Algunos libros sobre lujuria y pornografía comienzan con estadísticas provocativas y llamativas. Tal vez debería incluir algunas. Por ejemplo, está la infame estadística de que, aparentemente, los estadounidenses gastan más dinero consumiendo pornografía que en béisbol, básquetbol y fútbol.[1] De hecho, al parecer “la industria de la pornografía es más grande que Microsoft, Google, eBay, Amazon, Yahoo! y Apple juntas”.[2] O tal vez debería mencionar que la pornografía es el tema más buscado en internet, con 68 millones de búsquedas al día.[3] O podría mencionar también que uno de cada cinco pastores de jóvenes y uno de cada siete pastores admiten que miran pornografía.[4] Pero, no terminemos este libro con estadísticas. Como dice Heath Lambert en su libro Finally Free [Por fin libre] : “Nunca he conocido a nadie que experimentara un cambio profundo porque alguien le dijo que cada año se gastan miles de millones de dólares en pornografía”.[5]
Érase una vez
En cambio, terminemos con una historia. Esta es la historia de Jerry, un hombre que sin quererlo se destruyó a sí mismo y a su familia por el pecado sexual. Verás, Jerry solía asistir a la iglesia regularmente; era voluntario con frecuencia, en especial en proyectos de construcción. Es bueno trabajando con sus manos. Algún día le gustaría ser líder de un estudio bíblico en el ministerio de grupos pequeños. Pero nunca lo será. Vive una doble vida, le da vergüenza y tiene miedo de que lo descubran. Jerry es adicto a la pornografía. Quería buscar ayuda, pero nunca lo hizo. En vez de eso, ocultó el problema. Para ser honestos, nadie de verdad puede “ocultar” el problema. Tarde o temprano, la oscuridad termina notándose. Un día, Sarah, la hija de trece años de Jerry, lo descubrió por error. Había olvidado cerrar con seguro la puerta. Tras la sacudida inicial, Sarah se dio cuenta de que no le sorprendía demasiado que su papá mirara pornografía. Sarah había notado que nunca cambiaba el canal de la televisión cuando aparecía algún comercial indecente o alguna escena en una comedia o película. Ella se daba cuenta de la manera en que miraba su papá a las mujeres; no sus rostros, sino su cuerpo. Diez años después, Sarah está por terminar la universidad. No le sorprende que mamá y papá se estén divorciando. Ella simplemente odia la situación, tal como odia su propio cuerpo. Cualquiera diría que Sarah es hermosa, pero ella no se siente hermosa. Ella siempre se ha sentido fea. Vivir con un padre que nunca vio hermosa a su esposa también tuvo en efecto en ella. En diez años más, Sarah tiene 33. Ahora tiene su propio esposo e hijos, los nietos de Jerry. Él los puede ver, pero solo de vez en cuando y siempre bajo supervisión constante. Sarah simplemente no está segura de cuánto ha crecido el pecado de su papá durante los años y no está dispuesta a arriesgarse. Jerry aún asiste a la iglesia unas cuantas veces al año, aunque nunca toma parte en nada más importante que sigilosamente sentarse en la última fila. Jerry es un esclavo, pero quiere ser libre.
Comencemos de nuevo
¿Qué pasa si pudiéramos regresar unos 30 años en el tiempo? Hace 30 años, el matrimonio de Jerry estaba vivo y Sarah, su hija, tenía apenas tres años. ¿Qué tal si 30 años atrás, Jerry se hubiera hastiado de la pornografía? No, no me refiero al destello de vergüenza que sientes tras masturbarte, sino a un odio profundo hacia el pecado sexual. En palabras de Pablo: “la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación […] pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Co 7:10). ¿Qué tal si se hubieran sumado el amor de Jerry por Dios, la preocupación por su propia alma y el miedo a un daño potencial? ¿Y si Jerry hubiera preferido la humillación de sacar su pecado a la luz en lugar de aferrarse a él y adorarlo solo para terminar en el infierno? Si hubiera hecho esto, si hubiera buscado una vida de obediencia a Dios saturada del evangelio, tal vez su historia habría sido esta… Jerry confesó su lucha con el pecado sexual a su esposa y a los líderes de su iglesia. No fue fácil, para nada. Pero cuando le sugirieron que buscara ayuda profesional, lo hizo. Ya que apenas comenzaba su carrera profesional, el gasto que implicaba la consejería era grande. Pero esto no molestaba ni a Julie ni a él; ellos sabían que un divorcio costaría mucho más, no solo en el aspecto financiero sino en todos los aspectos. Los siguientes años no fueron fáciles. De hecho, fueron bastante difíciles. Para ser honestos, el sexo con su esposa no era frecuente. Cuando entraban en la intimidad, se sentía poco natural, casi forzado. Julie también tuvo sus propias batallas contra la amargura, la falta de perdón y la desconfianza. Jerry sigue luchando contra su pecado sexual. Por supuesto que a veces falla. Esto es cierto en cualquier guerra: se pierde terreno que había sido ganado. Sin embargo, en términos generales, continuó la buena batalla. Las victorias se volvieron cada vez más frecuentes que las derrotas. Cinco años después, era capaz de mirar a los ojos a una mujer que trabajaba en su oficina sin bajar la mirada. Antes, eso rara vez sucedía. En cinco años más, Jerry comenzó a guiar grupos de estudio bíblico y frecuentemente salía a citas con su esposa. Hoy, Julie apenas piensa en la lucha de su esposo y, cuando lo hace, de verdad lo respeta por luchar y por el progreso que ha tenido. Jerry no es perfecto, pero se ha convertido en el tipo de hombre con el que quisiera que su propia hija Sarah se case; de hecho, ella ahora está agradecida de haberse casado con un hombre como él.
Escucha las historias que cuentan los redimidos del Señor
Este libro menciona 29 estrategias, pero, si fuera a añadir una más, sería para animarte a escuchar historias de sanidad en el área sexual. ¿Qué tipo de sanidad? Hablo del tipo de sanidad que Dios produce a través del evangelio. Cada cristiano tiene un lugar especial en la historia de la misión de redención de Dios porque cada cristiano la ha experimentado de primera mano. En el Salmo 107:2, el autor le ruega al pueblo de Dios que den a conocer a otros su papel en la misión de Dios como receptores de Su gracia. El versículo exclama: “Díganlo los redimidos del Señor, a quienes ha redimido de la mano del adversario”. A medida que el salmo continúa, leemos sobre diferentes grupos de personas redimidas por Dios. Cada grupo es señalado con diferentes descripciones (vv. 4, 10, 17 y 23). Algunos hicieron esto, otros hicieron aquello, pero todos fueron redimidos por el Señor. Entonces, en el último versículo del Salmo hallamos esta declaración: “¿Quién es sabio? Que preste atención a estas cosas y considere las bondades del Señor” (v. 43). En el contexto, la frase “estas cosas” debe referirse a las historias de cómo Dios ha redimido a Su pueblo. Escuchar de esta manera debe ser una parte vital de nuestra vida en comunidad. Es un camino por el cual consideramos “las bondades del Señor”. Por eso, la Biblia misma dedica capítulos enteros a narrar de nuevo los momentos importantes en la historia de la redención colectiva e individual (p. ej., Sal 107 y Hch 26:12–29). Dios se deleita cuando Sus hijos cuentan las historias de lo que Él ha hecho por ellos porque esas historias le dan el honor y la gloria que Él merece. Además, somos edificados cuando escuchamos las historias de los Jerrys que conocemos, los que han tomado la difícil pero fiel decisión de buscar imitar el corazón de Dios.
El daño colateral, la solución multifacética y la esperanza cristiana
De vuelta a la historia de Jerry, creo que es claro que el pecado y la santidad nunca son temas privados. Siempre hay más personas involucradas. La relación de Sarah con su futuro esposo e hijos se vio impactada. La iglesia de Jerry también. Pero, si me preguntaras: “¿Cuál fue el problema de Jerry?”, no estoy seguro de poder darte una respuesta simple. Estaremos malentendiendo la pornografía si la reducimos a un único problema. Tal vez, el problema de Jerry fue una combinación entre el orgullo y el aislamiento, o un mal entendimiento de la gracia, o una falta de temor de Dios, o un repetido desánimo, o una personalidad adictiva o una herida causada por su propio padre; la lista puede continuar. Muchas veces, la pornografía ni siquiera es un problema de lujuria, de la misma manera en que pasar 90 minutos navegando en Instagram sin pensar no se trata de mantenerte al tanto de tus amigos. Y, ya que el problema es multifacético, la solución tiene que serlo también. No existe un “santo remedio”; no existe una solución universal a cualquier problema. Pero, decir que no existe un secreto para vencer la lujuria es como decir que estas 29 estrategias están desconectadas las unas de las otras. Es mejor verlas como una cadena de islas en un archipiélago; las estrategias parecen separadas y sin relación por encima de la superficie, pero debajo de la superficie comparten una misma masa terrestre. Si existe un secreto, si existe el “santo remedio”, si hay esperanza de salvación y santificación, si hay un hilo que ata estas estrategias en uno, es la incontenible gracia de Dios. La esperanza de sanidad se encuentra en la persona y la obra de Jesucristo quien nació, murió, fue sepultado, resucitó, ascendió a la diestra de Dios, intercede ahora por ti y regresará pronto para hacer nuevas todas las cosas. Lo que he intentado capturar es la hermosa luz de esta historia de buenas nuevas, en especial la manera cómo ilumina nuestras luchas contra el pecado sexual. Espero que hayas leído y que vuelvas a leer estas pruebas de diagnóstico de manera lenta, reflexiva e incluso repetida. No puedes dar un único mantenimiento a tu auto. Tienes que traerlo de vuelta cada cierto tiempo para asegurarte de que esté bien ajustado. Si he escrito este libro es porque amo a los Jerrys de mi iglesia y de otras iglesias. Y también me preocupo por las Sarahs y las Julies. Hombres, no sé cómo terminará su historia. Yo oro por ustedes. Oro por que estas estrategias les ayuden en su lucha contra la tentación sexual, en especial en sus luchas contra la pornografía y la masturbación. Oro para que, en el poder del evangelio, el gozo de Jesús los consuma y los transforme en el tipo de hombres que Dios quiere que sean. Oro porque te conviertas en un hombre que no lucha con la lujuria, sino en uno que lucha con éxito en su contra. [1] Los conferencistas y autores parecen mencionar mucho este dato, por eso lo llamo “infame”. La estadística exacta de los ingresos de la industria de la pornografía es bastante difícil de determinar. [2] Chester, Closing the Window [Cierra la ventana], 30. [3] Burk, What is the Meaning of Sex? [¿Cuál es el significado del sexo?], 223. [4] The Barna Group, The Porn Phenomenon [El fenómeno pornográfico], 80. [5] Lambert, Finally Free [Por fin libre], 12.