Una de las preguntas más importantes de la Biblia es: ¿en quién confías? Esta no es una pregunta trivial, sino una cuestión con consecuencias eternas e implicaciones cotidianas. Para muchos, por no decir todos, la confianza es algo frágil y débil. Desde que éramos niños hemos tenido que lidiar con las frustraciones, engaños y desilusiones de padres, familiares y amigos, etc. Cada vez que una promesa se rompía, perdíamos un poco de nuestra habilidad para confiar; poco a poco nuestro encanto infantil se fue degenerando, levantándose un escepticismo insolente en su lugar. Nos volvemos incrédulos.
Esto sumado al hecho de que por naturaleza ya éramos enemigos de Dios, hijos de ira, deseosos de ser nuestro propio salvador o fabricar uno conforme a nuestra imaginación. Ahora, pensemos en la perfección del Edén, dónde Adán y Eva estaban en armonía e intimidad con Dios. No hubo razón para dudar de su palabra, sospechar de su bondad ni cuestionar su amor. Aun así, fue en aquel lugar, que el reto de Satanás llegó lanzando la pregunta: ¿Eva, de verdad puedes confiar en lo que Dios te ha dicho? Desde ese entonces se observa a lo largo de toda la revelación divina el conflicto entre la incredulidad del hombre y la confiabilidad de Dios. Así que: ¿en quién confías?
Nuevamente, Josué Pineda como editor general junto con varios autores distinguidos y escritores emergentes proporcionan un libro que despliega el atributo divino de la fidelidad de Dios manifestada en el Antiguo Testamento, con el fin de animar, exhortar y redargüir a los hombres, y mayormente a la iglesia, a confiar en Dios. La tesis del libro es sencilla, pero transformadora para quienes la experimentan: «Dios es fiel y digno de confianza».
Al igual que su predecesor, En ti confiare exalta y exhibe en alto la fidelidad de Dios por medio de reflexiones cortas, pero esta vez, como he mencionado, en los libros del Antiguo Testamento. El libro se desarrolla en orden cronológico abarcando desde Génesis hasta Malaquías, limitando cada capítulo a tres páginas, lo que implica que los autores se condicionaron a examinar la fidelidad de Dios hacia personajes particulares, en eventos singulares o por rasgos generales (aunque no necesariamente de manera impersonal). Cada capítulo termina con una pequeña porción para reflexionar, son frases cortas de suprema afirmación para el alma acerca de quién es Dios.
Es impresionante como 39 varones de Dios, entre los cuales hay pastores, misioneros y maestros como Justin Burkholder, Josias Grauman y Héctor Salcedo, se unen en una sola voz para escribir sobre la incomparable fidelidad de Dios. El hecho de que no fue escrito por un solo individuo, permite que cada autor añada de manera particular y personal al conjunto y exaltación de ese atributo de Dios, ampliándolo y magnificándolo de manera deliberada y hermosa que resulta en una sinfonía gloriosa en honor a la fidelidad de Dios.
Evidentemente en el Antiguo Testamento, la fidelidad de Dios se destaca y luce mayormente hacía Israel. Así que, los autores muestran cómo Dios mismo se comprometió con un pueblo incrédulo, que repetidamente se rebeló e invalidó el pacto, fornicando tras dioses falsos, pero aún en su infidelidad más escandalosa, Dios no revocó su pacto. Dios fue fiel. «A pesar de la infidelidad del pueblo, la fidelidad de Dios permanece y brilla abundantemente» (47). Los autores exponen como la fidelidad de Dios expresada en el Antiguo Testamento anticipa y recibe su culminación plenaria en el nuevo pacto: la encarnación milagrosa, muerte expiatoria y resurrección victoriosa de Cristo. Los autores no pierden una sola oportunidad para hablar del evangelio y amonestarnos con ello. Cada demostración de la fidelidad de Dios hace más confiable el nuevo pacto.
El puritano Thomas Goodwin dijo que Dios es «la fidelidad personificada». Pero para algunas personas un libro que habla una y otra vez sobre la fidelidad de Dios puede parecer redundante, aburrido y hasta innecesario. Pero ¿quién eres para quejarte contra Dios?, si Él quiso enfatizar incesantemente su fidelidad en cada libro de la Biblia, ¿no crees que posiblemente lo hizo para que confíes en Él de verdad en vez de dudar tan constantemente? Por lo tanto, si eres una persona que cuestiona muy a menudo a Dios, si te cuesta creer lo que Dios dice en su palabra, si dudas más de lo que quisieras confesar, lo que necesitas es estudiar y, más que nada, descansar en el atributo de la fidelidad de Dios.
Somos olvidadizos; lentos para confiar en Dios y prontos para dudar de Él. Somos más parecidos a los israelitas de lo que queremos admitir. Damos miles de razones a Dios para desecharnos e invalidar su promesa, pero Él no lo hace, porque Dios hizo su promesa firme y eterna. La fidelidad de Dios se basa en Dios mismo, en el puro afecto de su voluntad. Este escrito proporciona una obra devocional que te estimula a confiar en Dios. Así que, si estás dudando de Dios, te aconsejo que consigas este libro y es mi oración que la verdad de la Escritura por medio del Espíritu Santo pueda obrar en tu vida para que confíes en el único que es digno de tu eterna confianza.