La sabiduría de Dios ilumina nuestra ignorancia para hacernos personas sabias. La sabiduría es el conocimiento de Dios aplicado en la vida diaria, no hay nada más importante para el creyente que la sabiduría de Dios implantada en su corazón. La pregunta, entonces, debe ser obvia, ¿cómo puedo ser sabio? O bien, ¿cómo puedo cultivar sabiduría en mi vida? Permíteme darte tres formas simples, pero profundamente útiles, que te ayudarán a ser sabio.
1. Sé sabio en Su Palabra
No hay manera en la que el ciudadano del reino de Dios pueda ser sabio separado de la Palabra del Rey. Simplemente es imposible. La Palabra, además de ofrecer los nutrientes necesarios para el crecimiento espiritual (1P 2:2), también provee de la clase de conocimiento que nadie más puede ofrecer: sabiduría de lo alto. Santiago nos recuerda que, “si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Stg 1:5). En otras palabras, para los hijos del Rey, ser sabio no es opcional. No hay tal cosa como un hijo de Dios que no puede ser sabio. Si alguien no es sabio, no es porque no pueda serlo, es porque no quiere.
En nuestra actualidad, la sabiduría es un recurso espiritual que se necesita con urgencia en todos los sectores demográficos, pero especialmente entre los hombres. Hombres, sean sabios, sean llenos del conocimiento de Dios, con inteligencia, cordura y sensatez espiritual. Que sean conocidos por prudencia, rectitud, justicia y amor por la Palabra.
La lectura de la Biblia no es una opción para el creyente, es nuestra fuente de nutrientes espirituales que fortalecen el alma, establecen nuestra fe y maduran nuestro espíritu. Hombre, solo la Palabra de Dios nos hace sabios.
Para ser sabio, necesitas ser un hombre de la Palabra. Y como Esdras, enseña la Palabra a otros (Esd 7). Tu rol de maestro es crucial en nuestra sociedad. Si tienes familia, enseña. Si tienes nietos, enseña. Si tienes sobrinos, enseña. Aparta tiempo en la semana para enseñar a otros. Habla con tu pastor y ofrécete para enseñar en tu iglesia local. Tal vez necesites más preparación teológica, entonces prepárate. El punto es que no hay excusa, el hombre tiene que tomar su rol de enseñar a otros. Sé un hombre sabio, y un hombre sabio imparte sabiduría a otros. No enseña una sabiduría propia, sino una sabiduría adquirida, la que viene de lo alto, de lo perfecto y de lo bello.
2. Sé sabio en teología
El estudio de Dios (teología) es una manera más de cultivar sabiduría. Esto hace referencia a un estudio más profundo, educado y sistematizado de la Escritura. No hablo de asistir a seminarios bíblicos, solamente. Ni tampoco hago referencia a talleres, diplomados, cursos que solo alimentan tu mente, pero que tienen poco efecto en tu corazón. La arrogancia es el enemigo de la sabiduría. No seas soberbio (Stg 4:6), sé humilde y sencillo. Puede que tu conocimiento teológico impresione a otros, pero nunca impresionará a Dios. No caigas en debates teológicos que solo alimentan tu ego y hacen poco para proveer de ayuda útil a la vida de la iglesia.
Tu labor, hombre, yace frente a ti. Date al estudio teológico, busca las profundidades del conocimiento de Dios, actúa con urgencia porque “los días son malos” (Ef 5:16), y más aún, sabiendo que “el día se acerca” (Heb 10:25). No tardes, tus hijos lo necesitan, tu esposa lo requiere. Sé un teólogo arraigado, no un neófito eterno. La tecnología ha abierto grandes oportunidades para esta área. Hay seminarios que ofrecen clases en línea, y muchas veces son gratuitas. Muchas conferencias teológicas son también ofrecidas en internet. Hay artículos especializados en temas teológicos. Puedes cursar licenciaturas y maestrías en línea de reconocidos seminarios teológicos. Echa mano de estas oportunidades. Pasa menos tiempo en Facebook y más tiempo en el estudio que será una inversión para lo eterno.
Un aspecto teológico para estudiar, entre muchos que podría mencionar, es la teología bíblica y la teología del reino. La explicación a detalle de estos dos temas es algo que sale del parámetro de este breve artículo, pero sí te puedo decir que la teología bíblica abre la ventana que muestra el todo de las Escrituras. La teología bíblica explica cuál es la narrativa central de la Biblia, y vemos que la narrativa central es en efecto, el reino de Dios en Jesús.
3. Sé sabio todos los días
Un aspecto de cultivar la sabiduría es el de buscar ser sabio en cada aspecto de tu vida por más trivial que parezca. Puedes cultivar sabiduría en el transporte público, taxi o metro. Puedes cultivar sabiduría en el Café donde pasas tiempo leyendo. Puedes cultivar sabiduría en las reuniones de fin de semana con amigos o familia. Puedes, y debes, cultivar sabiduría todo el tiempo (Jos. 1:8) porque el sabio adquiere y practica sabiduría todo el tiempo. ¿Cómo puedes lograr esto? Te doy algunas sugerencias.
Lee, lee, lee. Ya mencioné que la lectura de la Biblia es la más alta clase de lectura que tu alma requiere. Sin embargo, también es cierto que una vida disciplinada de lectura proveerá otro medio para adquirir sabiduría. Lee libros teológicos, prácticos, profundos y útiles. Lee quince minutos diariamente y terminarás un libro «mediano» cada mes.
Música. La música es un medio de gracia para el creyente. ¿Cómo está tu consumo de música? Lo que escuchas debe alimentar tu alma y corazón, no solo tu cuerpo y su placer. Busca música teológica, la clase de música que arraigará tu fe en el Salvador, música que alabe a Dios y no al hombre.
Medita. Otra manera de adquirir sabiduría e inteligencia es la meditación bíblica. Antes de leer la Biblia ora a Dios pidiendo concentración e inteligencia. Piensa en lo que estás leyendo, ¿qué te dice de la persona de Dios? ¿Qué te dice acerca de la salvación? ¿Cómo puedes aplicarlo a tu vida? ¿Cómo puedes ver los atributos de Dios en ese texto? ¿Qué dice el texto acerca de lo que Dios ha hecho por ti? ¿Qué características enlista el texto describiendo a los hijos de Dios? ¿Cómo puedes adorar a Dios a través de este texto? ¿Qué quieres compartir con otros acerca de lo que aprendiste? ¿Cómo se conecta este texto con el resto de las Escrituras?
Amigos. Finalmente, sé sabio a través de las amistades que cultivas. Proverbios 27:17 nos dice que «el hierro con hierro se afila, y un hombre aguza a otro». Sé un hombre que ayuda, no que destruye; que edifica, no que entorpece; que aporta, no que estorba. Sé un amigo sabio a otros que necesitan amigos sabios en sus vidas.
Conclusión
Hombre, sé sabio en toda tu manera de vivir. Haz esto todos los días de tu vida y al final verás que es de sabios, ser sabio. Aprovecha cada uno de los elementos que el Señor ha colocado en tu vida para crecer en sabiduría. Al rescatarte, Dios no te abandona como si ese fuera el fin del asunto, al contrario, el inicio una obra transformadora en tu vida, haciéndote crecer en santidad cada día, cada momento. Identifica esas áreas en las que aún la sabiduría no ha hecho nido en tu vida, y llévalas el Señor, quien indica que “si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Stg 1:5).