PRESENTADOR:
Jamison y Kathryne Pals, y sus hijos, se dirigían de Minneapolis a Colorado para los últimos preparativos antes de viajar como misioneros a Japón. Pero en una zona de construcción en la carretera, un camión de carga los embistió por detrás. Trágicamente, toda la familia murió en el momento del accidente, incluidos Jamison y Kathryne, ambos de 29 años, y sus tres pequeños hijos: Ezra, de 3 años, Violet, de 2 años y Calvin, de 2 meses. El conductor del camión, de 53 años, fue detenido y acusado de cinco delitos graves de homicidio en accidente de tráfico.
Hoy se ha celebrado la fe y la obediencia de Jamison y Kathryne Pals en la iglesia bautista Bethlehem en Minneapolis. Se pidió a John Piper que hiciera la oración pastoral. Esta fue su oración.
JOHN PIPER:
Oh Señor, Dios de poder, misericordia y misterio, has clavado las flechas de tu aljaba en el pecho de Tu pueblo, tu amado pueblo. Has llenado nuestra garganta de amargura y de hiel. Has hecho que caigamos heridos y postrados en las cenizas de nuestros sueños.
Nos has quitado el descanso y has reemplazado nuestra alegría por gemidos. Nos has cubierto con las sombras de los que amamos, y en vano hemos tendido la mano para tocar sus cuerpos.
La felicidad ha salido por la ventana por donde entra la lluvia, la paz se ha alejado para no entrar por la puerta, y la perseverancia se tambalea en el umbral de nuestra alma.
Se oye una voz, como la de Raquel: lamento y llanto amargo. ¿Dónde está el consuelo para sus hijos, porque ya no están? Nos has librado a nosotros, que hemos vivido hasta este día sin mérito propio, que felizmente habríamos terminado nuestro curso y ocupado su lugar, pero no has librado a los niños, ni a los valientes, a los jóvenes amantes y a tus siervos más leales.
Oh Señor, nuestros ojos están puestos en Ti. No miramos a otro en busca de esperanza. Solo a Ti. A Ti clamamos. Acuérdate de nuestra aflicción, acuérdate del amargo ajenjo y de la hiel. No nos has hecho beber esta copa en vano.
Esto recordamos, y por tanto tenemos esperanza: Tu misericordia, oh Señor, no se acaba nunca; son nuevas cada mañana; grande es Tu fidelidad. Solo Tú, oh Señor, eres nuestra porción, por tanto esperaremos en Ti.
Tú eres bueno con los que esperan en Ti, con el alma que te busca. Tú eres bueno hoy. Fuiste bueno el día de ese horrible accidente. Estamos esperando, estamos buscando la salvación del Señor. No huimos del yugo de esta oscura providencia, ni nos desprendemos de la carga de Tu buena soberanía. Pero estamos esperando, y buscando, que el yugo se haga fácil y la carga ligera.
Tú no te escondes para siempre. Aunque causes dolor, tendrás compasión, según la abundancia de Tu misericordia; porque no afliges de corazón, ni contristas a los hijos de los hombres.
Conocemos Tu corazón, oh Dios. Porque no hay nada en el mundo más brillante, más ardiente, más terrible, más hermoso, más sangriento, más esperanzador, que la revelación de Tu corazón en la muerte y el triunfo de Tu Hijo Jesús.
Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades,
Y cargó con nuestros dolores.
Con todo, nosotros lo tuvimos por azotado,
Por herido de Dios y afligido.
Pero Él fue herido por nuestras transgresiones,
Molido por nuestras iniquidades.
El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él,
Y por Sus heridas hemos sido sanados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,
Nos apartamos cada cual por su camino;
Pero el Señor hizo que cayera sobre Él
La iniquidad de todos nosotros.
Esta es la grande y gloriosa Roca en la que estamos de pie —o postrados— y sobre la que damos gracias por las vidas de Jamison, Kathryne, Ezra, Violet y Calvin, que no consideraron sus vidas más valiosas que la obediencia.
Te alabamos porque no estimaron sus pocos años de vida en esta tierra valiosos para sí mismos, sino que fueron leales a su Rey. Te alabamos porque fijaron sus rostros firmemente en Japón y se concentraron en terminar su carrera y el ministerio que habían recibido del Señor Jesús.
Y te alabamos porque lo terminaron, como Tu apóstol Pablo, que escribió desde Roma: “he terminado la carrera”, aunque nunca llegó a España.
Nos apoyamos en esta Roca poderosa que es Cristo, y en Su sangre derramada por nuestros pecados, y por los pecados de la familia Pals, y en Su triunfo victorioso sobre la muerte. Y de pie sobre esta Roca oramos…
Por estos padres —abuelos y bisabuelos— que invirtieron tejiendo estas vidas desde el vientre materno, y ahora las ven consumidas. Padre, te pedimos que mantengas en sus corazones una confianza inquebrantable en que las incontables horas de inversión en Jamison, Kathryne y los niños no fueron en vano. Porque Tu promesa en 1 Corintios 15:58 de que su trabajo no fue en vano está construida con un poderoso “Por tanto” sobre el masivo fundamento del capítulo más grande de la Biblia sobre la resurrección de Cristo y Su pueblo de entre los muertos.
Y oramos por los hermanos y hermanas de Jamison y Kathryne para que, a pesar de la repentina y horrible ruptura de los preciosos lazos entre hermanos, sientan el vínculo inquebrantable que les une todavía a través de la hermandad de Jesús, que dijo: “¿Quién es Mi madre, y quiénes son Mis hermanos?… ¡Miren, aquí están Mi madre y Mis hermanos! Porque cualquiera que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos, ese es Mi hermano y Mi hermana y Mi madre”. Señor, haz que esta familia sepa y sienta que este círculo no está roto.
Y oramos por los primos de los pequeños. Oh Dios, haz que el Jesús resucitado, vivo y reinante sea real para ellos. Y mientras prueban lo que desearíamos que ningún niño tuviera que probar, haz que sepan y sientan que en los brazos de Jesús todo está bien, porque Él no prometió: “Yo estoy con ustedes hasta el fin de su vida”, sino: “hasta el fin del mundo”. En la vida y en la muerte.
Y oramos por los jóvenes que quedan —en esta iglesia y en todo el mundo— para que encuentren el amor de sus vidas —su Kathryne, su Jamison— y abracen juntos la segunda propuesta que Jamison hizo —liderar a la familia en la obediencia— “ya sea la vida o la muerte, la incomodidad o la decepción… tomar nuestra cruz —así como Jesús lo hizo— para sufrir y morir”. Señor, en el nombre de Jesús, y recordando a estas cinco personas que amamos, te pido: “Levanta —¡levanta, Señor!— una legión de sustitutos para la gloria global del majestuoso Rey Jesucristo. Impide que alguno de tus hijos se entere de esta noticia y malgaste su vida en trivialidades.
Y oramos, Padre, por Tony Weekly, cuya cabeza está cubierta de vergüenza y cuyas manos están manchadas de sangre. El corazón de esta familia no es un corazón vengativo. Oramos para que el Sr. Weekly encuentre el único remedio para la vergüenza y la culpa: Jesús. Y pedimos que, con el tiempo, a través de Cristo, se encuentre en su camino al cielo, y conozca el indescriptible milagro de la reconciliación con los que ya están allí.
Y finalmente, oramos por Japón, para que los grandes ídolos del oro, la plata y el éxito material sean despedazados completamente. Que esta familia —los cinco, incluso estos tres pequeños, que ahora han crecido hasta la plenitud de su gloria y la perfección de la belleza, no a través de las pruebas durante décadas, sino en un abrir y cerrar de ojos— que todos ellos —los cinco— se encuentren entre los campeones de la victoria del evangelio en Japón.
En el nombre de Jesús y para Su gloria, Amén.
Episodio original en inglés: https://www.desiringgod.org/interviews/john-pipers-funeral-prayer-for-a-family-of-five