Alguien envió la siguiente pregunta al pastor Piper:
Pastor John, ¿qué significa ‘llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo’ (2Co 10:5, RVR1960)? ¿Cómo puedo tomar este mandato y aplicarlo a mis pensamientos incorrectos o pecaminosos, para obedecer a Cristo y tener gozo en Él?
Armas espirituales
Aquí está el texto. Vamos a leerlo y luego veremos si podemos entenderlo. 2 Corintios 10:4 dice: “Porque las armas de nuestra contienda no son carnales…”, es decir, no son meramente humanas. Esto no es una simple batalla entre un filósofo con alguna sabiduría humana contra otro filósofo con otra sabiduría humana, sino que hay en juego un “poder divino para destruir fortalezas”.
Luego, el apóstol define esta poderosa actividad destructora de fortalezas en dos pasos. El siguiente versículo, 2 Corintios 10:5, dice:
[Primero] destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y [segundo] poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo (o como dice en la RV60: “Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”).
Es como el avance en una batalla: primero se destruye la fortaleza y luego se toman personas cautivas. Nosotros “ponemos todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo”.
Entonces, Sarah pregunta cómo puede abordar 2 Corintios 10:5, que habla sobre tomar cautivos todos los pensamientos, y aplicarlo a sí misma para ser más obediente a Cristo en su vida de pensamiento.
Una declaración, no un mandamiento
Lo primero que creo que debe decirse es que, cuando aplicamos esto a nosotros mismos, tenemos que asegurarnos de estar en el lugar correcto en el texto. Cuando Pablo dice, primero, que está derribando argumentos y opiniones arrogantes contrarias a Dios, y segundo, que está tomando pensamientos o mentes cautivas, debemos darnos cuenta de que son las mentes y pensamientos de otros. No está hablando de tomar sus propios pensamientos cautivos. Son los pensamientos de otros.
En otras palabras, es como si Pablo estuviera diciendo: “Estoy visitando a estos bribones en Corinto que están orgullosos de su destreza filosófica, y los voy a demoler, no con una filosofía contraria, sino con el poder divino. Voy a mostrarles poder, y van a colapsar en su pensamiento. Y luego voy a tomar sus pensamientos cautivos para que ahora obedezcan a Cristo”.
Entonces, Pablo es el guerrero, y los enemigos son esas personas cuyas mentes y argumentos son orgullosos y se levantan contra Dios. Cuando el apóstol derrota esas mentes y argumentos en el poder del Espíritu Santo, sus pensamientos y sus mentes son tomados cautivos, y se convierten en personas con la mente de Cristo u obedientes a Él.
Creo que Sarah podría estar cometiendo un error pequeño en su lectura. Voy a decir que está en el camino correcto, pero podría estar interpretando mal el versículo cuando pregunta: “¿Cómo puedo tomar este mandamiento y aplicarlo a mis pensamientos pecaminosos incorrectos?”. No es un mandamiento. Es una declaración sobre lo que Pablo está haciendo con sus oponentes. Está demoliendo su cosmovisión y luego tomando sus pensamientos derrotados cautivos para Cristo, para que se conviertan en pensadores correctos, obedientes en la forma en que piensan acerca de Él.
Cómo capturar pensamientos
Entonces, 2 Corintios 10:5 no es un mandato para hacer este trabajo nosotros mismos, pero la pregunta de Sarah sigue siendo muy buena. Hay una manera de aplicarlo a nosotros mismos. Solo tenemos que ponernos en el sitio correcto: el lugar al que pertenecemos es al grupo cuyas opiniones y pensamientos Pablo está tratando de demoler. Ahí es donde pertenecemos.
Entonces, cuando John Piper o Sarah leen: “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”, ellos deberían decir: “Está bien, Pablo. Aquí estoy. Haz tu trabajo de demolición en mí. Haz tu trabajo de captura en mí. Destruye en mi mente cualquier pensamiento falso o soberbio que tenga sobre Dios”. Creo que esto realmente significa dos cosas que Sarah y yo (y cualquier otro cristiano) deberíamos hacer:
1. Someter todos los pensamientos a escrutinio
Deberíamos escuchar a Pablo y someter todos nuestros pensamientos, ideas y sentimientos sobre Dios y sobre la vida a su enseñanza (como apóstol de Dios) para ser examinados. Si algo está fuera de sincronía con esa enseñanza, deberíamos dejar que sea destruido.
He experimentado esto de manera muy dolorosa. Si pones tu mente y tus pensamientos realmente a disposición de la instrucción apostólica, y pides a Dios: “Destruye cualquier cosa en mi pensamiento que necesite ser destruida”, eso puede deshacerte por completo. Ha habido temporadas en mi vida en las que he llorado por el desmantelamiento de lo que parecían ser estructuras realmente importantes en mi cerebro.
Creo que eso es lo primero que hacemos: escuchar a Pablo. Sometemos todo lo que pensamos, todas nuestras ideas, toda nuestra cosmovisión, todos nuestros puntos de vista, a Dios, y decimos: “Deja que Tu Palabra revele lo que soy si es necesario”.
2. Pedirle al Espíritu Santo que obre
Lo segundo es que deberíamos pedirle al Espíritu Santo que obre, porque Pablo dijo que no luchamos con meros argumentos humanos y carnales. Nuestro ministerio tiene poder, así que deberíamos exponernos a ese poder.
Pablo dice: “Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2Co 10:4). En otras palabras, está derribando argumentos e ideas que desprecian a Dios, pero no lo está haciendo solamente mediante sus ideas.
Cuando vengo a la Biblia, estudio bastante. Me encanta estudiar y me encanta evaluar argumentos y entenderlos. Pero también debería estar clamando: “Oh Dios, sé que el mero intelecto no corregirá los errores profundamente arraigados en mi mente, así que me pongo a Tu disposición. Me abro al Espíritu Santo y busco Tu rostro”.
Pablo dijo en Romanos 15:18: “Porque no me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, en palabra y en obra”. Ahora, creo que esa es la misma obediencia que se menciona en 2 Corintios 10:4-5, cuando hace que nuestros pensamientos se sometan a Cristo.
En Romanos 15:18 dice: “No me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho” y eso es a lo que me refiero cuando digo que nos expongamos al Espíritu. Expongámonos al Cristo resucitado, por el poder del Espíritu Santo, a través de las palabras del apóstol Pablo, para que todo pueda ser revelado. Entonces tu cerebro, tu mente y tus pensamientos pueden ser tomados cautivos y todo puede ser llevado para ser más semejantes a Cristo.
Este artículo se publicó originalmente en Desiring God.