Estrategias intensas de lectura bíblica para los cansados y ocupados

Es en verdad valioso intentar leer la Biblia entera en un año. Hablamos de ello en nuestro último Podcast. Pero también necesitamos profundizar en pasajes en particular, lo que nos lleva a la pregunta de hoy que nos hizo Mark de New Brunswick, Canadá.

“Querido Pastor John, he terminado de leer su libro más reciente, Reading the Bible Supernaturally” [Leyendo la Biblia de manera sobrenatural]A la vez que me pareció un deleite y un desafío en algunos aspectos, en otros me resultó abrumador. Algunos de los métodos más intensos que usted menciona en el libro (como la diagramación de las oraciones y la unión con arcos) parecen consumir mucho tiempo, y me pregunto cómo puedo incorporar algunas de estas técnicas en mi vida, que de por sí ya es muy ocupada. Al trabajar como un profesional en la oficina durante más de cincuenta horas a la semana, además de tener una familia y estar involucrado en diferentes funciones de liderazgo en mi iglesia local, pienso en las limitaciones de mi tiempo. ¿Usted lee la Biblia en forma devocional sin hacer la diagramación de oraciones, “excavando” y haciendo los arcos que menciona en su libro? ¿Hay algún método más común en su lectura devocional diaria cada mañana?”.

J.P La respuesta es sí. Sí, leo la Biblia de esa manera en forma devocional. Creo entender lo que me quieres decir, leer la Biblia sin hacer la diagramación ni la unión con arcos en papel o en Ila cpmputadora. Aunque una vez que has hecho esa clase de análisis durante décadas, llegas a hacerlos casi automáticamente en tu cabeza.

Lo que creo que será más útil es pintar una imagen bíblica que puede ser de inspiración para tomar un compromiso radical con la Biblia con el propósito de vivir una vida radical para Cristo.

Mi objetivo al escribir ese libro, al igual que todo lo que he hecho con respecto a la Biblia, no es producir un montón de estudiosos bíblicos, sino una clase de cristianos que sean tan profundos e inamovibles en sus convicciones acerca de la realidad eterna, que no sean derrumbados por los vientos de los problemas, y que no vayan flotando de un lado a otro descuidadamente, conformándose a las corrientes de la cultura contemporánea.

Deseo que la gente use su Biblia para que sea como los robles. Esa es una imagen que puedes usar del Salmo 1 — un árbol fuerte plantado junto a corrientes de agua, que permanece firme en los vientos de la adversidad y da sombra a los demás y bendice a los demás.

Otra imagen (una de mis favoritas) es no ser como la medusa, que flota en la corriente de la cultura, sino ser como el delfín, que sigue su propio camino contra la corriente y que llega a la gente que está varada en su necesidad. Estos son mis objetivos: cristianos radicales que se arriesgan, que son sacrificiales, amables, contraculturales, que hacen que Cristo sea magnificado en este mundo pues encuentran todo su gozo en Él y se han apartado del egoísmo que es tan endémico entre nosotros y en este mundo.

Esa clase de cristianos, que viven de esta manera de servir para la gloria de Cristo tan loca, contracultural e incómoda, no va a surgir de causas meramente naturales, con encuentros informales y ordinarios con la Biblia. Tiene que suceder algo radicalmente diferente en la presencia de la Biblia para que estas personas se transformen, y que se mantengan así durante sesenta o setenta años de guerra espiritual.

No estoy buscando una manera para decir que el camino de las preciosas y poderosas riquezas de Cristo sea un camino fácil. No estoy intentando facilitarle las cosas a nadie. No les hará ningún bien si sólo hacemos lo que es fácil. Hay un león aguerrido —un león aguerrido sobrenatural— a cada paso de este camino. Y su objetivo es evitar que encuentres las glorias de Cristo en las Escrituras.

Así que esta es la imagen que deseo crear. No es la imagen del árbol soportando los vientos de la adversidad, tampoco la imagen del delfín que nada contra la corriente de la cultura. Me encantan esas imágenes. Pero esta es la imagen bíblica que deseo crear, para inspirarlos:

“Hijo mío, si recibes mis palabras, y atesoras mis mandamientos dentro de ti, da oído a la sabiduría, inclina tu corazón al entendimiento; porque si clamas a la inteligencia, y alzas tu voz al entendimiento, si la buscas como a plata, y la procuras como a tesoros escondidos, entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de Dios” (Pr. 2:1-5).

“Deseables Más que el oro; sí, más que mucho oro fino” (Sal. 19.10).

“Mejor es para mí la ley de tu boca que millares de piezas de oro y de plata” (Sal. 119:72).

“Por tanto, amo tus mandamientos más que el oro, sí, más que el oro fino” (Sal. 119:127).

Así que esa es la imagen. Supón que descubres que hace miles de años tu patio era un lugar donde se enterraban los mayores tesoros de aquel mundo antiguo. Es posible que haya enormes arcones de oro y de plata enterrados cerca de la superficie, ahí en tu patio. Y tu ciudad ha emitido leyes; dice que lo que descubres en tu propiedad pasa a ser de tu propiedad.

Después de algunas semanas de buscar y explorar, has comenzado a descubrir tesoros increíblemente valiosos: tesoros que podrían colocar a tus hijos en la universidad, tesoros que podrían sacarte de las deudas, tesoros que podrían hacer de ti un benefactor de cientos de causas justas, tesoros que valen cientos y cientos de miles de dólares, como el oro y el oro fino.

¿Aun así dirías: “Estoy ocupado, tengo miles de cosas que hacer”? Lo dudo. En realidad, tiene que ver con una cuestión de cuán desesperados estamos de ser ricos con las verdaderas riquezas: las riquezas de Cristo y la abundancia de su gloria, de su sabiduría y de su poder para vivir esa clase de vida cristiana radical que este mundo necesita tan desesperadamente.

Buscando el tiempo

Mi sugerencia práctica es la siguiente:

saca un tiempo. Sólo estoy diciendo uno, no siete. Saca un tiempo en tu semana bien temprano, antes de emprender las miles de cosas que tienes que hacer con los niños o el trabajo en el patio. Saca un tiempo, puede ser el sábado por la mañana temprano o el domingo por la noche, donde podrás hacer algo de excavaciones en el patio de Dios una vez por semana.

Pero en la mayoría de las mañanas, puedes hacer una meditación sobre la Palabra en un estilo más devocional. Jamás es una cosa o la otra. Jamás. Son las dos.

Necesitamos estudiar en proporción a nuestros dones y a la situación de nuestra vida. Pero también necesitamos sentir la carga del llamado que nos hace el Espíritu Santo a ser cristianos fuertes, tenaces, compasivos, perseverantes, sacrificiales, que se arriesgan, amables. Para ello es necesario dos tipos de encuentros con el oro y la plata de la Palabra de Dios.

Un tipo de encuentro requiere sudor, manos sucias y una espalda que duela de tanto excavar en el patio. El otro, igualmente importante, es más suave: cuando sostienes la pieza de oro, la limpias cuidadosamente, le sacas el polvo y descubres que tiene más de mil años y que vale miles de dólares.

La elevas hacia la luz, la inclinas de un lado al otro. Dices, “Wow, increíble, hermosa, gloriosa, asombrosa”. Y tu corazón siente celo, gozo, contentamiento, anhelo por la hermosura del oro que has encontrado.

Ese momento de meditación afectiva y tierna es tan importante como tu trabajo de excavación en el patio. Ambos son totalmente importantes.

Y Mark, voy a orar contigo (y todos nosotros lo haremos) para que Dios pueda darte y darme el estudio arduo y el tierno amor que vamos a necesitar para ser esos cristianos que este mundo tanto necesita.

John Piper

John Piper

John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

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