Los que hacen y los que delegan

Los buenos líderes sirven a otros, pero hay momentos en los que un buen líder comprende que delegar es parte de liderar.
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Tendemos a asociar la mayor piedad con el servicio más humilde. Jesús demostró Su santidad cuando se inclinó para lavar los pies sucios de Sus discípulos. Demostró Su sumisión a Dios cuando se enfrentó voluntariamente al sufrimiento injusto de la cruz. En ambos casos, lo que Jesús hizo fue mostrar Su carácter piadoso. Ese es el verdadero sentido de lo que los cristianos llaman liderazgo de servicio, que consiste en mostrar el tipo más elevado de liderazgo a través de los actos de servicio más humildes.

El éxito de las iglesias, ministerios, empresas y organizaciones cristianas depende de personas dispuestas a servir. Prosperan cuando la gente se humilla para llevar a cabo cualquier tarea que haya que hacer. El abogado más poderoso y el propietario de un pequeño negocio se unen cuando llegan a la iglesia y sirven hombro con hombro para preparar el café y limpiar el piso. Sus acciones demuestran que son líderes piadosos.

Necesitamos este tipo de liderazgo, este dirigir con el ejemplo. Ninguna iglesia u organización puede durar mucho tiempo sin él. Hacemos bien en honrar a quienes lo ejemplifican.

Pero hay otro tipo de liderazgo igual de  importante, aunque mucho menos común. Para que una iglesia u otra organización tenga éxito, necesita hacedores, pero también necesita gente que delegue. Necesita personas cuyo primer instinto sea hacer, y personas cuyo primer instinto sea delegar. Se trata de habilidades o rasgos de carácter muy diferentes, y una organización próspera depende de un sano equilibrio entre ambos. 

Muchos ministerios dentro de la iglesia local no prosperan o incluso fracasan por completo porque el líder de ese ministerio es entusiasta pero renuente a delegar. Cuando hay una situación difícil o cuando una persona clave no se presenta, su primer instinto es hacer él mismo la tarea. Este puede ser un instinto piadoso nacido del deseo de servir, pero lo cierto es que puede resultar inútil a corto plazo y perjudicial a largo plazo. Lo mejor sería delegar la tarea en otra persona. El líder de una organización cristiana puede ver un problema y responder abordándolo él mismo. Es una muestra de humildad limpiar alegremente un retrete o vaciar la basura. Pero también puede tratarse de una persona reacia a liderar o temerosa de ejercer su autoridad. Hacer en lugar de delegar puede no ser tan noble como parece a primera vista.

Muchos ministerios dentro de la iglesia local no prosperan o incluso fracasan por completo porque el líder de ese ministerio es entusiasta pero renuente a delegar. Cuando hay una situación difícil o cuando una persona clave no se presenta, su primer instinto es hacer él mismo la tarea. / Foto: Envato Elements

Nuestras iglesias necesitan muchos hacedores, personas dispuestas a hacer lo que hay que hacer, independientemente de si esa tarea es grande o pequeña, visible o invisible. De hecho, cada cristiano debe abordar cada área de la vida con un profundo deseo y voluntad de hacer. Ninguna tarea es demasiado pequeña para quien ha sido salvado por Aquel que “aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil 2:6-8).

Sin embargo, nuestras iglesias también necesitan de gente que delegue, personas dispuestas a hacer, pero que han aprendido a delegar. La forma en que mejor sirven a su iglesia no es haciendo lo que hay que hacer, sino delegando esas tareas en otros. La forma en que sirven a su iglesia es asegurándose de que la tarea sea llevada a cabo por la persona adecuada. Su piedad se expresa en aceptar y ejercer la autoridad del liderazgo y su poder para delegar. Estas son las personas cuyos ministerios tienden a crecer y prosperar.

Nuestras iglesias también necesitan de gente que delegue, personas dispuestas a hacer, pero que han aprendido a delegar. / Foto: Getty Images

Si eres llamado a liderar, necesitas mostrar un carácter piadoso en tus actos de servicio. ¡Humillate! Sirve a Dios sirviendo a los demás. Pero entiende que solo puedes liderar con habilidad y éxito si estás dispuesto a delegar. A veces la manera de hacer es delegando.


Este artículo se publicó originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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