Esta es la tercera parte de una serie de artículos sobre la disciplina en la iglesia. La primera parte está disponible aquí. La segunda parte se encuentra aquí.
Hemos entendido la necesidad de la disciplina eclesiástica en la vida de una iglesia saludable. Hemos entendido que todos tenemos nuestra parte en la salud espiritual de nuestra iglesia. Ahora, tenemos que entender los pasos que necesitamos dar para asegurarnos de que la disciplina eclesiástica se lleve a cabo de una manera que sea útil.
Mateo 18 asume que la mayoría de los casos de disciplina eclesiástica comienza en una situación en privado. Algunos pecados, como vimos en 1 Corintios 5, son públicos y tienen que ser tratados públicamente. Pablo hace lo mismo en Filipenses 4:2-3 cuando le pide a Evodia y a Síntique que se reconcilien. A veces tenemos que traer un pecado frente a la iglesia, incluso cuando la persona se ha arrepentido en privado (por ejemplo, si una mujer queda embarazada fuera del matrimonio). En ese caso, no es para disciplinar a la persona, sino para informar a la iglesia de que su liderazgo está al tanto y que actúa en conformidad con las enseñanzas de la Biblia. En ese caso, se evita el chisme y a la iglesia se le recuerda su responsabilidad de cuidar a las personas involucradas en el pecado.
Los cristianos maduros deben involucrarse rápidamente en los casos gravese. Si sentimos que no podemos manejar una situación, entonces debemos ir donde un cristiano maduro, ¡no a nuestro mejor amigo para chismear! Algunas situaciones son notablemente complejas y necesitamos sabiduría para tratarlas. No tiene que ser a un anciano, pero no se debe acudir a un neófito.
¿Con cuánta rapidez debemos proceder a la disciplina eclesiástica?
¿Cuánto tiempo debemos esperar para hablar con otra persona sobre una situación que nos preocupa? Eso es difícil. Mateo 18 parece hablar de un proceso, mientras que 1 Co 5 hace un llamado a actuar de inmediato. Tito 3:10 nos llama a hacer algo más. La clave es el arrepentimiento. Pero ¿cuánto debemos esperar antes de decidir si alguien es impenitente? Puede ser de inmediato, puede tomara meses, puedena tomar años. La gente viene a nosotros de diferentes entornos, con diferentes niveles de conocimiento bíblico y diferentes batallas espirituales y presiones en la vida. No podemos leer la mente de nadie y lo mejor que podemos ver es el fruto espiritual. ¿Qué tan dispuesta está la gente para dejar ir sus pecados? A veces, la gravedad del pecado es un factor determinante. ¿Debemos tratar diferente a un adúltero serial que a alguien que está luchando con las drogas? Aquí surte efecto el escándalo público, así que debemos equilibrar el pecado con la actitud del pecador. Este proceso lleva tiempo.
Si tienes dudas, muestra gracia. Mateo 18:16 deja en claro que en todas las acusaciones contra alguien tienen que haber testigos. No podemos disciplinar por un presentimiento. La gente es inocente hasta que se pruebe lo contrario. Debemos ser cuidadosos cuando alguien viene a nosotros con una queja de que a la gente se la señala por motivaciones sospechosas. Esto pasa muchísimo. Nosotros siempre hacemos preguntas y no acusaciones; Santiago 1:19. La disciplina se debe llevar a cabo en un espíritu de humildad, gentileza y paciencia, mirando por nosotros mismos para no ser tentados (Gal 6:1-2; 2 Ti 2:24-25). La disciplina se debe llevar a cabo sin prejuicios, haciendo todo con un espíritu de imparcialidad (1 Ti 5:21).
En los casos graves, siempre llevamos el asunto a la congregación. Esto es lo que significa ser un miembro en nuestra iglesia Niddrie Community Church. Esto es lo que significa en Mateo 18:17 cuando se nos dice que debemos decirlo a la iglesia. Luego de dar ese paso se nos dice que debemos expulsar al(los) individuo(s). Eso es lo que nos ayuda a analizar la forma en que debemos manejarnos con la gente si un miembro debe ser excomulgado. Algunos pueden ser grandes ofensores, abusadores, etc. y es por eso que debemos alertar a la gente. Todos ellos serán tratados como incrédulos y la gente debe estar al tanto de eso.
¿Cómo debemos actuar con los miembros de la iglesia que han sido excomulgados?
Algunas citas de referencia son 1 Corintios 5:9-11; 2 Tesalonicenses 3:6, 14-15; 2 Timoteo 3:5; Tito 3:10; 2 Juan 10. La naturaleza de las relaciones debe cambiar. Lo que ha sucedido no fue algo casual, sino algo serio. El alma de la persona involucrada está en riesgo y nuestra responsabilidad es llamarla al arrepentimiento. Recuerda, parte de la disciplina eclesiástica es alertar al resto del rebaño para que ellos mismos no caigan en pecado (1 Ti 5:20).
Finalmente, la disciplina en el nombre de nuestro Señor siempre incluye una disposición a perdonar. Los que disciplinan, sean muchos o la mayoría, deben estar dispuestos y ansiosos por perdonar, consolar y reafirmar su amor para con la persona que ha pecado (2 Co 2:6-8).
En la disciplina eclesiástica, debemos ejercer el cuidado extremo. Las Escrituras, no nuestras opiniones o disgustos, deben ser la guía para determinar lo que es pecado. Además, no debemos volvernos hipercríticos ni “inspectores de manchas”.
Entonces, ¿en qué casos debemos propiciar la disciplina eclesiástica?
Estos textos nos brindan algunos ejemplos para casos específicos 2 Tesalonicenses 3:6-15; Mateo 18:15-17; Romanos 16:17-18; Tito 3:9-11cs.
- Casos generales: conducta desordenada, una conducta claramente fuera de los mandamientos prescritos de las Escrituras y con un impacto negativo en el testimonio y la unidad de la iglesia.
- Dificultades entre los miembros (Mt 18:15-17).
- Gente divisiva o contenciosa que causa divisiones en la iglesia (Ro 16:17-18; Tito 3:9-11).
- También tenemos conductas inmorales; pecados del tipo mencionados en 1 Corintios 5 tales como el incesto, la inmoralidad, la codicia, la idolatría, la injuria, la borrachera, la estafa o los metiches ociosos que no quieren trabajar y van de un lado a otro esparciendo disensiones (1 Co 5:1, 11; 2 Ts 3:10-15).
- Falsas enseñanzas; las enseñanzas o perspectivas erradas concernientes a las doctrinas fundamentales de la fe y no las diferencias menores de interpretación (1 Ti 1:20; 2 Ti 2:17-18; también implicadas en Ap. 2:14-16; Flp 3:2-3, 15-19; Ro 16:17-18).
Los intereses que nos guían en este sentido son: (a) el carácter santo de Dios, (b) el testimonio del rebaño, (c) el efecto en la unidad y la pureza del rebaño y (d) la edificación y restauración del individuo.
Procedimientos para la disciplina eclesiástica
Precauciones
Si ves la ofensa o tienes un conocimiento preciso del(los) pecado(s), por favor, ten en cuenta estas precauciones:
- Asegúrate de que sea una ofensa que requiera disciplina y no meramente algo que nos cause fastidio. De nuevo, la Palabra debe ser nuestro criterio. Recuerda cómo nosotros también hemos pecado en el pasado y presta atención a las advertencias de Gálatas 6:1.
- Lleva el problema ante el Señor en oración antes de que se realice la confrontación (1 Sa 8:6).
- Si tienes dudas, busca el consejo de un cristiano maduro y no el de tu mejor amigo.
- No lo pospongas. Cuanto más demores, más complicada se puede volver la situación. Recuerda las consecuencias que aparecen más arriba.
- No recurras al chisme antes de hablar en privado con el/la creyente que ha pecado. Debemos guardar y proteger a la persona y al rebaño de los rumores y de las lenguas calumniadoras (Prov. 6:19b; 10:19; 11:13; 18:8, 21; 20:19).
Primer paso
Primero, busca la corrección y/o la reconciliación en privado con el ofensor (Mt 18:15). En muchos manuscritos, dice en Mateo 18:15: “y si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo en privado”. Si vienes a mí y me dices: “creo que esto y aquello no es algo bueno”, entonces debes saber que te voy a desafiar a que exhortes a la persona directamente. Sigue siendo tu responsabilidad exhortar a tu hermano/hermana. Yo no soy el oficial de policía de la iglesia.
Ten en cuenta estas pautas:
(1) Empieza por expresarle tu verdadero aprecio por la persona y sus buenas cualidades para demostrarle que estás genuinamente preocupado por su bienestar. Únicamente después de eso, trata el asunto que es de preocupación.
(2) En algunas situaciones, el pecado es visible y no hay cuestionamiento, pero debemos permitirnos la posibilidad de que hayamos juzgado injustamente o que tenemos la información incorrecta. Debemos escuchar el otro lado de la historia que nos cuenta esta persona y buscar los hechos con el interés en la verdad y la equidad.
(3) Si la persona no responde, adviértele que, de acuerdo con las instrucciones de las Escrituras (Mt 18:16), tendrás que llamar a otros que hagan de testigos y volver a reunirse para tratar el problema.
Segundo paso
Si no funciona el primer paso, toma a unos testigos para reforzar el efecto de la disciplina, preferiblemente líderes espirituales, de modo que, si el asunto ha de ser tratado ante toda la iglesia, se pueda demostrar y establecer con firmeza (Mt 18:16-17; 1 Ti 5:19). Se debe buscar la ayuda del liderazgo de la iglesia si el problema implica una ofensa contra todo el cuerpo o si es una amenaza a la unidad de este.
Estos primeros encuentros, privados y con testigos, brindan la oportunidad de amonestar con amor, corregir y perdonar. Por otro lado, si estos dos primeros pasos no producen resultados, esto constituye una advertencia de que se deberán tomar medidas adicionales y brinda la ocasión para una exhortación seria (2 Ti 4:2; 1 Ts 5:12-13; Tito 2:15; 3:10).
Tercer paso
Si no funciona el segundo paso, busca la reconciliación y la restauración por medio de todo el cuerpo. Si es necesario tomar medidas adicionales, éstas se deberán tomar ante toda la iglesia (2 Ts 3:14-15; Mt 18:17; 1 Ti 5:20). Si esto no funciona, el cuerpo local de creyentes debe ejercer la excomunión: expulsión de la membresía de la iglesia, pérdida de privilegios al votar y continuación de la pérdida del compañerismo íntimo. Esto debe ser aprobado y llevado a cabo por toda la congregación (2 Co 2:6).
La próxima vez, veremos el tema de cómo restauramos a un pecador arrepentido a la congregación.
Artículo original de 20Schemes | Traducido por Natalia Armando