Nunca leas un versículo de la Biblia (y nunca escuches un fragmento de un sermón)

¿Cuál es la habilidad práctica más importante que he aprendido como cristiano?
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Greg Koukl a menudo comparte un pequeño y atrevido consejo relacionado con la lectura y comprensión de la Biblia. «Si hubiera un poco de sabiduría, una regla general, una sola habilidad que pudiera impartir, un consejo útil que pudiera dar y que te sirviera bien para el resto de tu vida, ¿cuál sería? ¿Cuál es la habilidad práctica más importante que he aprendido como cristiano? Aquí la tienes: nunca leas un versículo de la Biblia». ¡Espera! ¿Es él acaso una de esas personas que ha perdido la confianza en las Escrituras y ahora busca otras fuentes de autoridad para guiarse? Por supuesto que no. Aquí está lo que él continúa diciendo: «Así es, nunca leas un versículo de la Biblia. En vez de eso, siempre lee al menos un párrafo». Ahora entiendes cuál es su punto. Si queremos comprender correctamente cualquier versículo de la Biblia, debemos ubicarlo dentro de su contexto más amplio. Después de todo, las palabras habladas a un solo profeta en el antiguo Israel tienen un contexto muy diferente a las palabras dirigidas a toda una congregación en la Roma del Nuevo Testamento. Estos contextos diferentes significan que las mismas palabras podrían tener significados muy distintos. El contexto más inmediato para un versículo es un párrafo, por lo que Koukl recomienda leer al menos eso. Y continúa describiendo cómo aplica este principio en su propio ministerio. «Cuando estoy en la radio, uso esta simple regla para ayudarme a responder la mayoría de las preguntas bíblicas que me hacen, incluso cuando no estoy familiarizado con el versículo. Es una técnica increíblemente efectiva que también puedes usar. Leo el párrafo, no sólo el versículo. Valoro el material relevante que está antes y después. Dado que el contexto enmarca el versículo y le da un significado específico, dejo que me diga lo que está sucediendo». El punto obvio es que el significado depende del contexto. Al leer un solo versículo, puede que se comprenda el significado y la aplicación, pero es mucho más probable que se pierda. Para comprender con seguridad el significado de cualquier parte de la Biblia y aplicarlo con toda confianza a tu vida, debes ubicarlo en su contexto. Por lo tanto, ¡nunca leas un versículo de la Biblia! Lo que es cierto para la lectura de la Biblia lo es para cualquier otra forma en la que nos comunicamos. Koukl señala que una regla básica de la comunicación es que «el significado siempre fluye de arriba hacia abajo, de las unidades más grandes a las más pequeñas, y no al revés». Si deseas comprender correctamente el significado de cualquier unidad pequeña de comunicación, debes situarla dentro de su unidad de comunicación más grande. Y creo que esto es algo en lo que debemos pensar en este mundo digital. A medida que navegamos por la web y nos desplazamos por las redes sociales, estamos expuestos a muchos más fragmentos de comunicación que a unidades enteras. En un día cualquiera, podemos escuchar una gran cantidad de clips de dos minutos, tomados de sermones de 50 minutos; leer cualquier cantidad de citas de 50 palabras, tomadas de libros de 200 páginas; ver cualquier número de videos breves extraídos de sesiones de conferencias mucho más largas. A veces, estos extractos hacen que el orador se vea muy bien y, a veces, lo hacen quedar muy mal. A veces hacen que la escritora parezca una acérrima defensora de la fe, y otras veces la hacen parecer una hereje atea. Algunos de estos extractos se crean y difunden por amor y, a veces, por malicia. Pero lo que invariablemente falta es el contexto: el contexto de la unidad más grande de la comunicación e incluso el contexto más amplio de la vida y el ministerio de la persona. El Catecismo Mayor de Westminster hace un trabajo sin igual al describir a qué estamos llamados en el noveno mandamiento y habla claramente de este asunto. Pregunta: «¿Cuáles son los deberes que se exigen en el noveno mandamiento?» Y responde: «Los deberes que se exigen en el noveno mandamiento son: preservar y promover la verdad entre los hombres, y del buen nombre de nuestro prójimo, así como del nuestro; … prontitud a recibir un buen informe, y falta de voluntad para aceptar un mal informe, con respecto a ellos; desanimar a los chismosos, aduladores y calumniadores; … estudiando y practicando todo lo que es verdadero, honesto, amable y de buen nombre». El Catecismo también explica lo que prohíbe el noveno mandamiento, e incluye «revelar de manera innecesaria las debilidades; levantar rumores falsos, recibir y tolerar informes maliciosos, y taparnos los oídos contra la justa defensa; la sospecha maliciosa…». El punto que establece es muy claro: necesitamos mirar más allá de las palabras extraídas y debemos trabajar para comprender su significado. Especialmente si vamos a compartir un extracto que hace que el orador se vea mal, que lo hace parecer como si estuviera comprometido, que le haga parecer evasivo, debemos mirar con cuidado y diligencia partiendo desde la unidad más pequeña a la unidad más grande. Porque, como hemos visto, el significado fluye de arriba hacia abajo, y no al revés. Koukl dice: «la lección práctica más importante que he aprendido… y lo más importante que podría enseñarte» es que nunca debes leer un versículo de la Biblia. Del mismo modo, permíteme sugerirte que nunca escuches un fragmento de un sermón, nunca mires un extracto de YouTube y nunca leas una cita. No, a menos que estés dispuesto a hacer el trabajo de comprender su contexto de manera adecuada, diligente y honesta.


Este artículo se publicó originalmente en inglés en https://www.challies.com/articles/never-read-a-bible-verse-and-never-listen-to-a-sermon-clip/

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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