Puede leer la primera parte en este enlace.
¿Acaso el hecho de tratar la adicción como una enfermedad está previniendo que los adictos superen sus problemas? El comentarista Damian Thompson del Daily Telegraph que escribió un libro sobre el tema, explica que lo que le apena es la manera en la que el comportamiento adictivo se está “extendiendo entre la sociedad”.
“Existe una aceleración con la adicción. La impulsividad está llegando a ser el estilo por defecto de una élite cognitiva”, dijo Thompson en el programa “Today”.
Colin Blakemore, profesor de neurociencia en la Universidad de Oxford, dijo que existe una “base biológica” para la adicción, aunque hay problemas para proveer una definición.
“Por ejemplo la palabra ‘enfermedad’ no cabe muy bien para definir lo que caracteriza a alguien que tiene problemas con el alcohol”.
En nuestro vecindario enseñamos a nuestra gente que toda adicción tiene sus raíces en una decisión. En algún momento muy atrás en el tiempo, si trazamos una línea en la historia de cada vida, una decisión ha sido hecha para satisfacer algún tipo de conducta. Es un hecho admitido por el profesor Blakemor, que el mundo de la medicina no puede probar con certeza que la adicción a las drogas/alcohol/pornografía, etc. sea una enfermedad. Por otro lado, la Biblia es clara sobre qué causa estos problemas en las vidas de muchas personas. Considera Gálatas 5:17:
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis”.
Mucha de la gente con la que trabajamos dice que hacen lo que hacen por aburrimiento o para evitar responsabilidades, para evitar el dolor e incluso para divertirse (al menos al principio). Pero la realidad es que lo hacen porque alimentan su egocentrismo, su lujuria y sus esclavizantes deseos de satisfacerse a sí mismos. Sí, muchos de ellos hoy día están sin esperanza, controlados químicamente por su conducta y no existen soluciones sencillas para su dependencia física y psicológica. Pero en el fondo, toda su conducta tiene su origen en una decisión y una elección. Buscaron y encontraron su adicción. No fueron las adicciones las que los encontraron a ellos. Ellos no son “inocentes” que fueron arrastrados por fuerzas que no podían controlar.
Entonces ¿Qué es lo que la Biblia tiene que decir sobre este asunto? Bastante. Considera lo siguiente:
- 1 Tesalonicenses 5:6-8 — Ser sobrio es lo opuesto a estar borracho y está asociado con estar alerta y vigilante.
- 1 Pedro 1:13-17 — Ser sobrio, ceñir los lomos del entendimiento para que puedas evitar los malos deseos y ser obediente y santo. Esto requiere estar alerta.
- 1 Pedro 5:8-9 — Ser sobrio para estar en guardia contra el diablo, resistirlo y no ser devorado por él. Para entender cuán dañino es Satanás, debemos guardar nuestras mentes con claridad de manera que podamos reconocer su engaño y resistir a sus tentaciones.
- 1 Corintios 9:25-27 — Sujetar nuestros cuerpos a nuestra mente, ejercitar la templanza (dominio propio) como atletas que se entrenan de manera que nuestros cuerpos puedan ser guiados adecuadamente por nuestras mentes.
- Proverbios 4:23 — Guarda tu corazón (mente) con toda diligencia porque ella debe decidir los asuntos de la vida.
Batallar contra el diablo es difícil y peligroso incluso con las facultades en total estado de claridad. Esta es la razón por la que Dios ha prohibido la intoxicación. Por supuesto que existen otras formas de violar estos principios, pero el abuso con las drogas es sin duda uno de ellos.
Es interesante descubrir que en los tiempos bíblicos consumir drogas se hallaba asociado muy de cerca con la hechicería y la brujería, y es por esto que creo que la Biblia es tan clara en el asunto de que tenemos que ser sobrios en todo lo que hacemos (2 Tim. 1:7; 1 Pe. 4:1-7; Tit. 2:2, 4, 6, 12; Hch. 24:25; Gal. 5:23; 2 Pe. 1:6).
Vine, en su Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, dice:
“En la brujería, el uso de fármacos simples o potentes estaba generalmente acompañado de encantamientos y apelaciones a poderes ocultos, con la provisión de diversos encantos, amuletos, etc., diseñados para mantener al solicitante o paciente con la atención y el poder de los demonios, pero en realidad era para impresionarlo con los misteriosos recursos y poderes del hechicero”.
Esta fue mi experiencia en Brasil cuando trabajé con jóvenes adictos. El espiritismo brasileño (Macumba y Candombe) mezcla el uso de drogas “con la invitación a los espíritus” a la vida de la personas. ¿El resultado? Problemas mentales y físicos, abuso, suicidio y la muerte es una epidemia a gran escala en esa parte del mundo.
La adicción en todas sus formas es destructiva. Es insaciable y alimenta deseos egoístas que siempre quieren más y más. La adicción nunca está satisfecha y mata a las personas sin misericordia. Considera el siguiente poema basado en el Salmo 23 escrito por una joven muchacha quien murió por sobredosis.
“El rey Heroína es mi pastor. Siempre lo querré. Me hace acostarme en las alcantarillas de la vereda. Me conduce junto a las aguas turbulentas. Él destruye mi alma. Él me guía por los senderos de la maldad. Sí, andaré por el valle de la pobreza y no temeré mal alguno, porque tú, la heroína, estás conmigo. Tu aguja y tu píldora me conforta. Tú despojas la mesa de alimentos en presencia de mi familia. Tu robas la razón de mi cabeza. Mi copa de dolor se desborda. Ciertamente la adicción a la heroína me acechará todos los días de mi vida y moraré en la casa de los malditos para siempre”.
Parte de la respuesta de la iglesia cristiana a las drogas debe ser resistirlas todas y resistir cualquier llamado a la legalización. Muchos cristianos son horriblemente ingenuos en esta cuestión.
Entonces, ¿cómo lidiar con el problema en nuestras iglesias? ¿Es la respuesta a esta pregunta enviar a todo el mundo a rehabilitación? Si los adictos pueden ser ayudados ¿cómo podemos hacerlo?
Más en el próximo artículo…