Mi propuesta en este artículo es que las iglesias cristianas estén dispuestas a ayudar financieramente a familias con funerales y entierros simples, que exalten a Cristo, así ningún cristiano será atraído a la cremación por ser más barato. No estoy pensando principalmente que sea parte del presupuesto, sino en un fondo de compasión apartado, en donde los miembros de la iglesia puedan aportar regularmente o cuando surja la necesidad. De ser así, las familias en duelo podrían acercarse reservadamente al supervisor de ese fondo y hacerle saber que tienen esa necesidad, y todo podría ser manejado con reserva y con cuidado entre la familia y la funeraria. Al mismo tiempo, yo sí creo en que los pastores deberían desalentar los funerales costosos. En una iglesia contracultural y saturada de la Biblia, formada de extranjeros y peregrinos con mentalidad del reino (1 P. 2:11), nadie debería ser presionado a la mentalidad de que entre más costoso sea el ataúd, más querida fue la persona fallecida. Los pastores deberían dirigir la iniciativa de cultivar un carácter distintivo en la iglesia, en donde los funerales caros (¡y las bodas!) no sean la norma. La simplicidad centrada en Dios, enraizada en el Evangelio, y que exalte a Cristo, debería ser la norma. ¿Cuántos evangélicos elegirían la cremación si el costo fuese igual o mayor a un simple y tradicional servicio de entierro? Muy pocos. Ha habido un incremento desproporcionado en la preferencia por la cremación durante las últimas décadas en los Estados Unidos (1960 – 3,5%; 1999 – 24,8%; 2014 – 46,7%; y en algunos estados está por encima del 75%). Hay muchas causas, pero la mayor, por mucho, es la combinación de la secularización y las economías. Menos personas realizan esta práctica con el criterio bíblico, y más personas quieren la solución más barata. Así que mi objetivo aquí es tratar ambas causas. Primero, estoy proponiendo que las iglesias cultiven una contracultura cristiana en donde las personas esperen funerales simples y menos costosos, y en donde todos aportemos para que cada miembro de la iglesia pueda costear este tipo de funerales. Segundo, quiero dar indicadores bíblicos de por qué el entierro es preferible a la cremación. Digo preferible, no mandato, con la esperanza de que la cultura que ha sido creada no condene ni excluya a la persona que haya elegido de manera diferente. Aliento a aquellos que eligen la cremación a no comparar nuestra desaprobación con una forma de exclusión. De otra manera, este tipo de desacuerdos no son posibles entre amigos.
La dignidad del cuerpo humano
Dos enfoques de la Escritura separan el quemar del enterrar. Uno es el enfoque en el significado y la importancia del cuerpo humano, ahora y en la vida venidera. El otro es el significado del fuego en cuanto a su relación con el cuerpo humano, ahora y en la vida venidera. Primero, la fe bíblica, a diferencia de la religión Griega, no ve al cuerpo como la prisión del alma. Así que la vida después de la muerte nunca ha sido vista como la “inmortalidad del alma” finalmente liberada de su prisión física. Más bien, el cristianismo siempre ha visto al cuerpo como esencial a la plena humanidad al punto que la vida por venir ha sido principalmente vista como la resurrección del cuerpo en una gloriosa vida eterna. Pablo no consideró el estado intermedio sin cuerpo, entre la muerte y la resurrección, como ideal (2 Co. 5:4). Lo más grandioso que puede ser dicho sobre el cuerpo humano es que el eterno Hijo de Dios fue encarnado en un cuerpo humano y lo va a tener para siempre. Él “se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre” (Jn. 1:14). Hoy en el cielo, Jesús tiene el cuerpo que tuvo en la tierra, glorificado. Cuando Él venga Él “transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a Sí mismo” (Fil. 3:21). Esta fue una inmensurable elevación en la historia de la dignidad y gloria del cuerpo humano.
Valor comprado con sangre
En esta vida dice Pablo: «el cuerpo es…para el Señor, y el Señor es para el cuerpo» (1 Co. 6:13). El prosigue a decir cosas aún más asombrosas acerca del cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Co. 6:19-20) Note cuatro hechos impresionantes: 1) Nuestros cuerpos son el templo del Espíritu Santo. 2) Cristo murió para comprarnos, incluyendo la compra de nuestros cuerpos, para Él mismo. 3) Por ende, nuestros cuerpos no nos pertenecen para usarlos como nos plazca, sino al contrario, como a Él le plazca. 4) Por lo tanto, nosotros deberíamos usar nuestros cuerpos para mostrar la gloria de Dios.
- Nuestro cuerpo, la morada de Dios.
- Nuestro cuerpo, la adquisición de Dios.
- Nuestro cuerpo, la posesión de Dios.
- Nuestro cuerpo, la gloria de Dios.
Pablo dijo que su esperanza es exaltar a Cristo «en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte» (Fil. 1:20). Glorificar a Dios es la finalidad del cuerpo; en la vida y en la muerte. Este templo del Espíritu que ha sido comprado con sangre y le pertenece a Dios, no está destinado para la destrucción final, sino para gloria de la resurrección. Es precisamente el proceso entre el cuerpo que ahora es habitado por el Espíritu, y la obra del Espíritu en el cuerpo, lo cual garantiza nuestra resurrección hasta el día final: Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros. (Ro. 8:11) “El cuerpo nunca será desechado. ¡Ha sido comprado por la sangre de Jesús!”
Un símbolo para sembrar y dormir
Todo esto conduce a una perspectiva del entierro controlada por símbolos, los cuales son verdaderos con relación a la gloria del cuerpo humano. El entendimiento de Pablo sobre la sepultura es que esta era una imagen de ser “plantado” en la tierra como una semilla que brotará con una belleza tremendamente superior en la resurrección, cuando las tumbas sean abiertas en la venida de Cristo. Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que nacerá, sino el grano desnudo, quizás de trigo o de alguna otra especie… Así es también la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible; se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder; se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. (1 Co. 15:37, 42-44) Entierro —plantando la semilla del cuerpo— es la imagen bíblica de la creencia en la resurrección del cuerpo. Los cristianos también han visto el entierro como el recostar del cuerpo como si este estuviese durmiendo, esperando despertar en la resurrección. “… Nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron” (1 Ts. 4:15). “… No todos dormiremos, pero todos seremos transformados” (1 Co. 15:51). Los primeros “sepulcros cristianos eran llamados coemeteria (cementerios), lo que literalmente significa ‘lugares para dormir’, reflejando la creencia en una resurrección futura” (Timothy George). Una de las razones por las que poner el cuerpo en el suelo, como si estuviese durmiendo, era importante, era porque nadie sabía cuándo el Señor Jesús volvería. Por ende, era posible que la trompeta pudiese sonar no mucho después del entierro, y el muerto se levantase como si sólo hubiese dormido una siesta. Pero el tema principal era el mensaje del simbolismo sobre la grandeza del cuerpo ahora, y de la gloria del cuerpo en la resurrección. El doble simbolismo de sembrar semilla, como si estuviese lista para brotar, y de recostarse para descansar, como si estuviese listo para despertarse, era la razón principal por la que cristianos han enterrado a sus muertos y provisto entierro para aquellos que no podían costearlo.
Lo aterrador del fuego
El otro enfoque de la Escritura que separa el quemar del enterrar (además de la importancia del cuerpo humano) es el significado del fuego en cuanto a su relación con el cuerpo humano ahora y en la vida venidera. El uso del fuego para consumir el cuerpo humano en la tierra era visto como una señal de desprecio. No era un tratamiento agradable del cuerpo, sino uno de desprecio. Este es el significado de la cremación de Acán. Él había traicionado a Israel, y por eso no sólo fue apedreado con su familia, sino también fue privado de un entierro normal al ser quemado. “Y Josué dijo: ¿Por qué nos has turbado? El Señor te turbará hoy. Y todo Israel los apedreó y los quemaron después de haberlos apedreado” (Jos. 7:25). Para estar claros, el fuego es un gran regalo de Dios. Calienta, alumbra, guía, cocina y refina. Pero con relación al cuerpo humano, es una cosa aterradora. Hiere, tortura, mata y destruye. Esto es lo más sobresaliente con relación al cuerpo después de la muerte. Como un cristiano quien cree en el juicio de Dios después de la muerte (He. 9:27), ¡el último símbolo que queremos usar, en relación con la muerte, es el fuego! Infierno (gehenna) es un lugar de llamas (Mt. 5:22; Stg. 3:6). Este fuego tiene la finalidad de ser sentido por el cuerpo. “… Te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno” (Mt. 5:30). “… Temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mt. 10:28). “… Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, pues estoy en agonía en esta llama” (Lc. 16:24). Resumiendo, entonces, los dos enfoques bíblicos que separan el quemar del enterrar son: 1) Lo más preciado del cuerpo humano es la compra y adquisición de Dios, ahora y para siempre, y 2) Lo aterrador del fuego en cuanto a su relación con el cuerpo humano, especialmente después de la muerte.
Otras cuatro razones para enterrar
Hay otras razones, además de estos indicadores bíblicos, que deberían provocar una pausa en nosotros antes de decidir quemar a nuestros seres queridos. (Usando la palabra “quemar” en lugar de “cremar” es como usar la frase “desmembrar bebes” en lugar de “abortar fetos” –nos previene de ocultar la realidad). Por ejemplo:
- Donde los cristianos son una pequeña minoría, la cremación es alta. Y donde la influencia cristiana está dando lugar a la rápida secularización, la cremación está incrementando rápidamente. “Casi todas las personas adheridas al Hinduismo, Sijismo, Budismo, y Jainismo creman a sus muertos… Japón tiene una de las tasas más altas de cremación en el mundo, este país reporta una tasa de cremación del 99,85% en 2008… La tasa de cremación en el Reino Unido ha ido incrementándose continuamente con un promedio nacional creciente desde 34,7% en 1960 a 73,44% en 2008… [En Canadá la tasa de cremación creció] de 5,89% en 1970 a 68,4% en 2009” (Wikipedia). (Nota: Las ciudades japonesas de Tokio y Osaka tienen ordenanzas que requieren la cremación, “debido a la falta de espacio de cementerios o por razones sanitarias”. Yo dudo que esos dos argumentos fueran decisivos si no hubiese otros temas de cosmovisión en juego. Dios les dará sabiduría a los cristianos viviendo bajo esta restricción legal adicional).
- “La primera cremación en América tuvo lugar en 1876, acompañada por lecturas de Charles Darwin y las escrituras Hindúes. Por muchos años, relativamente pocas personas (mayormente liberales y racionalistas) eligieron cremación” (George).
- La naturaleza del procedimiento de la cremación hace que la deshonestidad sea difícil de prevenir, y la honestidad difícil de hacer cumplir. Por ejemplo, ¿cómo sabrías si el crematorio realmente crema a tu ser querido, en vez de sólo deshacerse del cuerpo? Ha habido escándalos sobre este mismo tema. Podría ser más barato para el crematorio el deshacerse del cuerpo. Y a todos nos gusta lo más barato.
- ¿Cómo te aseguras de que las cenizas que te dieron son las cenizas de tu difunto ser querido? Esto es simplemente imposible de controlar. Por todo lo que sabemos, el crematorio podría tener un contenedor común de cenizas, y puede tener o no tus 3 libras de cenizas; no hay forma de que puedas saberlo.
Una propuesta modesta
Estoy alentando a las iglesias a cultivar una contracultura cristiana en donde las personas esperen funerales y entierros simples, menos costosos, y en donde todos aportemos para que un entierro cristiano no sea una dificultad financiera para nadie. Y por los indicadores bíblicos y las razones adicionales expuestas, estoy diciendo que el entierro centrado en Dios, y arraigado en el evangelio es preferible a la cremación; es preferible. No es mandato, pero sí es provechoso en la verdad cristiana, porque se convertirá en un testimonio cada vez más y más claro mientras nuestra sociedad se hace cada vez menos y menos cristiana. Artículo original de Desiring God | Traducido por Andrés Chyu