¿Y si un sistema de justicia penal no es realmente justo?

Una invitación, desde un libro, para pensar sobre la justicia penal de la forma como Dios la piensa.
Foto: Envato Elements

La mayoría, probablemente, asumimos que el sistema de justicia penal de nuestro país es bueno en sentido general. Podemos creer que necesita algunos ajustes aquí y allá. Podemos entender que, debido a que existe en un mundo caído, reflejará de alguna manera los pecados y debilidades de las personas que lo controlan y supervisan. Pero rara vez nos detenemos a hacernos preguntas como: “Si tuviéramos que diseñar un sistema de justicia penal desde cero y hacerlo de forma coherente con las Escrituras, ¿cómo se vería? ¿Qué principios incluiríamos en él? ¿Y en qué medida se parecería al sistema que tenemos actualmente?”. 

Matthew Martens ha reflexionado profundamente sobre estos temas. Lo hizo como abogado que se graduó entre los primeros de su clase en la Facultad de Derecho de la Universidad de Carolina del Norte, como asistente jurídico de un juez de un tribunal federal de apelaciones y, posteriormente, del Presidente del Tribunal Supremo, William H. Rehnquist. Durante los últimos 20 años, reflexionó sobre estos asuntos mientras ejercía primero como fiscal federal y después como abogado defensor. Y luego, también, pensó acerca de ellos como estudiante de seminario que se graduó en el Seminario Teológico de Dallas con un máster en estudios bíblicos. Sin duda, está muy bien capacitado. Sus reflexiones y análisis sobre la justicia penal en general, y sobre el sistema de justicia penal estadounidense en particular, se han publicado ahora en Reforming Criminal Justice: A Christian Proposal [Reforma a la justicia penal: Una propuesta cristiana], un libro fascinante, inquietante y desafiante a la vez.

El amor como origen de la justicia

Martens explica que el libro tuvo su origen en una conversación con uno de los pastores de su iglesia. Esta cena tuvo lugar poco después de los sucesos de Ferguson (Misuri) que siguieron a la noticia de la muerte de Michael Brown. Sabiendo que Martens estaba familiarizado con el sistema de justicia penal estadounidense, este pastor le animó a escribir un libro sobre el tema. Se lo planteó pero, al estar ocupado con otros asuntos, lo dejó de lado. Varios años después, tras la muerte de George Floyd y todos los disturbios que siguieron, otro pastor le animó a escribir el mismo libro. Y esta vez aceptó.

Comienza de esta manera: “Has oído decir que la justicia demorada es justicia denegada. Pero yo te digo que la justicia denegada es amor denegado. Y si se le niega el amor a la víctima del crimen o al acusado del crimen, se le está negando la justicia. Espero convencerte de que esta no es solo mi opinión, sino también la de Cristo”. Él quiere demostrar que la Biblia habla de la justicia penal y que “la raíz del concepto bíblico de justicia es el amor”. Para que se haga justicia, el amor debe extenderse tanto a la víctima de un delito como a quien ha sido acusado de él. Un sistema será justo en la medida en que extienda el amor de esta manera.

Reforming Criminal Justice: A Christian Proposal [en español, Reforma a la justicia penal: Una propuesta cristiana]

Martens cree que hay dos obstáculos que impiden a los cristianos mantener conversaciones provechosas sobre la justicia penal. El primero es que algunas de las voces más fuertes sobre el tema no están bien informadas y no tienen un conocimiento preciso de cómo opera realmente el sistema de justicia penal. El segundo es que gran parte de la discusión “ocurre sin referencia a una ética cristiana integral de justicia penal. Más bien, gran parte de la participación cristiana actual en este tema suena más a puntos de discusión políticos que a un marco bíblico”. Él pretende abordar ambos aspectos y guiar a los cristianos hacia discusiones más precisas, beneficiosas y bíblicas. 

La clave de su explicación de la justicia penal es que “el sistema de justicia penal es, por definición, violencia patrocinada por el estado. Toda ley penal, aunque sea justa, es una autorización para que el estado utilice la fuerza física contra el portador de la imagen de Dios si este no cumple el mandato de la ley”. La Biblia no prohíbe esa violencia, sino que la sanciona explícitamente. Un arresto, una sentencia de cárcel o una pena de muerte son actos de violencia en los que el sistema utiliza la fuerza contra una persona que ha sido hecha a imagen de Dios. Dios lo permite para mantener la ley y el orden en Su mundo. Sin embargo, es fundamental que esa violencia se lleve a cabo con justicia, es decir, que se haga con amor tanto por la víctima como por el acusado. Por lo tanto, este es un libro sobre el amor y sobre cómo un sistema de justicia penal, y especialmente el sistema de justicia penal de Estados Unidos, puede mostrar amor, ya que un sistema verdaderamente justo es un sistema que estará marcado por el amor de Dios tanto hacia el acusado como hacia la víctima.

Matthew Martens, autor de Reforma a la justicia penal: Una propuesta cristiana.

La justicia como la expresión del carácter de Dios

El libro consta de dos partes. En la primera, Martens propone una ética cristiana de la justicia penal que puede utilizarse para analizar el sistema estadounidense o el de cualquier otra nación. Aquí extrae principios bíblicos que pueden aplicarse a cualquier nación en cualquier momento de la historia. Considera que la justicia penal es una forma de justicia social. (Para aquellos que manifiestan rechazo ante el uso de las palabras justicia social, él utiliza el término en el sentido válido o tradicional de “la ordenación justa de la sociedad”, en lugar del sentido moderno que es ideológico y está conectado a la teoría crítica). Si la justicia penal es realmente un asunto de la justa ordenación de la sociedad, los cristianos deberían preocuparse por ello y ser tan activos en combatir la injusticia en esta área como en otras, como el aborto o la esclavitud sexual. Después de todo, “las personas justificadas deberían abogar por leyes más justas”. ¿Qué podrían promover y valorar las leyes justas y, por lo tanto, un sistema de justicia penal justo? Su respuesta es precisión, debido proceso, responsabilidad, imparcialidad y proporcionalidad. Cada uno de estos términos recibe un tratamiento extenso en un capítulo completo, para demostrar cómo son consistentes con el carácter de Dios y Su revelación de Sí mismo en la Biblia. 

En la segunda sección, Martens analiza la estructura y el funcionamiento del sistema de justicia penal estadounidense. En especial, examina aspectos del mismo que mucha gente da por sentados. En cada caso, analiza si refleja verdaderamente el amor y la justicia de Dios. Su intención es asegurarse de que sus lectores comprendan cómo funciona realmente el sistema y, especialmente, cómo maneja el enjuiciamiento de delitos, comenzando con la acusación y continuando hasta la sentencia. Es importante entender que su enfoque no está en la policía, ya que ese sería un libro muy diferente que estaría fuera de su área de experiencia. Más bien, se enfoca en lo que sucede después de que la policía ha detenido a un sospechoso y lo ha entregado al sistema de justicia penal.

Martens propone una ética cristiana de la justicia penal aplicable a cualquier nación y analiza el sistema de justicia penal estadounidense.

Así pues, en esta sección del libro examina lo que el sistema considera delito y, a continuación, analiza la negociación de los cargos y la condena, la selección del jurado, los jueces, la asistencia legal, las pruebas exculpatorias, los testigos, la sentencia y la pena de muerte. En cada caso, examina el grado de precisión, garantías procesales, responsabilidad, imparcialidad y proporcionalidad de cada aspecto del sistema. No te sorprenderá saber que, en su opinión, el sistema a menudo se queda corto y que hay elementos de injusticia arraigados profundamente y aceptados ampliamente en el sistema de justicia penal estadounidense. Presenta su argumentación de forma  lenta y deliberada pero, en mi opinión, convincente.

Un último capítulo plantea  cómo pueden actuar los cristianos para abogar por una mayor justicia que fluya del amor tanto hacia quienes han sido víctimas como hacia quienes han sido acusados.

Ya he comentado en el pasado que hay mucha uniformidad en las publicaciones cristianas. Por eso me intriga tanto cuando encuentro un libro que es completamente diferente de cualquier otro que haya leído antes. Y este es uno de ellos. En Reforming Criminal Justice [Reforma a la justicia penal] Martens aborda un tema que nos preocupa a pocos, pero que debería preocuparnos a todos. Explica lo que dice la Biblia sobre la justicia penal, nos llama a analizar los sistemas que tienen nuestras naciones y nos anima a abogar por otros mejores, es decir, que reflejen el amor y la justicia de Dios.

Seas quien seas y dondequiera que vivas (y conste que yo vivo en un país distinto del que sirve de escenario a este libro), espero que te beneficies al leerlo y que te sientas desafiado por él.


Este artículo fue publicado originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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