo nos revela su provisión suficiente para los pecadores que violan esa voluntad.

La Ley revela la voluntad de Dios

El primer versículo bíblico que Donna y yo enseñamos a cada uno de nuestros seis hijos es Efesios 6:1, “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo”. Al hacer esto les estábamos enseñando la ley de Dios, la voluntad revelada de su y nuestro Creador para sus vidas. Él los llama a vivir en obediencia a sus padres. Él nos llama a no “provocarlos a ira, sino a criarlos en la disciplina e instrucción del Señor” (Ef. 6:4). Ambos somos, junto al resto de la gente, responsables de obedecer a Dios. Esa responsabilidad deriva de la verdad más fundamental en el mundo: que “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gén. 1:1). Como el Creador de todas las cosas Él tiene el derecho de gobernar y requerir lo que considere justo de sus criaturas. Él ha resumido sus requerimientos de nosotros en los Diez Mandamientos. Jesús, además los resumió en el mayor mandamiento de todos (y el segundo, que es similar): “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt. 22:37,39). Los niños necesitan aprender desde pequeños acerca de su relación “criatura-Creador” con Dios. Ellos están bajo su autoridad y deben completa obediencia a sus mandamientos. Por supuesto, como sus padres, ellos no rinden a Dios la obediencia que Él requiere y, al igual que sus padres, fallan de muchas maneras. Ellos necesitan ayuda para pensar teológicamente acerca de sus fallas en la obediencia, es decir que necesitan aprender a ver su pecado en relación con Dios. Entonces, ser deshonesto no es solo una falta de amabilidad hacia el otro, es también una violación del noveno mandamiento. Tomar algo que pertenece a otro niño no es simplemente descuido o egoísmo, es romper el octavo mandamiento. La desobediencia de un niño a sus padres no es simplemente hiriente o irrespetuosa, es estar desobedeciendo al quinto mandamiento de Dios. Al señalar estas conexiones a los niños podemos ayudarlos a ver sus acciones a la luz de la ley de Dios. Así es cómo aprenderán a pensar teológicamente acerca de sus acciones, específicamente acerca de su pecado.

El evangelio revela la salvación de Dios

El evangelio son “buenas noticias” solo para aquellos que entienden las “malas noticias” acerca del pecado. Esto es tan cierto para los niños como lo es para los adultos. Cuando un niño ha sido enseñado a ver sus actitudes, palabras y acciones a la luz de los mandamientos de Dios, pronto se dará cuenta de que es un transgresor de la ley y necesitado de perdón. Las buenas noticias son que Dios ha provisto perdón, en la persona y obra de Jesús. Por su vida y muerte, Jesús ha cumplido todo lo que la ley de Dios requiere de nosotros; perfecta obediencia para alcanzar justicia y el pago total por la desobediencia. Y Él hizo esto por los pecadores, verdaderos pecadores, que saben que han transgredido la ley de Dios y que como resultado están sujetos a su justa condenación. Todo pecador que se arrepiente de su pecado y pone su confianza en Jesús será salvado de su pecado. Debemos alentar a nuestros niños a creer esto, a arrepentirse y confiar en Jesús para ser salvados. Así que cada vez que un niño necesita corrección se vuelve una oportunidad para mostrarles ambos, la ley, y el evangelio. Su pecado es contra Dios y es una violación de Sus mandamientos. Esa es la causa, precisamente, por la que los niños (y sus padres) necesitan un Salvador. Ese es el por qué Dios, por amor, envió a su Hijo a ser nuestro Salvador. Nuestros pecados no nos descalifican de ser aceptados por Dios, sino que más bien destruyen cualquier esperanza de encontrar tal aceptación fuera de Jesucristo.

Los niños necesitan ambos, la ley y el evangelio

Así que entonces enseñamos la ley de Dios a nuestros niños para que aprendan que son pecadores necesitados de un Salvador y les enseñamos el evangelio de Dios para que aprendan que Jesús es un amoroso y total Salvador de pecadores, quién cumplió toda la ley por Su pueblo y sufrió el castigo debido por su pecado. Cada falla, cada pecado, cada expresión de desobediencia en nuestros niños se transforman en una oportunidad de evangelizarlos y discipularlos. Dios requiere completa obediencia. Jesús provee completa salvación para el desobediente que confiesa su pecado, se arrepiente de su rebelión y confía en él como Señor. Lo que Dios requiere en Su ley, Él mismo lo provee en Su evangelio. Ese es el mensaje de la Biblia y lo que todos necesitamos escuchar, y creer. Cuanto antes se enseñe esto a los niños mejor será. La verdad de Dios es un poderoso instrumento en manos de Su Espíritu. Por ella el Espíritu trae convicción, a través de los mandamientos de Dios, y salvación, por Su Hijo. Así que padres, brinden a sus hijos ley y evangelio, y oren porque el Espíritu bendiga su trabajo revelándoles a Cristo y estableciéndolos en Su camino. NOTA: He reunido los tres volúmenes de “Truth and Grace Memory Books” (Recuerdos de verdad y gracia, disponibles en inglés) para ayudar a los padres a enseñar a sus hijos de esta manera. Están actualmente disponibles para la venta en Founders Press.

Tom Ascol

Tom se ha desempeñado como Pastor de la Iglesia Bautista Grace desde 1986. Antes de mudarse a la Florida sirvió como pastor en iglesias en Texas. Él tiene una licenciatura en sociología de Texas A & M University (1979) y también tiene un MDiv y un PhD de Southwestern Baptist Theological Seminary in Ft. Worth, Texas. Tom es el Director Ejecutivo de los Ministerios Fundadores. Él y Donna tienen diez hijos, incluyendo tres yernos y una nuera. También tienen 7 nietos.

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