Devocional de navidad: Las profecías sobre Cristo

Devocional de navidad: Las profecías sobre Cristo

Si bien el Antiguo Testamento se encuentra colmado de profecías sobre Cristo, es el profeta Isaías quien podría considerarse como uno de los mensajeros más cristológicos de todos. Ha sido como «el monte Everest de la profecía hebrea». El tema central de su profecía es la salvación del Señor, una palabra que «aparece veintiséis veces en todo el libro en comparación a las veintisiete que aparece en todos los otros profetas combinados». La primera mitad de Isaías (Caps.1-39) tiene que ver con la gran necesidad de salvación del pueblo; y la segunda mitad (Caps. 40-66) revela cómo Dios ha provisto esa salvación.

Isaías 7

Hay que prestar atención a la lectura para descubrir de qué manera Isaías comienza a hilvanar su visión del Mesías y Su futuro glorioso. La primera indicación de esto se encuentra en el capítulo 7, versículo 14: «Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel». Esta profecía ha sido interpretada de diversas maneras, pero el punto de vista más reconocido es el que señala que la misma «es de carácter mesiánico y que refiere al hecho de que María, mientras aún era virgen, sería la madre de Cristo (Mt 1:18, 25), lo cual de acuerdo con Mateo 1:21-23 fue el cumplimiento de la profecía de Isaías».

Isaías 9 y 11

La próxima intervención mesiánica del profeta se lee en Isaías 9:1-2 y 6-7; es una de las más conocidas, y si bien la misma tiene connotaciones sobre el reino del Mesías, lo que primero destaca es que «un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado». Claro está que su cumplimiento está relatado en el Evangelio de Lucas, allí él nos cuenta sobre el anuncio de los ángeles a los pastores: «les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: hallarán a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2:11-12). Hay muchos otros textos, también importantes que continúan trazando el camino profético sobre Cristo en Isaías tales como 11:1-2, que subraya tanto la primera venida de Cristo como la segunda, pero especialmente la presencia del Espíritu Santo en su propia vida como el señalado de Dios, «entonces un retoño brotará del tronco de Isaí, Y un vástago dará fruto de sus raíces. Y reposará sobre Él el Espíritu del SEÑOR». Cuando Jesús comenzó Su ministerio, lo hizo bajo esta marca de autoridad y poder de lo alto, y Dios el Padre lo confirmó; Lucas relata que «el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo, que decía: “Tú eres Mi Hijo amado, en Ti me he complacido”» (Lc 3:22). Su vida y ministerio estarían caracterizados por esta declaración.

Isaías 53

Sin embargo, es sabido que ninguna otra profecía sobre Cristo de Isaías es tan conocida y detallada como la que se encuentra en el capítulo 53. Allí, el hombre que un día vio al Señor sentado en un trono y sublime (Is 6:1), ahora ve al Siervo humillado, vejado, maltratado, despreciado y con profunda angustia. Lo describe como un «varón de dolores y experimentado en aflicción» (v. 3); como «herido de Dios y afligido» (v. 4). Pero inmediatamente el profeta declara que esto ocurrió porque el Siervo fue «herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades» (v. 5). Esta es la razón por la que Cristo vino, la razón de sus treinta y tres años en este mundo: Nació para morir, para satisfacer la justicia divina y poder salvar al pecador. Así, el Nuevo Testamento nos confirma que «lo entregaron a “sentencia de muerte y lo crucificaron”» (Lc 24:20). Isaías es igual de concreto al expresar que «quiso el Señor quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento» (v. 10); y esto habla de cómo la voluntad de Dios estaba en control de todo lo que acontecía a Su Hijo, tal como 730 años después el apóstol Pedro lo predicaría a los judíos de Jerusalén y de otras ciudades allí presentes cuando dijo: «Este fue entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, y ustedes lo clavaron en una cruz por manos de impíos y lo mataron» (Hch 2:23). Pero la profecía de Isaías con respecto a este suceso no termina ahí, él escribe la revelación que Dios mismo dio sobre Su Hijo, de que le dará «parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos» (v. 12). El Cristo profetizado para nacer, morir y reinar es también el Cristo resucitado. El anuncio rodeado de gran gozo que los ángeles hicieron a los pastores de Belén está marcado por el énfasis en «un Salvador; que es Cristo el Señor», y otro mensajero de Dios fue el encargado de decir a las mujeres que fueron a la tumba de su Maestro: «no está aquí, porque ha resucitado, tal como Él dijo» (Mt 28:6). Jesús es el Salvador y es el Cristo, el Mesías prometido que comenzó Su recorrido en Belén, pasó por la tumba y resucitó al tercer día para justificar a todos los que creen en Él, es decir, los que ponen su confianza en su persona y sus méritos, porque «en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos» (Hch 4:12). ¿Qué dices tú? ¿Qué valor le has dado a las profecías sobre Cristo que lo colocan inequívocamente como el Salvador esperado? ¿Has puesto ya tu confianza en Él viendo que se ha cumplido a la perfección todo lo que sobre Él se había dicho de antemano? Hazlo hoy.

Oración

Padre, qué precioso es saber que desde tiempos pasados diste indicios claros sobre la venida de Tu Hijo al mundo. Con cuánta claridad revelaste a Tus profetas lo concerniente al nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesús. Nos llena de gratitud saber que podemos anticipar desde el Antiguo Testamento lo concerniente al Redentor y aprender en el Nuevo Testamento que Tu palabra tuvo un cumplimiento fiel. Amén.

Ricardo Daglio

Ricardo es pastor en la iglesia de la Unión de Centros Bíblicos en la ciudad de Villa Regina, Río Negro – Patagonia Argentina. Casado con Silvina, tiene tres hijos, Carolina, Lucas y Micaela. Sirvió al Señor como pastor en Uruguay, en la ciudad de Salto durante dieciséis años. Desde el año 2008 pastorea la iglesia local en Villa Regina. La filosofía de enseñanza bíblica es «La Biblia, versículo por versículo», la predicación expositiva secuencial de la Palabra de Dios.

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