En mi último libro, Talking with Your Kids about God [Hablando con tus hijos sobre Dios], hay seis capítulos que se centran en la intersección entre la fe y la ciencia. Responden a las preguntas: ¿Puede la ciencia probar o refutar la existencia de Dios? ¿La ciencia y la religión se contradicen entre sí? ¿La ciencia y la religión se complementan entre sí? ¿Es Dios solo una explicación de lo que la ciencia aún no sabe? ¿Puede la ciencia explicar por qué las personas creen en Dios? ¿Y qué creen los científicos acerca de Dios? Fue emocionante escribir estos capítulos porque sé cuán importante es que estos temas sean comprendidos por los padres y los niños hoy en día, aun así, muchos de ellos no están seguros de cómo abordarlos. Sin embargo, en los últimos meses, una parte de los lectores con los que he hablado en eventos o en línea, me han dicho tímidamente que se saltaron esa sección del libro porque (estoy parafraseando) según ellos, la ciencia está fuera de su “zona de confort”. Esto es profundamente preocupante; no que alguien omita una sección de mi libro, sino que los padres a menudo se resistan a participar en un tema de fe tan cuestionado hoy en día. La creencia de que el cristianismo es anti-ciencia, se ha convertido en una razón principal por la cual muchos adultos jóvenes se están alejando de la fe. Investigadores del Grupo Barna han descubierto que el 29 por ciento de los jóvenes entre los 18 y 29 años con antecedentes cristianos, señalan a las iglesias como entes que están “fuera de sintonía con el mundo científico en el que vivimos” y el 25 por ciento dice que “el cristianismo es anti-ciencia”. El hecho de que más de una cuarta parte de los niños de origen cristiano acepten esta narrativa dañina y falsa, debe levantar una gran bandera de preocupación en los padres cristianos. ¿Crees que este tema está siendo manejado o será manejado por el grupo de jóvenes de tu hijo? Piensa otra vez. La investigación de Barna también descubrió que solo un por ciento de los pastores de jóvenes aborda cualquier problema relacionado con la ciencia en un año o tiempo determinado. La desconexión entre la necesidad y la respuesta a esa necesidad es enorme en este momento. Eso significa que los padres deben asumir la responsabilidad de discutir estas preguntas con sus hijos. Pero hay cuatro cosas que creo que tendrán que suceder antes de que más padres lo hagan.
1. Los padresdeben entender que no importa si nos preocupamos personalmente por la ciencia o no, nuestros hijos aún necesitan involucrarse en estos asuntos.
En mi experiencia hablando con padres, creo que esta es la razón número uno por la cual la mayoría no está teniendo estas conversaciones: simplemente ellos no se preocupan personalmente por la ciencia. Ciertamente, nadie dice que esa es la razón. Por lo general, los padres solo dicen que es algo que “deben analizar” o que es “demasiado complicado” (más sobre esto en el punto cuatro). Pero como sucede con la mayoría de las cosas en la vida, si realmente creemos que algo es importante para el bienestar de nuestros hijos, nos haremos cargo de la tarea. Cuidamos por necesidad. Por ejemplo, mi hijo recientemente tuvo una reacción alérgica a los anacardos después de comer uno por primera vez. Entré en el modo de mamá médico e investigué todo lo que pude en línea para saber cómo ayudarlo mejor. ¿Hay mucha información sobre las alergias a los frutos secos? Sí. ¿Hay diferencias de opinión sobre qué hacer? Sí. ¿Me sentí abrumada al aprender todo esto? Absolutamente. ¿Por un minuto decidí que era muy difícil resolverlo, así que no iba a hacer nada para ayudarlo? Absolutamente no. Te aseguro que normalmente no me preocupo por las alergias a los frutos secos; pero tan pronto supe que era importante para mi hijo que me educara sobre ello, me equipé. De la misma manera, no importa si nos “preocupa” la ciencia; la pregunta es si el conocimiento de la fe y las cuestiones científicas son importantes para nuestros hijos. La investigación (como señalé anteriormente) ha respondido eso con un sí inequívoco.
2. Los padres tendrán que entender que no importa si a nuestros hijos les preocupa la ciencia o no, aún deben involucrarse en estos asuntos.
Un padre me dijo recientemente que sus hijos “simplemente no son científicos”. Dijo que están más metidos en las artes; por lo que no iba a tratar de entrar en los detalles de la problemática entre la fe y la ciencia, cuando eso no es un área de preocupación o interés para ellos. Asumir que las preguntas acerca de la ciencia no afectarán la fe de sus hijos porque ellos no están involucrados en la misma, es un gran error. De hecho, creo que los niños que no se sumergen en la ciencia tienen la misma probabilidad de ser desafiados por estos problemas que los que sí lo hacen. ¿Por qué? Si carecen de interés en considerar personalmente los problemas en profundidad, simplemente pueden diferir a lo que parece culturalmente aceptado. La cultura dice que la ciencia y la fe son opuestas y tengo que elegir solo una. Bueno. La cultura dice que la ciencia ha refutado a Dios y que la fe es simplemente la aceptación ciega de algo sin evidencia. Creo que elegiré la ciencia porque no quiero sentir vergüenza. ¿Eso significa que todo niño necesita entender las complejidades del debate científico? De ningún modo. Pero como lo explico en mis capítulos sobre ciencia, todos deberían comprender los términos y conceptos claves en los que gira el debate y las suposiciones que se hacen al variar las visiones del mundo.
3. Los padres tendrán que reconocer que las preguntas sobre la relación entre la fe y la ciencia son multifacéticas.
Si bien muchos padres se sienten abrumados ante la idea de aprender sobre cuestiones científicas, otros han simplificado demasiado el asunto. Veo esto mucho en grupos de Facebook. Alguien publica una pregunta sobre cómo su hijo comienza a cuestionar su fe debido a la “ciencia”, y en segundos, todos en el grupo han resuelto el problema pegando alegremente un enlace a la organización que defiende su punto de vista; sobre la edad de la tierra. No me mal interpreten: las preguntas sobre la edad de la tierra y de la evolución son extremadamente importantes (¡escribí ocho capítulos sobre esto en el libro Keeping Your Kids on God’s Side [Manteniendo a tus hijos del lado de Dios], pero hay muchos contornos de la conversación más allá de esos temas en particular. Los niños que tienen conocimiento en una sola área, y solo una vista dentro de esa área, no tendrán la base necesaria para interactuar con el mundo de hoy.
4. Los padres tendrán que aceptar que no tenemos que ser expertos en ciencias para ser guías conocedores.
Mi hija de nueve años se ha estado preparando para su primera competencia de piano. Después de escucharla practicar su pieza recientemente, muchas veces, me di cuenta que ella seguía luchando con los mismos errores. Ella insistió, sin embargo, que no había ningún problema. No pude captar dónde estaba el problema, así que le pedí que tocara la pieza mientras miraba la lectura de la música. A pesar de que no toco el piano, he estado en bastantes de sus lecciones en los últimos tres años y he podido entender los conceptos básicos de cómo leer música. Puedo seguir y ver el ritmo, los silencios, la dinámica, etc. Cuando llegó a la parte del problema, dije: “¡Aquí! ¡Ésta es la parte que necesitas prestar atención!”. Mi hija, que es muy independiente y nunca quiere ayuda con nada, no estaba exactamente muy contenta con mi dirección. Ella respondió: “No eres una experta en piano. ¡Ni siquiera sabes tocar el piano! ¿Cómo sabrías si algo está mal o dónde está mal?”. Es cierto que no soy una experta en piano, pero mi hija no entendió que no necesito ser una experta para ser una guía conocedora. Había aprendido lo suficiente sobre los conceptos básicos y el marco teórico para mostrarle dónde estaban los problemas, aunque no pudiera sentarme y tocar la pieza yo misma. De la misma manera, los padres no necesitan ser expertos en ciencia para ser guías conocedores de sus hijos en el cruce entre la fe y la ciencia. Pero muchos padres se “retiran” de la conversación porque simplemente no se sienten capacitados para tenerla. No hay razón para hacerlo. El hecho de que no pueda enseñar a sus hijos las complejidades de la teoría evolutiva (o cualquier otra cosa) no significa que no pueda estar equipado para guiar a sus hijos de una manera significativa y que honre a Dios. Con un poco de motivación y esfuerzo, puedes aprender y mostrar cuán hermosa la ciencia describe la creación de Dios, no la refuta.