Al leer las historias bíblicas podemos tomar una posición de juzgar a los personajes y cuestionar porque tomaron tales decisiones y pretender que nuestras decisiones habrían sido más adecuadas. En los últimos meses estudiando el libro de Génesis me he dado cuenta que me parezco más a Sara de lo que quisiera, y al estudiar su vida Dios ha confrontado la mía de la siguiente manera:
- Así como Sara, por mucho tiempo tuve una vida estéril, sin encontrarle ningún sentido. Todo parecía ser trivial, nada traía una felicidad total. Hasta el día que escuche la voz de Dios convenciendo mi corazón de que aquello que faltaba era Él.
- Así como Sara, he mentido por lo que he creído más conveniente. He tratado de salvarguardar mi familia, mi persona o a otros de “peligros”. (Gn. 20)
- Así como Sara, preparé un liviano equipaje sin saber a dónde iba. Y comencé un camino junto a mi familia sin saber que nos deparaba el futuro, teniendo que detenerme a cada momento a recordar que mi confianza debía estar en Dios y en su voluntad y no en mi sagacidad. (Gn. 12)
- Así como Sara, estoy siempre atenta para desarrollar estrategias que resuelvan las situaciones complicadas que se me enfrentan, para en la mayoría de las ocasiones darme cuenta que he estado tomando un lugar que no me corresponde; tratando de resolver aquello que ya Dios tiene en orden. (Gn. 16)
- Así como Sara, he recibido promesas y he envejecido esperandolas. Miro a mi alredor y quizás hay algun destello de ellas, pero aún así no entiendo cuando o como seran ciertas. (Gn. 15)
- Así como Sara, me cambiaron el nombre; ahora me llama Hija. Ahora tengo un nuevo lugar al que puedo correr cuando las cosas no son como las quiero y me desespero. (Gn. 17)
- Así como Sara, he tenido miedo, he dudado de la Palabra de Dios. Me he reído de verguenza, me escondido por temor y lo he negado por orgullo. (Gn. 18)
- Así como Sara, he tenido niños en mi vientre, al verlos crecer puedo comprender el amor de Dios; y aunque no todo sea como lo pensaba, puedo ver cuan fiel es a sus promesas. (Gn. 21)
- Así como Sara, he tenido celos, con o sin fundamentos, y así como Sara esperaba con ellos proteger las promesas. (Gn. 21)
- Así como Sara, deseo vivir cada día creyendo y confiando en la fidelidad de Dios, tratando de no tomar en mis manos lo que no me corresponde y volver a mirar al Soberano.
- Así como Sara, espero que el día que ya no este en esta tierra sean mis huesos testimonio a otros de que sigue vigente la Gran Promesa: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Gn. 23; Mat. 28:20)
Publicado primeramente en Mujer Balanceada