Diez cosas que debes saber sobre la ética cristiana

¿Qué es la “ética cristiana”? Entender correctamente este concepto transforma nuestra comprensión de la vida misma.
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Podríamos definir “ética cristiana” como un sistema de principios morales y de comportamiento que se basa en las enseñanzas de la Biblia. En lugar de ser solo un conjunto de reglas, la ética cristiana es un marco que guía a los creyentes a vivir de una manera que honra el carácter moral de Dios. Veamos 10 verdades sobre la ética cristiana.

1. La ética cristiana nos enseña cómo vivir

La ética cristiana pregunta qué nos enseña la Biblia en su totalidad sobre qué actos, actitudes y rasgos de carácter personal reciben la aprobación de Dios y cuáles no. Esto significa que la ética cristiana nos enseña cómo vivir. Es importante estudiar la ética cristiana para que podamos conocer mejor la voluntad de Dios y para que cada día podamos andar “como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada” (Col 1:10).

2. La base última de la ética cristiana es el carácter moral de Dios

Dios se deleita en Su propio carácter moral, que es supremamente bueno, inmutable y eterno. Sus estándares morales para los seres humanos emanan de Su carácter moral y, por lo tanto, se aplican a todas las personas en todas las culturas a lo largo de la historia (aunque la Biblia también contiene muchos mandatos temporales destinados solo a personas específicas en un momento específico). 

Dios es amor, por eso nos manda a amar (1Jn 4:19). Él es santo, y nos manda a ser santos (1P 1:15). Él es misericordioso, y nos manda a ser misericordiosos (Lc 6:36). Él es veraz, y nos manda a no dar falso testimonio (Tit 1:2; Ex 20:16). El carácter moral de Dios y el hecho histórico de que nos ha dado mandamientos morales proporcionan la base para una respuesta cristiana a la pregunta de cómo podemos pasar de las afirmaciones de “es” a las afirmaciones de “debe” en la ética.

Los mandamientos morales de Dios reflejan Su propio carácter: amor, santidad, misericordia y verdad, eternos y válidos para toda cultura y tiempo. / Foto: Unsplash

3. La ética cristiana se basa en la Biblia

Uno de los propósitos de la Biblia es enseñarnos cómo vivir una vida que agrade a Dios (Col 1:9-10; 1Ts 4:1; 2Ti 3:17). Debido a que es la Palabra de Dios, la Biblia es una autoridad superior en ética que la tradición, la razón, la experiencia, los resultados esperados o las percepciones subjetivas de guía. Si bien estos otros factores nunca pueden anular la enseñanza de las Escrituras, aún pueden ser útiles para tomar una decisión sabia.

4. La ética cristiana es esencial para la proclamación del evangelio

Algunos oradores cristianos hoy en día, minimizan u omiten cualquier llamado a los incrédulos a arrepentirse de sus pecados, pero el evangelismo en el Nuevo Testamento claramente incluía un llamado al arrepentimiento. Justo antes de regresar al cielo, Jesús dijo a Sus discípulos “que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lc 24:47). De manera similar, Pablo proclamó la necesidad del arrepentimiento a los filósofos griegos paganos en Atenas, advirtiéndoles que se acercaba el juicio final: 

Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. Porque Él ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien Él ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres cuando lo resucitó de entre los muertos (Hch 17:30-31; ver también Hch 2:38; 3:19; 5:31; 11:18; Heb 6:1). 

Uno de los propósitos de la Biblia es enseñarnos cómo vivir una vida que agrade a Dios. / Foto: Lightstock

El “arrepentimiento” en el Nuevo Testamento no es meramente un “cambio de opinión”, sino que incluye tanto el dolor por los pecados como una resolución interna sincera de apartarse del pecado y volverse a Cristo con fe (Heb 6:1; Hch 16:31). 

Pero ¿cómo pueden los incrédulos arrepentirse de sus pecados si ni siquiera saben cuáles son los estándares morales de Dios? No creo que un avivamiento generalizado llegue a ninguna nación sin un arrepentimiento generalizado y sincero por el pecado. Por lo tanto, la proclamación del evangelio hoy debe incluir un elemento de enseñanza sobre los estándares morales de Dios, lo que significa enseñar sobre la ética cristiana.

5. La ética cristiana nos enseña cómo vivir para la gloria de Dios

El objetivo de la ética es llevar una vida que glorifique a Dios (“háganlo todo para la gloria de Dios”, 1Co 10:31). Tal vida tendrá (1) un carácter que glorifique a Dios (un carácter semejante a Cristo), (2) resultados que glorifiquen a Dios (una vida que dé abundante fruto para el reino de Dios), y (3) una conducta que glorifique a Dios (una vida de obediencia a Dios, vivida en relación personal con Dios). 

Aunque somos justificados solo por la fe en Cristo y no por obras, las extensas enseñanzas del Nuevo Testamento sobre cómo vivir la vida cristiana muestran que nuestra obediencia diaria como cristianos justificados es una parte importante de la vida cristiana. Entender la obediencia correctamente requiere que evitemos los errores opuestos del legalismo y el antinomianismo.

Somos justificados por la fe, pero la obediencia diaria es esencial en la vida cristiana. / Foto: Lightstock

6. Obedecer a Dios trae numerosas bendiciones a nuestra vida diaria

El Nuevo Testamento enseña al menos diecisiete tipos específicos de bendiciones que nos llegan en relación con vivir en obediencia a los mandamientos de Dios en las Escrituras. Estas bendiciones incluyen el gozo de una comunión más profunda con Dios (Jn 15:10); el gozo de agradar a Dios (2Co 5:9; Col 1:10); el gozo de convertirse en un vaso para “uso honorable” por parte de Dios (2Ti 2:20-21); el gozo de ser un testigo eficaz para los incrédulos (1P 2:12; 3:1); el gozo de un aumento en las respuestas a nuestras oraciones (1P 3:10-12; Stg 5:16; 1Jn 3:21-22); el gozo de una comunión más cercana con otros cristianos (1Jn 1:7); el gozo de una conciencia limpia (1Ti 1:5, 19); y varias otras bendiciones. 

Dios quiso que la obediencia a Él no fuera gravosa (1Jn 5:3) sino que nos trajera gran gozo. Por esta razón, cuando los cristianos no se “conforman a este mundo”, descubrimos que seguir la voluntad de Dios es un camino de vida que es para nosotros “bueno, aceptable y perfecto” (Ro 12:2).

El Nuevo Testamento promete múltiples bendiciones ligadas a la obediencia a los mandamientos de Dios. / Foto: Lightstock

7. El pecado voluntario trae varias consecuencias dañinas a nuestra vida diaria

Hoy en día no es muy popular hablar del pecado, pero es un tema enorme en la Biblia. La búsqueda de la palabra “pecado” (y otras palabras con la misma raíz como “pecados” o “pecador”) muestra que ocurre 440 veces solo en el Nuevo Testamento. Y mi copia de la Biblia en la versión estándar en inglés (ESV) tiene 235 páginas en el Nuevo Testamento. Esto significa que el tema del pecado se menciona de una forma u otra, en promedio, casi dos veces por página en todo el Nuevo Testamento. Si descuidamos un tema tan importante, será bajo nuestro propio riesgo. 

El Nuevo Testamento menciona varias consecuencias dañinas que provienen del pecado voluntario en la vida de un cristiano. Estas consecuencias incluyen una interrupción de nuestra comunión diaria con Dios (Ef 4:30; 1Jn 3:21), la conciencia del disgusto paternal de Dios y la posible experiencia de Su disciplina paternal (1Co 11:30; Heb 12:5-11; ver también Ef 4:30; Ap 3:19), y una pérdida de fecundidad en nuestros ministerios y en nuestras vidas cristianas (Jn 15:4-5). Los cristianos deben orar diariamente por el perdón de los pecados (Mt 6:12; 1Jn 1:9), no para obtener justificación una y otra vez, sino para restaurar nuestra comunión personal con Dios que ha sido obstaculizada por el pecado.

El Nuevo Testamento menciona varias consecuencias dañinas que provienen del pecado voluntario en la vida de un cristiano. / Foto: Lightstock

8. La ética cristiana nos enseña a considerar cuatro dimensiones de cualquier acción, y nueve posibles fuentes de información

La ética cristiana no se preocupa solo por nuestras acciones correctas e incorrectas. Somos personas complejas, y la vida misma es compleja. Por lo tanto, al estudiar la ética cristiana, Dios quiere que consideremos no solo (1) la acción en sí misma, sino también (2) las actitudes de una persona sobre la acción, (3) los motivos de la persona para realizar la acción y (4) los resultados de la acción. 

Al buscar conocer la voluntad de Dios, a veces debemos tomar una decisión instantáneamente, sin tiempo para reflexionar sobre la situación (ver la historia de José en Génesis 39:12). Pero otras veces, podemos reflexionar sobre una decisión con cierta extensión. Cuando tenemos más tiempo para reflexionar sobre una decisión, podemos considerar hasta nueve posibles fuentes de información y guía: (1) la Biblia, (2) el conocimiento de los hechos de la situación, (3) el conocimiento de nosotros mismos, (4) el consejo de otros, (5) las circunstancias cambiadas, (6) nuestra conciencia, (7) nuestro corazón, (8) nuestro espíritu humano, y (9) la guía del Espíritu Santo. Necesitamos sabiduría de Dios para evaluar correctamente estos factores al tomar una decisión.

Al estudiar la ética cristiana, Dios quiere que consideremos no solo la acción en sí misma, sino también las actitudes. / Foto: Pexels

9. Nunca debemos pensar que Dios quiere que elijamos un “pecado menor”

Aunque varios libros de ética evangélica afirman que, de vez en cuando, nos enfrentamos a situaciones de “conflicto moral imposible” donde todas nuestras elecciones son pecaminosas y simplemente debemos elegir cometer el “pecado menor”, esta idea no se enseña en las Escrituras. Se contradice tanto con la vida de Cristo, quien “ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado” (Heb 4:15), como con la promesa de 1 Corintios 10:13, que dice que Dios siempre proveerá una “salida”. 

La visión del “conflicto moral imposible” se convierte fácilmente en una pendiente resbaladiza que en la práctica real anima a los cristianos a pecar cada vez más.

10. Usar el Antiguo Testamento como guía ética requiere una comprensión de la historia de la redención

Muchos cristianos han leído el Antiguo Testamento y se han preguntado cómo debemos entender las leyes detalladas que Dios dio al pueblo de Israel bajo el liderazgo de Moisés. Esto requiere una comprensión de la “historia de la redención”, el progreso general de la trama principal de la Biblia. 

El pacto mosaico, que comenzó en Éxodo 20, terminó cuando Cristo murió. Los cristianos ya no están directamente sujetos a las leyes del pacto mosaico, sino que ahora viven bajo las disposiciones del nuevo pacto. Sin embargo, el Antiguo Testamento sigue siendo una valiosa fuente de sabiduría ética cuando se entiende de acuerdo con las formas en que los autores del Nuevo Testamento usan el Antiguo Testamento para la enseñanza ética, y a la luz de los cambios provocados por el nuevo pacto. Los autores del Nuevo Testamento reafirman explícitamente todas las normas morales que se encuentran en los Diez Mandamientos, excepto que no reafirman la observancia del Sábado como un requisito para los cristianos del nuevo pacto. 

Comprender las leyes dadas a Israel exige verlas a la luz de la historia de la redención. / Foto: Pexels

Comprender el desarrollo progresivo de la Biblia desde el antiguo pacto (bajo Moisés) hasta el nuevo pacto (inaugurado por Cristo) es especialmente importante al considerar la enseñanza de la Biblia con respecto al gobierno civil hoy en día. Es importante recordar que las sabias leyes de Dios sobre crímenes y castigos que dio al gobierno civil de Israel como nación entonces son en muchos aspectos diferentes de los sabios propósitos de Dios para los gobiernos civiles de las naciones seculares hoy.


Publicado originalmente en Crossway.

Wayne Grudem

Wayne Grudem (PhD, Universidad de Cambridge; DD, Seminario Teológico de Westminster) es Profesor Distinguido de Investigación de Teología y Estudios Bíblicos en el Seminario Phoenix, y enseñó previamente durante veinte años en la Trinity Evangelical Divinity School. Es ex presidente de la Sociedad Teológica Evangélica, miembro del Comité de Supervisión de Traducción de la Versión Estándar de la Biblia en inglés, editor general de la Biblia de estudio ESV y autor de más de veinticinco libros.

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