Dios odia el orgullo

La esperanza de la orgullosa humanidad es la fe humilde en el humilde Salvador. Confiesa tu orgullo, recibe tu perdón y vive para Su gloria.

¿Hay algún rasgo más engañoso? ¿Hay algún defecto muy fácil de ver en los demás, pero muy difícil de percibir en nosotros? Despreciamos su presencia en otros, pero lo defendemos cuando se muestra en nosotros. Es el horrible defecto del orgullo, uno de una serie de rasgos hacia los cuales Dios tiene una repugnancia especial.  En esta serie estamos viendo las cosas que Dios odia, aborrece y considera abominación. Ya hemos observado que Dios odia la inmoralidad sexual, la injusticia y el engaño. Hoy consideraremos el odio que Dios tiene hacia el orgullo.

Dios aborrece el orgullo

“Seis cosas hay que el Señor odia, y siete son abominación para él2. Así lo dice el viejo y sabio Salomón. Y encabezando la lista de estos siete pecados mortales están los “ojos soberbios” (Proverbios 6:16-17). Los ojos soberbios son las ventanas de un hombre arrogante hacia el mundo. Desde lo alto de su propia superioridad, los usa para mirar a otros. Desde su pedestal, creado por él mismo, cree que puede ver con mayor claridad que su Creador.

Después, Salomón pone su mirada no en los ojos sino en el corazón. “Abominación al Señor es todo el que es altivo de corazón; ciertamente no quedará sin castigo” (Proverbios 16:5). En lugar de albergar pensamientos de amor hacia los demás, el hombre orgulloso alberga juicio y amargura. En lugar de expresar bondad y compasión, expresa desprecio. Está convencido de su superioridad en cuanto a logros, intelecto, moralidad o espiritualidad. Está obsesionado consigo mismo. 

El orgullo es, en primer lugar, una actitud de independencia de Dios. En la Escritura es también sinónimo de burla, arrogancia, insensatez, maldad y crueldad. Se opone directamente a la disposición humilde, temerosa de Dios, sumisa, modesta, confiada y llena de fe, que es agradable a Dios. “El temor del Señor es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, yo aborrezco”, dice Dios (Proverbios 8:13). Y no es de extrañar. ¿Cómo podría ser de otra manera?

¿Por qué Dios aborrece el orgullo?

El orgullo aparece primero en la lista de los siete pecados mortales porque Salomón está analizando el cuerpo desde la cabeza hasta los pies, pero también porque ningún otro rasgo es más abominable que este. Ningún defecto se opone más a Dios que este. Dios odia el orgullo porque es una manifestación de la más profunda depravación, la raíz de todas las formas de pecado. C.S. Lewis dice: “De acuerdo con los maestros cristianos, el principal defecto y el mayor mal, es el orgullo. La fornicación, la ira, la avaricia, las borracheras y todo eso, son meras picaduras de pulga en comparación con él; fue por orgullo que el diablo se convirtió en el diablo. El orgullo conduce a todos los demás defectos, es el completo estado de la mente en contra de Dios”.

El orgullo es un estado mental, o más esencialmente, una condición del corazón en la que una persona ha suplantado el gobierno de Dios sobre su vida con el gobierno de su propia voluntad. En lugar de depender enteramente de Dios, como era el designio de Dios, un corazón orgulloso ahora se mira a sí mismo para decidir lo que es bueno o malo. Este fue exactamente el error de Adán y Eva cuando decidieron desobedecer a Dios para ser como Dios.

El juicio de Dios sobre el orgullo

Debido a que el orgullo es en primer lugar un acto de traición cósmica, un acto de rebelión contra Dios, debe ser castigado. De hecho, la Biblia a menudo describe a Dios ejerciendo castigo sobre los soberbios. En Isaías, Dios promete castigar al soberbio gobernante asirio: “Y sucederá que cuando el Señor haya terminado toda su obra en el Monte Sion y en Jerusalén, dirá: ‘Castigaré el fruto del corazón orgulloso del rey de Asiria y la ostentación de su arrogancia’” (Isaías 10:12). El rey Nabucodonosor de Babilonia puso su mirada altiva sobre sus logros y sufrió las devastadoras consecuencias. “¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?”. Inmediatamente fue reducido a un estado animal hasta que se humilló lo suficiente (Daniel 4:30).

Hablando con la mente de Dios, el rey David dijo: “Destruiré al que en secreto calumnia a su prójimo; No toleraré al de ojos altaneros y de corazón arrogante” (Salmo 101:5). En el Salmo 10 declara que el orgullo es ateísmo práctico: “El impío, en la arrogancia de su rostro, no busca a Dios. Todo su pensamiento es: ‘No hay Dios’” (Salmo 10:4). Santiago declara que Dios actúa con un favor especial hacia los que son humildes, pero con juicio feroz contra los que son orgullosos. “Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes” (Santiago 4:6). La persona orgullosa enfrenta la furia de la ira justa de Dios.

Esperanza para el orgulloso

Sin embargo, aunque el orgullo es el pecado principal, también puede ser perdonado. Puede ser perdonado por el humilde Salvador, “el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:6-8). Dios se humilló a sí mismo haciéndose hombre, sufriendo la indignidad de la muerte, llevando el pecado de la humanidad. El humilde se ofreció como sustituto por los soberbios.

Cristo se humilló a sí mismo, por eso pudo ser justamente exaltado. “Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-11). Se humilló para que nosotros también pudiéramos ser exaltados. Pero nuestra exaltación primero requiere humildad. Llegar alto requiere ir hacia abajo primero. “Humíllense en la presencia del Señor”, dice Santiago, “y él los exaltará” (Santiago 4:10).

La esperanza de la orgullosa humanidad es la fe humilde en el humilde Salvador. Confiesa tu orgullo, recibe tu perdón y vive para Su gloria.

Versículos clave

Si deseas profundizar en tu estudio personal, aquí hay algunos versículos clave sobre el odio de Dios hacia el orgullo.

  • Dios aborrece los ojos altivos (Proverbios 6:16-17).
  • Dios odia una mirada orgullosa (Proverbios 6:16-17).
  • Dios aborrece al altivo de corazón (Proverbios 16:5, 8:13).
  • El orgullo es ateísmo práctico (Salmo 10:4).
  • Cristo es ejemplo de humildad (Filipenses 2:6-11).
  • Dios humilla a los que se exaltan a sí mismos (Isaías 10:12, Daniel 4:20).
  • Dios exalta a los humildes (Santiago 4:10).

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.