Una amiga mía espera estar pronto comprometida para casarse, y hoy se pregunta acerca de la naturaleza del compromiso. Lo asumimos como algo normal: debemos de comprometernos antes de efectivamente casarnos. Pero ¿qué es el compromiso? ¿Es un acuerdo inviolable con todo el peso del matrimonio? ¿O es un acuerdo tentativo que puede romperse por un simple impulso? ¿Qué es exactamente eso que llamamos compromiso?
Diferente de cultura en cultura
Lo primero que debemos admitir es que no hay ningún mandamiento en el Nuevo Testamento que diga que una pareja debe comprometerse antes de casarse, ni ninguna instrucción específica sobre cómo debe ser un compromiso. Vemos una descripción del “desposorio”, algo similar al compromiso, en la vida de María y José, pero no hay ningún mandato que indique que debamos imitar exactamente esa manera de hacerlo. Vemos destellos de tradiciones similares en el Antiguo Testamento, pero, nuevamente, nada que sea obligatorio hoy.
Sea lo que sea, debemos reconocer que el compromiso es una construcción cultural, no bíblica. Al que el vestido blanco en la boda o el traje negro en el funeral, el compromiso es una práctica que varía significativamente de cultura en cultura. Podemos ver esto con claridad cuando observamos más allá de nuestras propias tradiciones.

Mi iglesia tiene una población ghanesa considerable, y he aprendido que la visión del compromiso en África Occidental es muy diferente a la visión canadiense o estadounidense. También he aprendido que muchos inmigrantes de primera o segunda generación practican una especie de compromiso híbrido, que combina elementos tanto de Ghana como de Canadá. Cuando viajo al sur de los Estados Unidos, noto que el compromiso allí es algo diferente al que se practica aquí en el Gran Norte Blanco. Cuando estuve en la India conocí a una maravillosa pareja cristiana que fue presentada formalmente el día de su ceremonia de compromiso y que aún eran prácticamente desconocidos el uno para el otro en el día de su boda. Cada una de estas culturas tiene su forma de compromiso, pero hay diferencias significativas entre ellas.
Entonces, ¿qué podemos decir sobre el compromiso en nuestra cultura occidental del siglo veintiuno? ¿Cómo podemos hacerlo bien?

El propósito del compromiso
Entiendo el compromiso como una relación en la que una pareja aumenta deliberadamente la intimidad de su relación como preparación para el matrimonio. El propósito principal del compromiso es aumentar la intimidad relacional para asegurarse de que son compatibles. La pareja hace un acuerdo (o compromiso) entre sí, en presencia de sus amigos, familia e iglesia, convirtiéndolo no solo en un acuerdo personal, sino también comunitario. El compromiso es un acuerdo formal de que estas dos personas están seriamente comprometidas a buscar el matrimonio como una alianza de por vida. Aunque todavía no están completamente unidos en matrimonio, están intensificando su intimidad para asegurarse de que realmente pueden ser adecuados el uno para el otro.
Permíteme ser claro: no estoy hablando de intimidad sexual. Ni siquiera estoy hablando necesariamente de intimidad física. Me refiero principalmente a la intimidad relacional. Mientras un hombre y una mujer están saliendo, pueden hablar sobre relaciones pasadas o traumas anteriores, pero cuando están comprometidos, deben empezar a hablar sobre estos temas, al menos si son sabios. El compromiso les da la estructura, la urgencia y el objetivo final que les permite abordar asuntos demasiado íntimos para una relación de noviazgo, pero demasiado importantes como para dejarlos para después del matrimonio.

¿De qué manera una pareja hace esto? Principalmente a través de una comunicación tanto deliberada como espontánea. Hablan juntos en privado y se cuentan sus alegrías, sus temores, sus fortalezas y sus debilidades. Se abren el uno al otro sobre sus antecedentes familiares, su historia sexual, sus traumas y sus logros. Hablan con honestidad, apertura, profundidad e intimidad.
Pero hay más. Reciben consejería prematrimonial juntos, guiados por un pastor piadoso y su esposa, o por una pareja cristiana experimentada. Leen la Biblia, oran y adoran juntos, tanto en privado como en comunidad. Pasan tiempo con parejas piadosas que admiran, haciéndoles preguntas y observando cómo funcionan distintos matrimonios. Leen libros juntos; libros sobre el matrimonio, por supuesto, pero quizás también libros sobre dinero, sexualidad o cualquier otro tema que pueda causar dificultades en los primeros años del matrimonio. Aumentan su intimidad relacional con miras a lo que vivirán como esposos, mientras se abstienen cuidadosamente de la intimidad sexual que sellará su unión.

¿Puede romperse?
¿Se puede romper un compromiso? Sí, creo que sí. Después de todo, la pareja aún no ha hecho sus votos ni ha consumado su unión sexual. Y en cierto sentido, este tipo de compromiso solo tiene sentido si puede romperse. El aumento en la intimidad relacional puede sacar a la luz pecados, rasgos de carácter o heridas del pasado que uno de los dos simplemente no puede tolerar. Esto hace que el compromiso occidental moderno sea algo distinto al desposorio antiguo, y quizás distinto también al compromiso contemporáneo en otras partes del mundo. Los compromisos pueden romperse, pero el acuerdo tácito es que eso solo sucederá bajo circunstancias muy tristes o muy serias.
Así entiendo yo el compromiso, aquí y ahora, en este tiempo y en este lugar.
Publicado originalmente en Challies.