En la ciudad de Santa Marta, Colombia nos reunimos con un grupo de hermanos para considerar una frase con la cual identificaríamos nuestra iglesia. Llegamos a la conclusión que no pretendíamos ningún otro distintivo que no fuera el evangelio de Cristo, así que optamos por la frase «Somos una iglesia centrada en el evangelio». Ahora venía lo bueno para nosotros. Debíamos responder la siguiente pregunta: ¿Cómo luce una iglesia centrada en el evangelio? Como resultado de nuestra oración y meditación sobre el tema llegamos a reconocer 4 rasgos característicos de una iglesia que está centrada en el evangelio. Aquí los comparto contigo.
Una iglesia que predica el evangelio
Esto parece obvio. Sin embargo, creo que es necesario enfatizar la importancia de una predicación centrada en el evangelio. Muchos hoy consideran la predicación como la transmisión de un mensaje, generalmente de optimismo, usando algún texto bíblico. Sin embargo, la predicación debe obedecer a una teología bíblica consistente y a una interpretación sana, de manera que el mensaje central de las Escrituras sea el mensaje central de la predicación y ese mensaje no es otro que el de Cristo y este crucificado (1 Co. 2:2). Desde luego, eso no implica que todos los sermones traten de encontrar a Cristo aún donde no está, sino que el mensaje, como un todo, aborde el evangelio completo, o alguna de sus partes o sus evidentes implicaciones y consecuencias. Un ejemplo claro de esto lo encontramos en Hechos 2:42. Los primeros cristianos perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y está doctrina no era más que el mensaje de Cristo. Basta dar una mirada rápida al libro de los Hechos y al resto del Nuevo Testamento, para notar que anunciar a Cristo, su muerte expiatoria, su resurrección y ascensión, era la columna vertebral de la edificación de la Iglesia (Hch. 2:22-38; 3:13, 18; 4:2, 10; 5:14, 30; 6:7; 7:52; entre otros). Así que, la prioridad de una iglesia centrada en el evangelio es precisamente la predicación centrada en el evangelio.
Una iglesia que vive el evangelio
Cuando hablamos de la fe sabemos que conocer una verdad no es suficiente. Es necesario que haya una vida que es congruente con dicha verdad, y esa es la segunda marca de una iglesia centrada en el evangelio. Jesús, en la cruz, garantizó la redención de muchos y su unión en un cuerpo llamado la Iglesia. Esta Iglesia es conocida entre los teólogos como la Iglesia Universal, la cual está compuesta de todos los redimidos por la sangre de Jesucristo de todas las edades y de todos lugares. Los santos que forman parte de esta Iglesia se identifican con iglesias locales. La intención del Señor no sólo fue ganar a un pueblo para sí, sino que su propósito es que dicho pueblo se reúna y tenga comunión. La razón de esta comunión es ejercitar el servicio a Cristo y también poder encarnar el evangelio. Es a través de la vida en comunidad que los creyentes experimentamos el sufrir por otros, amar a otros y servir a otros y ese es exactamente el sentir del evangelio. La voluntad de Dios es que la iglesia se convirtiera en la materialización del amor y la gracia manifestada en la muerte del Salvador. Estamos llamados a andar de acuerdo al evangelio. El Apóstol Pablo reprendió a Pedro y a un grupo de hermanos porque “no andaban con rectitud en cuanto a la verdad del evangelio” (Gá. 2:14). Ellos necesitaban recordar su llamado a vivir de acuerdo al evangelio. Una iglesia centrada en el evangelio, entonces, es aquella que promueve el amor fraternal y la unidad en Cristo a través del sano compartir en la congregación de los santos, el partimiento del pan (cena del Señor), la misericordia con los necesitados y la comunión unos con otros.
Una iglesia que canta el evangelio
Cuando comprendemos la importancia de la música en la transmisión de un mensaje llegamos a la conclusión de que aun lo que cantamos debe estar centrado en el evangelio. No tendría mucho sentido alimentar a una iglesia desde el púlpito con una predicación centrada en Jesús si con nuestros cantos transmitimos un mensaje y una teología completamente diferente. Pablo, escribiendo a los colosenses, les recordó el resultado que debía tener la obra de Cristo en sus vidas: frutos de justicia, un abandono de hábitos pecaminosos y abundancia de la Palabra de Cristo en ellos. Todo esto con el propósito de enseñar y amonestarse unos a otros “con salmos, himnos y canciones espirituales” (Col. 3:16-17). La música desempeña un papel de vital importancia en la iglesia. Ella es usada para recordarnos verdades que son esenciales de modo que siempre estén presente en nuestra mente y meditadas en nuestro corazón. De modo que una iglesia centrada en el evangelio, debe hacer un uso de la música y la alabanza que sea consecuente con el resto de su teología.
Una iglesia que anuncia el evangelio
Finalmente, una iglesia centrada en el evangelio debe anunciar el evangelio. La labor de la iglesia va más allá de lo que sucede dentro de un recinto. Se trata de hacer discípulos, de anunciar el evangelio a los perdidos y de alumbrar como una antorcha en medio de un lugar oscuro. La iglesia de Tesalónica es un buen ejemplo de la actividad evangelística que una iglesia saludable debe tener. Ellos se convirtieron en amplificadores del mensaje del evangelio, hasta el punto que los apóstoles ya no tenían necesidad de ir a ciertos lugares, porque ellos se habían encargado de hacerlo, llegando así a convertirse en testimonio aún a los mismos incrédulos (1 Ts. 1:9-10). Nuestro anhelo y oración es que Dios siga haciendo correr su preciosa palabra en Latinoamérica y el mundo, que cientos de personas sigan siendo alcanzados por el evangelio de la gracia del Señor, pero que, al mismo tiempo, el Señor permita la plantación de iglesias cada vez más saludables, de iglesias verdaderamente centradas en el evangelio.