Muchos misioneros sueñan con llevar el evangelio a quienes nunca lo han oído. ¡Llevar las buenas noticias de salvación a personas que se encuentran en lugares remotos y que no nunca han escuchado el evangelio trae un gozo inmenso! Pero Dios ha puesto muchos creyentes en contextos donde el cristianismo ha quedado atrás, y Jesucristo ha sido relegado al pasado. En algunos lugares, Jesús es solamente una opción más para escoger en un bufé de religiones. En otros, la iglesia es vista como aburrida, irrelevante o incluso dañina. Y en muchos lugares, la vida es demasiado cómoda y las personas no ven razones para tomarse la molestia de pensar en cuestiones de fe. ¿Cómo evangelizamos a las personas que ya han escuchado el Evangelio y están seguras de que no lo necesitan?
Terry Coy del Seminario del Suroeste analiza este tema con nosotros hoy:
1. ¿Cómo comparto a Jesús con personas que ya se han topado con versiones falsas y no bíblicas del evangelio, como el legalismo o el sincretismo?
Esta es una de las situaciones más difíciles para evangelizar porque hay que ayudar a la persona a entender que sus ideas acerca del evangelio son incorrectas y no bíblicas. Para hacer esto hay que, primero, conversar con la persona y poner mucha atención para identificar los errores en su pensamiento. De ahí, segundo, se le muestra lo que la Biblia dice acerca de las ideas que presentó.
El propósito, obviamente, no es criticarlo, hacer burla de su ignorancia o atacarlo. El propósito es mostrarle con paciencia y amor lo que la Biblia dice acerca del asunto, ya sea un legalismo fundado en una tradición religiosa, denominación o una práctica familiar o cultural, o que sea algún sincretismo (mezcla) de doctrinas o prácticas provenientes de otras religiones o cosmovisiones culturales.
La tercera consideración es reconocer que esto demanda tiempo y paciencia. Es posible que la persona inmediatamente reconozca su error. Sin embargo, generalmente una persona en esta situación ya tiene estos conceptos falsos arraigados en su mente. Además, es posible, especialmente en cuanto al legalismo, que la persona se ofenda y se ponga a la defensiva acusando al que está compartiendo el evangelio de estar comprometiendo, minimizando o diluyendo el evangelio. Lo mejor es siempre volver al evangelio bíblico, los pasajes bíblicos claros, y la persona y obra de Jesús. Por ende, se comparte la verdad bíblica en amor, confiando en el Espíritu Santo para hacer la obra de convencer a la persona de sus errores.
2. El mensaje de Cristo es un gran estímulo y una fuente de esperanza para las personas que sufren. Pero ¿qué pasa con las personas que no lo sufren? ¿Cómo puedo compartir el evangelio con personas cuyas vidas son seguras y cómodas, que no sienten que necesitan a nada ni a nadie, en particular a Jesús?
Esto es otra situación difícil. Fue difícil incluso para Jesús; recuerda su encuentro con el joven rico. Sin embargo, también hay que recordar a Zaqueo, un hombre rico que se convirtió radicalmente.
Creo que el problema más básico de compartir el evangelio con quien está “bien” en su vida es que, por demasiado tiempo, algunos cristianos y tradiciones cristianas han presentado a Jesús como el “arreglador de todos tus problemas” y el “proveedor de todas tus necesidades”. Por un lado, esto es verdad. Jesucristo es la respuesta a todas nuestras necesidades (pero no como lo presenta el evangelio de la prosperidad).
Por otro lado, este evangelio de “necesidades satisfechas” no trata con el problema fundamental del ser humano: su pecado. El desafío, por lo tanto, es ayudar a la persona a reconocer que, a pesar de sus posesiones, su salud excelente, su éxito en el matrimonio, la familia y el trabajo, y su gran popularidad social, todavía existe el problema de que ha pecado y no alcanza la gloria de Dios (Ro 3:23). Por ende, la presentación del “camino romano” es uno de las mejores formas para la persona que no siente ninguna necesidad inmediata (Ro 3:23; 5:8; 6:23; 8:1; 10:9).
3. ¿Cómo puedo mostrar a la gente que Cristo es único en relación con otras religiones? En comunidades donde la gente tiene muchas opciones religiosas (o ninguna religión en absoluto), ¿cómo puedo comunicar el evangelio de una manera que diferencie a Jesús de sus otras opciones religiosas?
Esto es un desafío importante, ya que toda religión no cristiana tiene algún concepto erróneo o insuficiente de Jesucristo. En algunos casos, como el islam, el concepto del monoteísmo es tan radical que les es imposible pensar de un Dios trinitario o que Jesús haya sido Dios encarnado. En otros casos, como el hinduismo, es fácil “aceptar” a Jesucristo como un dios adicional.
Por lo tanto, hay que enfocarse en el evangelio básico y simple. Es decir, en los pasajes bíblicos que demuestran que Jesús es Dios mismo alcanzando a la persona pecadora, lo cual es algo totalmente diferente a lo que las otras religiones enseñan.
Una manera de compartir el evangelio así es a través de una presentación narrativa tal como “creación, caída, redención”. Esta es una forma de evangelismo que los misioneros usan regularmente para comunicar la gran narrativa de la Biblia con practicantes de religiones no cristianas. Ayuda a la persona ver cómo este Jesucristo, hombre y Dios, encaja en el gran plan de redención. Ayuda a presentar primero una perspectiva amplia y luego los detalles de arrepentimiento, fe y salvación. También ayuda a resaltar la unicidad de Jesús.
4. Tengo seres queridos que dicen seguir a Jesús, pero sus hábitos, actitudes y acciones son impíos. Me preocupa que no sean verdaderamente salvos, pero ¿cómo puedo “compartir el evangelio” con personas que creen que ya lo tienen?
Lo primero es no criticar, juzgar o condenar. Más bien, mi actitud tiene que ser de paciencia, amor y gracia. Segundo es asegurar que mi propia manera de ser es irreprochable. No significa que tengo que ser perfecto, pero quiero asegurarme de que no tengo puntos ciegos que me causarán ser hipócrita.
Luego, quizás la mejor manera de “evangelizar” a la persona que ya se cree cristiano es buscar oportunidades para conversar de asuntos espirituales. Se podría simplemente preguntarle a la persona: “¿Cómo ha estado obrando Dios en tu vida últimamente?” o “¿Qué has aprendido espiritualmente en los últimos meses?”. Hacer este tipo de preguntas abre la puerta para conversar de la vida cristiana en general. Si la persona es verdaderamente un cristiano, tendrá algo que compartir. De ahí se puede discernir si la persona es un cristiano desobediente o inmaduro que simplemente necesita exhortación y ayuda para entender lo que la Biblia dice acerca de la vida y el testimonio cristiano.
Sin embargo, si la persona es un cristiano cultural o está auto engañado acerca de su condición espiritual, seguramente no tiene mucho que compartir o comparte cosas incorrectas y superficiales. De ahí, con la ayuda del Espíritu Santo y con un tono de amor y gracia, hay que explicar que el evangelio no es lo que la persona cree que es: ritos religiosos, una decisión u oración hecha cuando era niño, o algo heredado de los padres, por ejemplo. Más bien es una relación personal con Jesucristo que transforma a la persona completamente, tanto interna como externamente.
5. Tengo amigos que han escuchado el evangelio una y otra vez, pero no parecen entender qué importancia tiene esta noticia para ellos y para su vida. ¿Cómo puedo comunicar el evangelio a personas que están aburridas de él?
Una situación como esta puede ser bastante frustrante. Una realidad que debemos reconocer es que no todos van a creer; algunos van a rechazar el evangelio sin importar lo que se dice o se hace. Sin embargo, nunca queremos dejar de orar por estas personas ni dejar de compartir por palabra y acción el evangelio.
Creo que lo mejor en esta situación es estar siempre atento a las vidas de estas personas –sus acciones, sus conversaciones, sus comentarios– para encontrar una oportunidad para introducir una palabra bíblica de observación, de aliento, de consejo o de empatía. A veces la persona que rechaza el evangelio por mucho tiempo o no ve su relevancia, acude a su amigo cristiano cuando hay alguna crisis, enfermedad, confusión o tragedia.
Por ejemplo, yo tengo vecinos que han oído el evangelio muchas veces, pero que todavía no han creído. Continuamos siendo muy buenos amigos. Yo oro por ellos regularmente. Cuando desayuno con el esposo y me hace alguna pregunta o me pide un consejo le digo: “Tú sabes que te voy a contestar como un cristiano y pastor”. Además, cuando hay alguna necesidad en la familia, siempre nos piden que oremos por ellos.
No sé qué más decirles, pero seguimos como sus vecinos y buenos amigos y siempre estoy buscando la oportunidad para inyectar algo del evangelio.
6. ¿Cómo puedo compartir a Jesús con aquellos que han sido heridos por los cristianos y ahora son hostiles a escuchar las Escrituras?
Desafortunadamente, hay muchas personas que han sido lastimados por la iglesia y cristianos. Lo único que podemos hacer en este caso es ser testimonio de algo muy diferente de la experiencia que los dañó. Cuando hay oportunidad de conversar acerca de asuntos espirituales, siempre hay que dirigir la conversación, las objeciones y las críticas hacia la persona y obra de Jesucristo.
Es decir, cada vez que mencionan tal pastor, iglesia o cristiano que los lastimó, debemos decirles con todo amor y sinceridad que sentimos mucho lo que ocurrió. Luego debemos recordarles que los pastores y los cristianos son imperfectos y personas que nos pueden desilusionar y dañar, pero que Jesucristo es el único perfecto y que nunca nos va a dañar. Finalmente, queremos reconocer su pena y dolor como verdaderos, pero preguntarles con amor y paciencia: “Ahora, ¿qué vas a hacer con Jesús?”.