Le tengo cierta aversión a los libros de apologética. No sé exactamente por qué, pero puede ser que muchos de ellos parecen enseñar métodos para defensa de la fe que terminan por manipular o aporrear a los demás. De algún modo, la gracia y la apologética parecieran no ir juntas como deberían. Así que, quizás con un poco de reticencia, empecé a leer Tácticas: Un plan de acción para debatir tus convicciones cristianas, de Gregory Koukl. Se trata de un libro que promete enseñar un nuevo método, uno respetuoso para defender la fe e intentar convencer a otros de la verdad del cristianismo. Este no es un texto de apologética 101, o uno que comparará y contrastará varios esquemas apologéticos; en cambio, es una guía, un libro que busca llevar al lector a un nuevo método para compartir su fe con otros.
«Si eres como mucha gente que escoge un libro como este, tu deseo es hacer una diferencia para el reino, pero no estás seguro de cómo empezar. Quiero darte un plan de acción, una estrategia para involucrarte de una manera que nunca pensaste que podrías, pero con un tremendo margen de seguridad». Esto es lo que promete Koukl, quien no se fija un objetivo pequeño. «Voy a enseñarte a navegar en las conversaciones para que mantengas el control –en el buen sentido– aunque tus conocimientos sean limitados. Puede que no sepas nada sobre cómo responder a los desafíos que la gente plantea en contra de lo que crees. Puede que incluso seas un nuevo cristiano. No importa. Voy a presentarte un puñado de maniobras efectivas –las llamo tácticas– que te ayudarán a mantener el control».
Este enfoque táctico es útil, ya que te permite mantenerte «en el asiento del conductor durante las conversaciones, para que puedas dirigir productivamente la discusión, exponiendo el pensamiento defectuoso y sugiriendo alternativas más fructíferas en el camino». Es importante tener en cuenta que «las tácticas no son trucos manipuladores ni artimañas para destruir. No son estratagemas ingeniosas para avergonzar a otras personas y obligarlas a someterse a tu punto de vista. No están pensadas para menospreciar o humillar a los que no están de acuerdo para que tú puedas ganar medallas en tu cinturón espiritual». Por el contrario, son formas de guiar una conversación para exponer un razonamiento pobre y luego utilizarlo como puente hacia la verdad.
Koukl comienza examinando tres habilidades básicas que el cristiano necesitará si desea ser un apologista eficaz. En primer lugar, debe tener conocimiento, estar familiarizado con el mensaje central de la Biblia; en segundo lugar, debe tener un conocimiento que esté amoldado a la sabiduría que hace que su mensaje sea claro y persuasivo; en tercer lugar, debe tener el carácter de un cristiano, encarnando las virtudes del reino al que sirve.
Luego, a lo largo de cuatro capítulos, Koukl desvela su táctica. La llama «El Colombo». La clave de esta táctica es «pasar a la ofensiva de forma inofensiva utilizando preguntas cuidadosamente seleccionadas para hacer avanzar la conversación de forma productiva». Nunca hagas una afirmación cuando una pregunta puede hacer el trabajo. Cuando se hacen preguntas y se escucha con atención, se reúne información que puede utilizarse para mostrar a una persona dónde está su pensamiento defectuoso. Las preguntas pueden servir para recabar información, invertir la carga de la prueba o dirigir la conversación. En cualquier caso, la persona que hace la pregunta es la que dirige el debate.
El autor establece un objetivo modesto y realista para sus interacciones con los incrédulos. Mi objetivo», dice, «es encontrar formas inteligentes de explotar el mal pensamiento de alguien con el fin de guiarlo hacia la verdad, pero siendo amable y caritativo al mismo tiempo”. “Mi objetivo es gestionar, no manipular; controlar, no coaccionar; ser delicado, no luchar. Quiero lo mismo para ti». El propósito de este tipo de apologética, entonces, no es necesariamente ganar a alguien para Cristo. Ese puede ser un objetivo último o una esperanza última, pero el objetivo de un encuentro individual no es más que, en palabras de Koukl, «poner una piedra en el zapato de alguien». «Quiero darle algo en lo que valga la pena pensar, algo que no pueda ignorar porque sigue atizándole en el buen sentido de la palabra».
En la segunda parte del libro, Koukl ofrece una guía para encontrar los fallos en la forma de razonar de las personas. Ofrece tácticas específicas para desvelar el mal razonamiento y volverlo contra una persona. Las denomina «Suicidio», «Rivalidad entre hermanos» y «Quitar el techo». Ofrece consejos para contrarrestar a la aplanadora humana (lo más seguro es que has intentado debatir con gente así) y al becario de Rhodes, aquel que supuestamente es un experto.
Cuando pienso en la apologética cristiana, tiendo a pensar en Evidencia que demanda un veredicto o en algunos de los clásicos de antaño. Pero en este libro, Koukl ofrece un enfoque nuevo y muy adecuado a los tiempos que corren. Él enseña al cristiano a pensar bien, a ejemplificar la gracia y a conducir humildemente una conversación hacia la verdad. «Podemos pasar horas ayudando a alguien a resolver cuidadosamente un asunto sin mencionar nunca a Dios, a Jesús o a la Biblia. Esto no significa que no avancemos en el reino. Siempre es un paso en la dirección correcta cuando ayudamos a otros a pensar con más cuidado. Si nada más, les da herramientas para evaluar las preguntas más importantes que eventualmente surgen».
La apologética no siempre es una disciplina que se hace con gracia. Pero en este libro Koukl comparte tácticas que resultarán beneficiosas para cualquier cristiano. Pueden revolucionar la forma de interactuar con los no creyentes. Lo recomiendo encarecidamente.
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