Los creyentes estamos llamados a entender la vida y todo lo que en ella sucede, a través de la forma de pensar que nos enseña la Biblia. Por este motivo, a continuación, presentaré algunos principios bíblicos a considerar en lo relacionado al aborto. Confío que, a pesar de la brevedad de este escrito, estos principios te ayuden a ver este tema de la forma como Dios lo ve.
Dos puntos cruciales sobre el aborto
Para los cristianos comprometidos con la Palabra de Dios, el aborto es un tema particularmente delicado. Ciertamente, la Biblia no contiene un mandamiento directo como “no abortarás», y esto se debe a que, en la antigua mentalidad israelita, el aborto era impensable. Los niños eran vistos como un regalo de Dios y el embarazo como una bendición divina (Sal 127:3). No tener hijos se consideraba una maldición. Además, la prohibición genérica de “no matarás” (Ex 20:13) abarcaba esta cuestión. Sin embargo, los tiempos han cambiado y la sociedad moderna a menudo ve a los niños como obstáculos para la realización personal, financiera y social. La iglesia debe seguir guiándose por la Palabra de Dios, que valora la vida.
La humanidad del feto
El debate sobre el aborto gira en torno a la cuestión de cuándo el embrión/feto se convierte en un ser humano con derecho a la vida. Algunos sostienen que esto solo ocurre después de un cierto tiempo de gestación, mientras que otros sostienen que la vida comienza en el momento de la concepción. Muchos biólogos, genetistas y médicos coinciden en que la vida biológica comienza en el momento de la concepción. Las Escrituras también confirman que Dios considera sagrada la vida de los niños no nacidos (Sal 139:13). Aunque algunos pasajes son difíciles de interpretar, la Biblia enseña que el cuerpo, la vida y las facultades morales del hombre se originan en el momento de la concepción.
La santidad de la vida
Vivimos en una sociedad que a menudo no reconoce la santidad de la vida. El valor de la vida humana ha sido reemplazado por factores utilitarios y egoístas, como la conveniencia personal y financiera. La iglesia debe mantener el concepto de que los humanos están hechos a imagen de Dios (Gn 1:26) y tienen un alma inmortal (Ec 12:7), siendo distintos de todas las demás formas de vida. La vida humana no debe estar determinada por factores sociológicos y financieros, sino por el valor intrínseco que posee.
Conclusión
Ante situaciones complejas como el embarazo de alto riesgo y la violación, la solución debe ser siempre a favor de la vida. La iglesia debe ofrecer orientación, apoyo y compasión a quienes enfrentan dilemas tan difíciles. La condena no reemplaza la necesidad de apoyo y seguimiento. El dolor y sufrimiento de las víctimas de violación no se resolverán a través del aborto. Es importante que la iglesia esté presente para ayudar y guiar en tiempos tan difíciles (Mt 5:14-16).