Consejos para los cristianos que trabajan los domingos

Congregarse el domingo no es una regla vacía, sino una celebración semanal del Señor resucitado. ¿Cómo honrarlo incluso cuando hay que trabajar?
Foto: Envato Elements

PRESENTADOR:

Es viernes, y para muchos de nosotros, la semana laboral está terminando y un fin de semana libre está por delante. Para otros, el fin de semana significa más trabajo, como para Christine, una enfermera en Louisville: 

Querido Pastor John, gracias por su sabiduría a lo largo de los años. Por la gracia de Dios, he crecido en un hogar cristiano sólido y he conocido su nombre desde que tengo memoria. Recientemente me gradué como enfermera registrada y ahora trabajo en una UCI que requiere que todas las enfermeras trabajen cada tercer fin de semana (sábado y domingo). Como trabajo en el turno de día, esto significa que me pierdo de estar con el cuerpo de Cristo cada tercer domingo, tanto en la mañana como en la noche. Esto es difícil para mí. Creo que el día de reposo es un día precioso de descanso y renovación en el Señor y en la compañía de Su pueblo. Y, sin embargo, estoy agradecida de tener la oportunidad de ayudar a traer sanidad física en el día del Señor, ya que nuestro dulce Señor Jesús sanó en el día de reposo. ¿Qué sabiduría podría ofrecernos a los que tenemos trabajos que requieren trabajar los fines de semana?

JOHN PIPER:

Bueno, la manera en que Christine formula esta pregunta ya muestra, al parecer, un discernimiento notable en relación con algunas enseñanzas del Nuevo Testamento sobre el día del Señor. Ella lo llama “un día precioso de descanso y renovación en el Señor y en la compañía de Su pueblo”. Esa es una descripción hermosa.

Y establece la conexión entre el trabajo que bendice a las personas en el día del Señor y la manera en que Jesús se metió en grandes problemas precisamente por sanar personas en el sábado judío. Y recuerda, Jesús reprendió a los líderes haciéndoles esta pregunta realmente asombrosa: “¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar?” (Mr 3:4). Es decir, ¡qué pregunta! “¿Es lícito matar?”. ¿Qué fue lo que quiso decir?

Esto es lo que creo que Él está diciendo. Creo que está dando a entender que, si no hago este bien, es como hacer el mal; es como matar. Eso es asombroso. “Ustedes sacan a su bestia del hoyo en sábado. ¿Cuánto más debería un ser humano ser sacado de su enfermedad?”.

Así que déjame construir sobre lo que Christine ya ha visto claramente con solo unos pocos pensamientos.

1. Celebra la victoria de Jesús

Primero, reflexiona por un momento sobre el término el día del Señor y sus implicaciones. En el Antiguo Testamento, el Shabbat se marcaba el sábado, el final de la semana, porque Dios terminó la obra de la creación y descansó en ese día. Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, resucitó en el primer día de la semana, el domingo. Él fue las primicias de nuestra resurrección. Fue una especie de inauguración de una nueva creación que está comenzando ahora y que llegará a su forma definitiva más adelante.

Así que los cristianos, ya en el Nuevo Testamento, comenzaron a marcar un día de cada siete, al que llamaron el día del Señor, y lo marcaron en el primer día de la semana. Y ese término, el día del Señor, de Apocalipsis 1:10, nunca fue usado en el Antiguo Testamento para referirse al sábado. Podrían haberlo llamado día de Jesús, día de Cristo o el día cristiano, pero eligieron llamarlo el día del Señor. “Kurios”, la palabra griega para Señor, también se refería al emperador, el rey, el César. Y así que esto era algo arriesgado. El César tiene su día, y nosotros marcamos el día de nuestro Señor, el día de nuestro Emperador, una vez por semana, cuando Él resucitó de entre los muertos.

Una implicación de esto fue (y creo que aún debería ser) que, en ese primer día de la semana, marcamos la adoración del Kurios, la adoración del Señor. Nos inclinamos ante y reverenciamos al Señor de señores y Rey de reyes en el primer día de la semana, cuando Él rompió el poder de la muerte, y venció al pecado, e inauguró los nuevos cielos y la nueva tierra, la nueva creación con la resurrección de los muertos. Al reunirnos en adoración, decimos que Él es digno en ese día; el Señor, no solo Jesús, no solo Cristo, no solo un día cristiano, sino el día del Señor.

Y, por supuesto, todos comenzaron a hacer esto cuando no había leyes dominicales. Quiero decir, evidentemente todos estaban trabajando porque no había habido siglos de influencia cultural por parte de la iglesia que de alguna manera pudiera hacer que todo un imperio cambiara las cosas y dijera: “Oh sí, todos tienen un día libre a partir de ahora”. Eso no pasó por mucho, mucho tiempo. Y, por lo tanto, la adoración tenía que suceder temprano en la mañana en ese día o tarde en la noche. Y parece que en Hechos 20, el pobre Eutico se cayó de la ventana cuando Pablo extendió su sermón hasta la medianoche (Hch 20:9). Así que, evidentemente, se estaban reuniendo y adorando en la noche.

Mi primer consejo sería que todos intentemos, si es posible, adorar con el pueblo de Dios en el día del Señor, temprano o tarde. Me pregunto, solo de pasada, si las iglesias que hace mucho tiempo abandonaron los servicios vespertinos del domingo podrían, en un día de avivamiento y renovación, encontrar útil y precioso de nuevo un servicio vespertino si pudieran superar el compromiso cultural de que todos se queden en casa viendo su película o programa de televisión favorito.

2. Determina un día de descanso

Aquí está mi segunda observación: yo diría a aquellos que deben trabajar en domingo que el principio de descansar un día de cada siete es la sabiduría de Dios. Cuando adoramos en el primer día de la semana, decimos que Jesús es el Señor. Cuando descansamos un día de cada siete, decimos: “Yo no soy Dios. Dios es Dios. Él es el Creador y Sustentador de todas las cosas, no yo. Yo soy una criatura. Necesito descanso. Dios no necesita descanso”. Cuando Él descansó, no fue porque estuviera cansado o porque tuviera que hacerlo. Estaba celebrando, marcando la perfección de Su obra.

Nosotros también marcamos esa celebración. Y la verdad de que no somos Dios es una gran parte de ello. Dios puede manejar el mundo sin mi ayuda las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Así que, ese día podría ser el domingo, o podríamos tomarlo en otro día. Fui pastor durante 33 años, y los domingos ciertamente no eran mi día de descanso. Así que intentaba honrar ese principio tomando otro día para relajarme.

3. Busca libertad para el domingo

Aquí está mi tercera observación o expectativa: yo diría que busques, en la medida en que Dios lo permita, obtener tanta libertad como puedas para tus domingos. La razón no es porque Dios exija o requiera que no se realice ningún tipo de trabajo en domingo, sino para que puedas tener tanta libertad como sea posible para hacer del domingo lo que tú quieras que sea, y no lo que otros te exijan que hagas.

Es similar a lo que Pablo dice en 1 Corintios 7. Parafrasearé su instrucción a los esclavos: “Sirve fielmente en tu posición, pero si puedes obtener tu libertad, obtenla” (ver 1Co 7:21). Y eso es lo que yo diría sobre tener que trabajar en domingo si es necesario. Pero ciertamente oraría y trabajaría para conseguir tanta libertad como fuera posible.

Habla sobre Su día

Así que, en resumen, estos son mis tres consejos:

  • Si es posible, adora con el pueblo de Dios en el día del Señor, el día en que Él resucitó de entre los muertos (el domingo, el primer día de la semana) para declarar que Él ha resucitado y que Él es Señor de señores.

  • Si es posible, usa un día de cada siete para romper tu rutina, relajarte, no cumplir plazos laborales, y reconocer que Dios creó el mundo y que tú no eres el Creador ni el Sustentador de este mundo, sino que eres finito y estás agradecido.

  • Procura estar empleado de una manera que te dé tanta libertad como sea posible en el día del Señor.

Y déjame añadir una cosa más que viene a mi mente. Al interactuar con personas en el trabajo, en el vecindario, o con cualquiera, habla sobre el día del Señor a medida que vas comprendiendo sus riquezas. Probablemente, en el mundo la única imagen que las personas tienen de la observancia del domingo, sea cual sea, es un conjunto de reglas, principalmente prohibiciones. Y no tienen idea de lo que significa. No tienen idea, y tú podrías mostrarles (simplemente al hablar sobre lo que significa para ti) una forma completamente nueva de pensar sobre el Señor, sobre el día del Señor, algo que nunca han escuchado. Puede que ni siquiera hayan oído nunca esa frase.

Podrías presentarles la resurrección, podrías presentarles la nueva creación, podrías presentarles el señorío de Cristo sobre todos los señores. Podrías presentarles la primera creación y sus riquezas y a tu propio sentido de finitud, necesidad y dependencia. Podrías hablar sobre la confianza en el Señor. Y supongo que, en la iglesia primitiva, a medida que este hábito comenzaba a formarse en oposición al culto sabático judío, era inevitable e ineludible que este tema surgiera en una conversación, y probablemente era una gran oportunidad para dar testimonio de Jesús como Señor.


Este artículo se publicó originalmente en Desiring God.

John Piper

John Piper

John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

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