Si pudiera reducir el tiempo un poco, ¿qué diría mi yo mayor a mi yo más joven? Esa es la premisa de este breve video. También trato de predecir lo que querré decir dentro de unos años …
Transcripción
Cuando eras más joven, ¿qué cosa pensaste que iba a ser realmente importante, pero resultó no serlo? La regla de detenerse, tirarse y rodar. Es decir, cuando uno es niño, piensa que eso tendrá un gran rol en su vida. Pero uno se da cuenta de que probablemente no. ¿Qué cosa pensaste que no era importante, pero resultó ser realmente importante? Creo que una de ellas sería el devocional familiar. Crecí en una familia que hacía devocionales. Recuerdo que lo hacíamos todas las noches. Estoy seguro que, tal como nuestra familia, en realidad era más esporádico que eso en el ir y venir de la vida. Creo que siendo niño lo entendí de alguna forma, pero como adulto que ahora realiza devocionales familiares, creo que veo más el factor unificador. Que realmente acerca a la familia, y por supuesto lo hace. Escuchamos de Dios y le hablamos a él juntos. Así que el devocional familiar nunca ha logrado ese tipo de sentimiento místico que pensé que nos daría. Nunca he sentido que lo estamos haciendo de maravilla o que definitivamente dominamos la disciplina. Pero al hacerlo día tras día, comprometidos, pensando a largo plazo, confiando que con el tiempo funciona, creo que realmente he visto que une a nuestra familia, tiene un rol muy importante en el desarrollo espiritual de nuestros hijos. Y, cuando menos, muestra que como familia realmente ponemos a Jesús primero, que realmente creemos que no hay nada mejor que estar juntos delante del Señor. Luego, también quiero hablar del rápido paso del tiempo. Creo que lo escuchamos de las personas mayores todo el tiempo; lo vemos en el libro de Eclesiastés. Es decir, el tiempo pasa rápidamente. Y cuando uno es joven, lo escucha y pienso que no lo cree realmente. Ahora miro un hijo de 18 años y pienso, ¿qué pasó con esos años? ¿Adónde se fue ese tiempo? ¿Qué he hecho con ese tiempo? Entonces, al mirar atrás las pequeñas inversiones de llevar a los niños a un desayuno. Cada sábado, llevar a uno, pasar algunos minutos. Decir: «Acompáñame a hacer esta tarea, acompáñame en este viaje de conferencias», cualquier cosa. Simplemente involucrar a los hijos en mi vida, normalmente cosas muy pequeñas, pero al final es crear momentos significativos. Así que tenlo presente, lo rápido que pasa el tiempo, lo rápido que se va y cuánta alegría y cierto arrepentimiento causa eso. ¿Qué aliento te gustaría darle a tu yo de 50 años? Ahora tengo 41. Así que estamos mirando 9 o 10 años en el futuro. ¿Qué diría, qué creo que me estaría diciendo entonces? Creo que gran parte será: «Mantén el rumbo, termina fuerte». Desde que era niño, he deseado crecer porque he querido lo que trae la edad. Principalmente la sabiduría, la experiencia, la madurez que ella trae. Y aún siento lo mismo. Creo que la transición de los 39 a los 40 años fue grandiosa en mi vida porque entendí que, sin importar cómo se mida, ya no soy joven. Ya estoy en la segunda mitad, el segundo grupo de personas que se supone que miran hacia los más jóvenes, vuelvo mi atención hacia allá. Eso significa que debo ser ejemplo de piedad de forma muy significativa. Ya no hay excusa para la inmadurez. Así que, en 10 años, creo que más allá, así es como será. Ser ejemplo de madurez, ser piadoso y luego terminar siendo fuerte. Mirar cada vez más el final de la carrera. Asegurarme de que en un sentido soy como un buen corredor, reservando algo para poder cruzar la meta con fortaleza. Esa es mi esperanza, es mi deseo, es mi objetivo y mi constante oración.