Esta es una de las muchas dulces y poderosas promesas de la Biblia: “Resistan, pues, al diablo y huirá de ustedes” (Stg 4:7). La pregunta es, sin embargo, ¿cómo hacemos esto? De maneras muy prácticas, ¿cómo resistimos al diablo? En Precious Remedies Against Satan’s Devices [Valiosos remedios contra los artilugios de Satanás], Thomas Brooks ofrece una lista de diez maneras en que el cristiano puede resistir las tentaciones de Satanás.
1. Sé gobernado por la Palabra
Haz de la Palabra de Dios tu regla y autoridad, y vive en obediencia a todo lo que dice. Ella te mantendrá caminando recto y te protegerá de todo tipo de tentación. “Cuando los hombres desechan la Palabra, entonces Dios los desecha a ellos, y entonces Satanás los toma de la mano y los conduce a trampas a su antojo”.
2. Ten cuidado de no contristar al Espíritu Santo
Es el Espíritu Santo quien da al cristiano la capacidad de discernir las tentaciones de Satanás y de ver su mano en y detrás de las circunstancias de la vida. Si contristas al Espíritu, ahuyentas a Aquel cuyo ministerio implica protegerte contra los ataques de Satanás.

3. Esfuérzate por la sabiduría
Hay una gran diferencia entre conocimiento y sabiduría, entre acumular información y aplicar las Escrituras a esa información para que se convierta en sabiduría. No es el cristiano con más conocimiento, sino el cristiano con más sabiduría, quien está equipado para luchar contra las tentaciones de Satanás.
4. Resiste el primer impulso de la tentación
Es seguro resistir la tentación y es peligroso coquetear con ella. “El que juegue con el cebo de Satanás, será rápidamente atrapado por el anzuelo de Satanás”. Dios promete que podemos resistir la tentación, no que podamos resistir el pecado una vez que hemos comenzado a coquetear con esa tentación.

5. Esfuérzate por ser lleno del Espíritu
El Espíritu es un Espíritu de luz y poder. La luz del Espíritu brilla intensamente contra la oscuridad del pecado y Su poder es suficiente para vencer todo mal y tentación. Cuando se trata de combatir las tentaciones de Satanás, es mejor tener un corazón lleno del Espíritu que una cabeza llena de información.
6. Mantente humilde
Un corazón humilde preferiría yacer en el polvo antes que ascender a la prominencia por medios pecaminosos; preferiría perderlo todo antes que pecar y quedarse con una conciencia culpable. La persona humilde no es atraída por lo que Satanás ofrece, ni aterrorizada por sus amenazas.

7. Mantente constantemente en guardia
Un alma confiada es un alma en posición de ser extraviada y atrapada. “El alma que no esté vigilante contra las tentaciones, ciertamente caerá ante el poder de las tentaciones”. Satanás fortalece sus asaltos cuando el alma se adormece y se descuida. Así que, mantente constantemente en guardia. “La vigilancia no es otra cosa que el alma corriendo de aquí para allá, ocupada en todas partes; es el corazón ocupado y empleado en la observación diligente de lo que viene de nuestro interior, y de lo que viene de nuestro exterior y entra en nosotros”.
8. Continúa en comunión con Dios
Es al unirte en comunión con Dios que Él te da fuerza para resistir los ataques de Satanás. “Un alma elevada en comunión con Dios puede ser tentada, pero no será fácilmente conquistada. Tal alma luchará hasta la muerte”. Aprovecha al máximo los medios de gracia de Dios.

9. No enfrentes a Satanás con tu propia fuerza
Necesitas obtener de Jesucristo el poder, e incluso el deseo, de resistir el, y necesitas hacerlo cada día. “Ciertamente, el alma que se enfrenta a cualquier tentación antigua o nueva sin nueva fuerza, sin nuevas influencias de lo alto, caerá ante el poder de la nueva tentación”. Permanece con Dios, mantente en guardia, sé humilde, ¡haz todas estas cosas! Pero no confíes en ellas en la batalla; en cambio, confía en Cristo.
10. Ora constantemente
“La oración es un refugio para el alma, un sacrificio a Dios y un azote para el diablo”. Así que ora y ora constantemente. Dile a Dios tu propia incapacidad para detectar y responder a la tentación; dile que dependes completamente de Su gracia; dile a Dios que la sangre de Cristo ha sido aplicada a ti; dile a Dios que eres Su hijo; pídele a Dios que te libre de la tentación para la gloria de Su nombre.
Este artículo se publicó originalmente en Challies.