Evidencias de la resurrección de Cristo y sus implicaciones

Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.”1 Cor 15:14. Creo que esta contundente afirmación es la mejor manera de iniciar mis palabras al respecto de uno de los asuntos más relevantes de toda la Biblia. El apóstol Pablo en estos pasajes [1 Cor 15: 1-25]  está exponiendo el tema de la resurrección de los muertos y la  de Jesús al mismo tiempo; al  parecer, probablemente para refutar  lo que sería más adelante una corriente gnóstica,  o tal vez buscaba confrontar una facción judía en la  ciudad de Corinto que se oponía a la resurrección corporal. El Apóstol presenta un cuadro lúgubre al poner sobre la mesa cuales serían las implicaciones de que Cristo no resucitara en realidad. Las premisas  son las siguientes:

  • La predicacion de los apostoles y la nuestra no tiene sentido. Vs 14.
  • Nuestra Fe es vana. Vs 14.
  • Somos testigos de un hecho falso. Vs 15.
  • Aún estamos en pecado. Vs 17.
  • Aquellos que han muerto en Cristo, murieron en ignorancia y sin esperanza. Vs 18.
  • Somos dignos de la lástima de todo ser humano, desdichados somos vs 19.

No hay que ser un genio para caer en cuenta que lo expresado por el Apóstol en estas ideas es que si la resurrección es un hecho falso, todo el cristianismo indefectiblemente cae. Es decir;  la certeza de la resurrección de Jesus viene a ser el pilar que sustenta la veracidad del cristianismo histórico y la posterior esperanza cristiana de resucitar. Por lo que vemos en la Biblia, la discusión armada acerca de este tópico es tan antigua como el cristianismo mismo. El ataque a la resurrección de Jesús proviene de tres líneas de pensamiento: (1)La ortodoxia judía del primer siglo que se mantiene vigente aun hoy, (2) el insipiente gnosticismo con la creencia dualista y (3) el  naturalismo filosófico que intenta socavar la parte sobrenatural de los hechos bíblicos. Es cierto que un hecho tan transcendental como la resurrección de Jesús es increíble y cuestionable, más aun tomando en cuenta lo distante en el tiempo que estamos del hecho mismo; pero ¿habrá evidencia alguna que sustente de manera coherente y clara el hecho histórico de la resurrección de Jesús? Quiero presentar tres evidencias que sustentan el caso y luego considerar las implicaciones. Debemos dejar en claro de antemano que los evangelios son considerados como fuentes históricas confiables para establecer la historicidad de la vida de Jesus. En esto están de acuerdo la mayoría de estudiosos del Nuevo Testamento y críticos.

Evidencia 1 -El entierro de Jesus y la tumba vacía.

Tenemos en el testimonio de los evangelios que el cuerpo de Jesus fue reclamado por José de Arimatea para ser enterrado, dicho sea de paso, este hombre era un miembro del Sanedrín y como magistratura judía opositora del cristianismo en sus inicios, por tanto, ningún escritor bíblico tendría motivo alguno para armar un episodio de bondad alrededor del entierro de Jesus. Las fuentes que atestiguan el hecho del entierro de Jesus inician con el evangelio de Marcos que es una fuente temprana de historicidad. Para el caso de la tumba vacía los evangelios de Marcos y Lucas son unas fuentes históricas importantes. Debido que estos dos autores no fueron testigos oculares de los hechos sino que recogieron evidencia de quienes si fueron testigos presenciales, su trabajo se convierte en una importante labor de investigación histórica. Así que encontramos en los evangelios los elementos indicados para armar lo que pudiera ser un caso judicial y presentar una buena evidencia: dos testigos oculares [Mateo y Juan] y dos colectores de datos [Marcos y Lucas]. El mismo apóstol Pablo también es una fuente temprana importante, gracias a que  la mayoría de sus escritos son anteriores a los evangelios  lo cual los convierte en documentos dignos de considerar. Hay ciertas teorías que intentan refutar la evidencia de la tumba vacía y quisiera considerar unas cuantas y refutarlas de manera breve:

  1. El cuerpo robado por los discípulos

Los escribas y fariseos pidieron que se guardara la tumba para que no ocurriera precisamente este hecho. En la tumba fue puesto el sello del Cesar y violar este sello convertía en reo de muerte a cualquiera. Seamos lógicos, ¿ser reo de Roma en aquel tiempo? Esa no sería una buena idea y menos por causa de un cadáver. Si hubo una guardia alrededor de la tumba, para robar el cuerpo los discípulos tuvieron que vencer la guardia romana puesta y de aquí parten dos ideas más: (1) Matar a un soldado romano te convertía en reo de muerte y (2) once hombres emocional y físicamente débiles no habrían podido hacer tal cosa

  1. ¿los enemigos de Cristo tomaron el cuerpo

Ellos no tenían razones para hacerlo puesto que  ellos mandaron a asegurar la tumba. En caso de haber ocurrido esto, debieron presentar el cuerpo real de Jesus al tercer día para demostrar que realmente no había resucitado.

Evidencia 2- la teoría del desmayo, Jesus el escapista y los lienzos en la tumba.

El capítulo 20 del Evangelio de Juan narra que al entrar en la tumba se pudieron observar los lienzos con los cuales Jesús fue envuelto; en la narrativa evangélica luego de su resurrección, Juan y Pedro vieron los lienzos en la tumba y más adelante el sudario con el cual había sido enrollada su cabeza, en este pasaje hay dos detalles a considerar:

  1. Si fue Jesús quien escapó, tuvo que desenrollarse a sí mismo lo cual es poco probable por el tipo de envoltura de la costumbre judía empleada para la sepultura. Además de eso, el cuerpo de Jesús había sido golpeado salvajemente por los soldados romanos y por el castigo de la crucifixión.

Si realmente fue Jesús mismo quien escapó nos deja impresionados por sus habilidades supra-humanas ya que tuvo que desenrollarse, mover la piedra y vencer a los soldados. El evangelio de Juan narra que fueron llevadas 100 libras de ungüento para embalsamar el cuerpo de Jesus, este ungüento estaba preparado a base de resinas que se endurecían al contacto con el aire y emanaban de ella vapores que podían ser tóxicos en grandes cantidades y en lugares cerrados, si Jesús no murió por causa de la golpiza definitivamente los vapores de los ungüentos lo habrían matado. Juan también precisa  que el sudario de la cabeza estaba enrollado cuando fueron a ver la tumba; quiere decir que estamos ante una de las personas más detallistas de la historia que aún en su día de escape no escatima esfuerzos en dejar todo bien arreglado antes de huir, ¿les suena eso coherente?

Evidencia 3-El cambio después del tercer día.

Hemos visto y oído de muchas personas que han cambiado sus vidas drásticamente de un momento a otro. Eso no es de sorprender; sin embargo,  el detalle que quisiera que consideremos ahora es un caso aún más complejo, el cambio de los discípulos luego de la resurrección: ¿qué evento tan grande haría que un grupo de hombres del vulgo pasen de ser simples y miedosos a extraordinarios y valientes? ¿Cuál sería el detonante de que éste grupo removiera los cimientos de un imperio con un mismo mensaje? La Biblia nos dice que los discípulos no tenían la suficiente agudeza espiritual para entender la naturaleza del reino de Dios y como consecuencia:

  • En su mayoría teológicamente eran nacionalistas.
  • Había división entre ellos.
  • Había rivalidad por quién sería el mayor de todos.
  • Su condición emocional después de la muerte Jesús fue de temor y depresión.
  • Si vamos entonces al libro de los Hechos, luego de la resurrección vemos un cambio que es inusual desde el punto de vista conductual.
  • De ser nacionalistas pasaron a ser proclamadores del evangelio.
  • El libro de los Hechos narra que tenían un corazón y un alma.
  • Lucas narra en Hechos que buscaban el bien del otro y no el suyo propio.
  • Pasaron del temor a ser hombres que no podían callar lo que habían visto y oído.

¡Que impresionante el giro de 180 grados de estos hombres! Lo más interesante es que en la narrativa bíblica este cambio es observado en ellos luego de la resurrección del Mesías esperado. Un cambio tan radical en este grupo demandaría educación y tiempo. Josh McDowell hace una pregunta en uno de sus libros: — ¿Quién moriría por una mentira?[i] Y es cierto. Hasta qué punto estaríamos dispuestos a entregar nuestras vidas por una causa falsa o fallida. Así que únicamente hay una respuesta razonable a todas las preguntas que surgen al considerar la vida de los discípulos, lograron ver cumplida la profecía cuando exclamó: … Y al tercer día me levantaré. Tomando en cuenta que nuestra evidencia acerca de la resurrección de Jesús es clara, coherente y precisa tendríamos que concluir retomando las implicaciones declaradas a los corintios qué: Nuestra predicación tiene un fundamento vivo. Nuestra Fe esta cimentada en el poder verídico de Dios. Somos testigos del hecho más impresionante que jamás se ha visto en la historia. No estamos más en pecado, el pecado fue echado al fondo del mar. Los que murieron en Cristo están descansando en la seguridad de volver a vivir eternamente. No somos dignos de lastima sino embajadores que hablamos en nombre de Dios.

Conclusión:

Si Cristo resucitó, su venida también es ciertísima, la redención nuestra está asegurada juntamente con Él y nuestra vida asegurada en la vida de Él. Tenemos evidencia histórica y lógica para proclamar sin miedo que Jesús fue levantado de entre los muertos para venir a ser primicia de los que resucitan. Ese mismo Jesús que los discípulos vieron resucitar y vieron ascender al cielo es el que esperamos y que regresara inminentemente por nosotros para llevarnos a la patria del alma, al Cielo, donde no habrá dolor, donde todo lagrima será enjuagada, y donde mora la justicia. Así que, en la eternidad se escuchará nuestro canto de victoria, cantaremos del excelso Dios y de la certeza de su promesas, cantaremos de su santidad y amor, cantaremos la victoria del cordero, el cual es bendito por los siglos ¡amén! [i] Más que un carpintero – Cap 5; Pg 56

Luis David Alvarez Matos

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